Esperanza

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La fatiga era evidente, pero no darían marcha atrás aunque desconocieran a quién se enfrentaban y quien era su enemigo, pero Sasuke los reconoció, eran del sonido, del país del arroz, dio un paso atrás y musitó algo a sus aliados, no podían echarse para atrás y así comenzó la batalla sin previo aviso, ninjas de la lluvia versus  ninjas del sonido, de la cascada, de otras naciones y de la hierba, Sasuke había empleado la misma estrategia en todas sus batallas y también había asignado a otra persona a que dirigiese un grupo si la situación se daba, pues en una batalla como esa todo estaba en su contra y todo podía salir mal y ahora esa era la situación pues eran diferentes estilos de jutsus y pelea, aunque estaba de su lado que no tenían que batallar con objetos tecnológicos de los cuales sabían muy poco; uno de los enemigos uso un ataque sónico, el cual hizo sangrar de los oídos a todos sus enemigos dejándolos prácticamente inutilizados de la audición en lo que durase la batalla; en ese momento no podía usar el kirin pues el terreno no le favorecía en nada, así que uso el katon a la vez que usaba su sharingan para divisar el panorama general, cuando... sintió en su abdomen un frío metal desgarrar la piel, no lo había visto ni con el sharingan, entonces maldijo su falta de sueño, pero rápidamente reaccionó y lanzo el contrataque mandando a un ninja con una hoz gigante al suelo, éste se limpio el labio y continuó la batalla, espada contra hoz, no podía usar el chidori en ese momento pues no estaba en condición de hacerlo, pero si usaría sus jutsus de fuego y básicos, así que cuando aquel enemigo se acerco lo suficiente  para atravesarlo, Sasuke uso un jutsu de sustitución y término tras de él degollándolo.

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Hinata llevaba a su pequeño en brazos y aunque no quería luchar debía hacerlo, así que puso su semblante sereno y adopto una posición de pelea extraña, era la primera vez que lo haría así que no sabía si funcionaría, puso sus pies en la posición de pelea Hyuga pero la posición de su espalda y el brazo libre era más como las empleadas para baile, era el estilo Tsukishiro, y de ella fluía chakra que la cubría como un manto, sin desenvainar la espada dio la señal al tiempo que sus enemigos quedaban frente a ellos y así comenzó la lucha; usaba el puño suave combinado con las artes que pudo aprender del templo del clan Tsukishiro, se veía con ese halo de luz como un ser divino y eso hacía que sus aliados tuviesen más fe en ganar, ella había pasado de ser la vergüenza de su clan a ser la segunda al mando de los ideales del país de la lluvia y posiblemente si todo salía bien y lograban restaurar el país hacía un enfoque positivo, dicho país optendría una nueva forma de gobierno y sus líderes serian nombrados sus reyes.

Hinata estaba concentrada en todo lo que hacía, llevaba con ella un tesoro muy preciado y no podía dar un paso en falso, a su vez que su instinto como madre había despertado, haciendo su byakugan más eficiente, era algo que no podía explicar, podía ver todo con más detalle y sentía que sus sentidos se habían agudizado, tanto que, incluso cuando tuvo a un enemigo lo suficientemente cerca para dañarla gravemente, hizo la rotación divina perfectamente aún con solo una mano, ella no pensaba en ella misma, solo pensaba en su hijo y el que ahora era su pueblo, como líder era su deber y cuando era necesario les daba ordenes para guiarlos; se sentía tan bien tener a alguien que depositara su confianza en ella, que no los defraudaría, así que como pudo hizo sellos de mano e invocó un dragón de agua nutrido por la incesante lluvia que no dejaba de golpear esa tierra maltratada y seguido de ello desenvainó su espada y bailó al ritmo de su ataque, así parecía más que un shinobi una doncella, una reina que danza al compás de la música con tan sublimes movimientos que a todos dejaba embelesados y en un abrir y cerrar de ojos la batalla término, con la resistencia como ganadora. Ella no mato a ni un sólo enemigo, sólo los dejo inutilizados y tal vez nunca podrían volver a usar jutsus y a los civiles solo los dejó noqueados, dudaba en matarlos, ella no soportaría esa carga de tener sus manos llenas de sangre, nunca le había gustado ese aspecto de los shinobi y se sentía asqueada solo con la idea; pero... debía hacerlo... debía... ¿porque?, su pensamiento se lleno de dudas, pues esa pelea  se le hacía absurda, no podía concebir cual era la razón de ella; sus súbditos vieron su duda pero pese a tomarla como una debilidad o un motivo para dudar su liderazgo, lo tomaron como una señal, ellos creían que... una diosa en forma de mujer había bajado a guiarlos y liderarlos, esta diosa era un ser divino que carecía de odio y era pura, además  de que su líder también era un dios en forma de hombre, ambos con la convicción de hacer un cambio en el mundo shinobi, un dios de la guerra y una diosa del amor, la cual no debe mancharse de sangre con los pecados humanos, debe permanecer pura pase lo que pase, ella una mujer que fue concebida en el seno del clan Tsukishiro, aquel clan pacífico que por la tiranía casi se extingue y al hacerlo desató la furia de los demás seres estelares los cuales arremetieron contra la humanidad para que expiaran sus pecados, pero... con ello también bajaron aquellos seres que se encontraron y enamoraron para guiarlos a la redención, esos eran ellos dos; así que con este pensamiento en mente uno de sus súbditos la tomo de los hombros y la obligo a no ver lo que los otros hacían, ellos se mancharían las manos con tal que su futura reina, su ahora diosa, no se ensuciase las manos, fue un pacto silencioso pero todos estaban de acuerdo, la esperanza florecía como una bella flor en medio del desierto nutrida solo con la voluntad de vivir y con el amor de sus ancestros que nutrían la tierra donde residía.

Hinata no sabia que pasaba realmente pero confió en aquel acto y se limito a escuchar el sonido de la carne desgarrándose, no era su primera vez en la guerra, ni era la primera vez viendo la muerte, pero no quería que su pequeño retoño lo contemplase aún, así que lo impediría lo mas que pudiese, sin embargo, entendió algo en ese momento y con ese acto: "ellos eran leales a ella y Sasuke", ya era imperdonable fallarles, así que cuando terminaron de acabar con aquellos enemigos, siguieron su camino en silencio, pero no era un silencio desesperante si no uno lleno de confianza y camaderismo, era un silencio de honor...

Luna y Oscuridad, AMNESIA TOTAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora