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Todo en la familia Kim era simplemente perfecto. Su vida para cualquiera podía parecer de color rosa, como solía decir SeokJin cada vez que preguntaban como era capaz de llevar una relación de 14 años sin siquiera haber sufridos peleas o problemas de parejas.

Pero la realidad era otra...

Hacia días que el hogar que habían construido juntos durante tantos años, se derrumbaba poco a poco. Los niños ni siquiera comian o dormían debidamente por escuchar los gritos constantes de sus padres discutiendo sobre cosas que para ellos no tenian relevancia o quizas que por sus edades, no entendían la gravedad del asunto. Sin saber que hacer solamente esperaban que la puerta de entrada se cerrara fuertemente para luego bajar rápidamente y dirigirse hacia el living donde su padre Jin, o como a ellos les gustaba decirle “omma”, se encontraba con la cabeza entre los brazos sollozando desgarradoramente, algo que a los niños sincerante les rompía el corazón.

Por otro lado, se encontraba SeokJin el cual, no soportaba que sus hijos lo vieran en tal estado, sabia que todo eso les afectaba de sobremanera y no quería que la pasaran mal de pequeños como le había sucedido a el. Necesitaba que sus hijos disfrutaran de un bello y calido hogar como había sido desde un principio, pero todo eso se había vuelto difícil desde que NamJoon pasaba mas tiempo en su estudio, según el, trabajando en unos nuevos proyectos que requerían de mucho tiempo y esfuerzo.

Y el mayor ya comenzaba a dudar, su esposo no le tocaba un pelo hacia aproximadamente un mes, y de cierta forma eso era raro en el, NamJoon solía ser muy activo en cuanto a hacer el amor se refería.

Quizás... NamJoon ya no lo amaba o pensaba que ya no era atractivo, y eso si que dolía.

Ya les era bastante difícil respirar dentro de aquellas cuatro paredes, el nudo en la garganta de SeokJin cada vez era mas grande y en verdad estaba pensando en rendirse, sinceramente no podía mas. Pero... ¿que debía hacer? ¿Colgar la toalla o... ser fuerte por su familia? Realmente no lo sabía.

Amaba a sus hijos y quería que ellos fueran felices, con dos padres que se amen. Tenía que hablar seriamente con NamJoon sobre que iban a hacer, y no iba a esperar un “estoy cansado Jin, convercemos después” por respuesta, y aún así era algo que no sucedía porque el mayor al despertarse por la mañana, el cuerpo de su esposo ya no sé encontraba en la cama y ni siquiera en la casa misma.

Esperaría a la noche y lo abordaria por las buenas o las malas.

[...]

— Papá, ¿papito Nam no vendrá? — pregunto una Hyo triste con su oso de peluche entre los brazos.

SeokJin sonrío derrotado y arropó más a su hija para luego darle un beso en la frente.

— No se bebé, papá tiene mucho trabajo, ya sabes... — al ver la cara de decepción de su hija suspiro aguantando las ganas de llorar por milesima vez.

Esto era lo de todos los días. Estaba harto.

— Está bien, papá — la pequeña tomó la mano de su padre y le dió en beso en ella —. Todo irá bien.

El mayor sonrió una vez más y se levantó del borde de su cama. Acarició el cabello de su hija y al verla ya dormida, decidió retirarse de su habitación. Al cerrar la puerta cayó rendido contra ésta y comenzó a llorar soltando todo lo que había estado aguantando durante todo el día. Sentía que el nudo en la garganta se hacía cada vez más profundo, sentía que iba a morir. Realmente estaba llegando a su límite.

Suspiró con profundidad y se paró medio tambaleante mientras se  secaba las lágrimas fuertemente. Bajó las escaleras y se dirigió al living, se sentó en el sofá y se propuso esperar a NamJoon, esa noche hablarían sin pretextos de por medio.

180717 | lula
namjin

last chance #o2 | namjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora