Lluvia Carmesí Parte 3

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Él la poso suavemente en la cama, mientras la contemplaba con una adoración infinita, toco su rostro apacible y se preguntaba que era lo que soñaba, sabía que no despertaría pronto por el genjutsu al que había sido sometida, pero igual quería pensar que sólo dormía plácidamente, si ese niño no estuviese con ella todo sería perfecto, pero no podía deshacerse de él como quisiera; era consciente de que la destrozaría si le arrebataba la vida a su hijo y sólo opto por verla dormir, mientras por la puerta aparecía un hombre que se arrodillaba y le daba un pergamino, él lo tomo y acto seguido lo leyó, a su vez que aquel mensajero desaparecía, mientras el que leía formaba una leve risilla en sus labios  a la vez que dejaba el pergamino en una mesa, en éste se podía leer: "Konohagakure caerá mañana", ni más ni menos, el hombre siguió absorto en contemplarla y con la mano derecha tomo una copa de vino y con la izquierda vertió el contenido de una botella de aquel líquido que previamente descansaban en aquella pequeña mesa mientras éste reía en señal de victoria.
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"Se sentía perdido, sentían que lo apuñalaban una y otra vez y donde quiera que trataba de huir, ahí estaban esos ojos infernales, tomaba su cuchillo y lo llevaba a su yugular, sólo para ver con terror que seguía vivo, mientras miraba esos endemoniados ojos y esa risa espantosa, se volvía loco y con su manos arañaba su propio cuello para causarse la muerte,pero... estaba atrapado", así eran de desesperantes y desesperanzadores las pesadillas en las que se sumergían los ninjas por el sharingan, sin opción de huir, matándolos lenta y dolorosamente, primero en espíritu y luego en vida.

Orochimaru se relamía los labios, esa masacre era sin duda dulce y placentera, nunca se había sentido tan vivo, tal vez era el hecho de que tenía tanta rabia contenida que necesitaba aquello o tal vez era porque al fin pudo probar algunos de sus experimentos que no había podido usar antes para saber si eran efectivos o tal vez sólo era el simple placer de matar, tal vez su locura al fin se había desatado y simplemente deseaba ver morir a la gente, sea lo que fuese lo hacía sentir joven y bien y entregaba todo su espíritu a la batalla.

Ambos hombres eran imparables y mientras más hombres caían era claro que ese día la lluvia ganaría, se habían tardado más de lo que Sasuke calculaba, pero, valdría la pena y quizá sólo tal vez dejarían de pelear en un buen tiempo al dejar en claro que tan fuertes eran e infundir temor a quien osará querer enfrentarlos, aunque sabía que eso tal vez no ocurriría pero al menos habrían derrotado a esa bizarra y recién formada nación; ya tendría tiempo después para analizar que significaba haberles derrotado, mientras tanto no podía cantar victoria hasta ver al último hombre perecer y a su esposa entre sus brazos, aunque su agudo instinto le avisaba que algo andaba mal pero no podía darse el lujo de ir y constatarlo.

Con su invocación, la espada en mano, sus ojos rojos, su aura asesina y usando a Susano para acabar con las bestias invocadas, realmente parecía un dios de la guerra o más bien el dios del inframundo, porque cada vez más hacía constatar al que lo veía que él era un demonio y era demasiado tarde para pedir perdón o misericordia... mientras a lo lejos aquel hombre que había lanzado el jutsu del sueño temía por su vida, pero permanecía oculto, pues si empezaba a asesinar a diestra y siniestra a la gente de la cueva temía por lo que le sucediera, además nunca en su vida había matado, sólo era un desafortunado hombre que había sido reclutado para luchar.

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Shikamaru abría perezosamente los ojos y se preguntaba el que pasaba, al abrirlos una angustiada Ino lo abrazaba con lágrimas en los ojos y él no pudo evitar preguntar:-¿qué paso?-, a lo que los intensos ojos de Ino ahora con lágrimas le respondieron:-tuviste un infarto-, él abrió desmesuradamente los ojos y se quedó sin aliento a la vez que abrazaba con fuerza a su rubia amiga.

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Hanabi llevaba un traje ceremonial y se le podía ver como ida y absorta en sus pensamientos; más que tomar posesión de un clan que ya le pertenecía, parecía que hubiese sido obligada a casarse, tomo aliento y finalmente con la pluma entre sus manos temblorosas firmo el acta que la convertía oficialmente en líder del clan.

En otras circunstancias la Hokage y los altos cargos de Konoha y el país hubiesen asistido a la ceremonia, pero en ese momento sólo el clan se encontraba, sólo el clan importaba; al terminar el último trazo la chica se volteo hacía su clan y trato de sonreír, sabía que pasaría tarde o temprano aquello, pero aún se creía muy joven para tener tal responsabilidad, aún le faltaba  crecer y madurar, se sentía abatida y sin saber si era lo correcto.

Mientras que  en otro lugar del clan, Hiashi buscaba desesperado la forma de salir y detener esa locura, pero aún le era imposible, si tan sólo pudiese contactar a alguien, a cualquiera y revelar su ubicación, pero ¿quién y cómo?, y como si hubiesen respondido a sus plegarías, un pequeño ratoncito de tinta se colaba entre las alcantarillas, lo vio acercarse y aunque no sabía como comunicarse con este, tal vez si pudiera eliminarlo, el dueño sabría que algo andaba mal y entraría al territorio a buscar el indicio de lo que pasaba, aunque, si lo hiciera tal vez este sería hombre muerto, pero tenía que tomar la pequeña señal del universo de no rendirse, tal vez no funcionara pues nadie podía acercarse al clan sin ser detectado o tomado como enemigo, pero era lo único que podía hacer; como deseaba que ese lugar hubiese sido afectado como el territorio que se vio destrozado por el ataque y poder encontrar un punto dañado, pero ese lugar estaba más firme que nunca y eso le daba una desventaja para intentar huir.

La lluvia arremetía con fuerza ahora en Konoha, era como sí el cielo expresara lo que los corazones de los aldeanos albergaban, pero también era un mal presagio que no tenía piedad contra aquella tierra que hasta hace poco estaba seca.

Luna y Oscuridad, AMNESIA TOTAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora