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Repiqueteo los pies sobre el suelo y tomó la taza de café entre sus manos, largó un suspiro satisfecho cuando el calor del líquido lo recibió.

Acercó la taza a su boca y al levantar la vista casi se ahoga. Sandeul lo miraba fijamente con sus ojos marrones analizándolo por completo. Quiso sonreír, pero más bien le salió una mueca inconclusa. De igual modo seguía sin estar incómodo pero estar en silencio con un chico lindo que te observa como si fueras lo más caro del mundo, era en verdad extraño y un poco... satisfactorio de cierta manera. Quiso reír por sus ocurrencias, aunque si lo hacía iba a quedar como un loco frente a su nuevo amigo.

¿Quieres charlar sobre lo que sucedió? —decidio hablar el castaño una vez que la taza de café hubo abandonado los gruesos labios del pelirrosa.

Jin le dirigió una mirada significativa y suspiró mientras asentía.

—Bueno... yo no sé por dónde comenzar exactamente... —junto sus manos sobre la mesa y se sorprendió cuando las manos ajenas tomaron las suyas en un gesto de comprensión que hizo dar un vuelco a su corazón.

—Comienza por donde quieras, tenemos tiempo —sonrio en grande y SeokJin tuvo que tragarse un suspiro soñador por aquel gesto.

Diablos, si que es apuesto. Expreso en su mente sonrojandose por sus locas ideas.

—Y-yo... tengo un esposo, su nombre es Kim NamJoon, nos conocimos en una situación bastante... peculiar —bajo la mirada y esbozó una sonrisa de lado —. Mi vida era una mierda antes de conocerlo, e-el... me rescató de la calle —los ojos de Sandeul se abrieron a tope y tragó saliva antes de continuar —. Pasó bastante tipo para poder aclarar nuestros sentimientos pero a pesar de las circunstancias logramos llevar un matrimonio de más de 14 años, ¿puedes creerlo? —el castaño se encogió de hombros de manera cariñosa y Jin entendió eso como un pie para continuar —. Todo se vino abajo cuando regreso la estúpida de su ex novia, Yummy, lo siento hasta su nombre me da ganas de vomitar.

SeokJin levantó la vista cuando oyó una escandalosa carcajada venir desde el contrario. Sonrió un poco y junto las piernas con timidez. Vaya, se le había hecho un hábito hacer aquello desde que estaba en compañía de Sandeul.

—Eres tan gracioso, Jinnie. Admiro tu capacidad de tener buen humor aún si estás hablando de algo que de verdad es doloroso, desearía ser como tú.

—Solo trato de sobrellevarlo, JungHwan. Créeme que mi corazón está destruido por dentro.

—Te creo —el otro asintió de manera segura y suspiró —. Me ha pasado algo parecido, no tanto como lo tuyo, pero sufrí mucho por esa persona. Aún lo recuerdo, aunque ya no lo amo. Aprendí a sacarlo de mi cabeza por más que me costara.

Jin escuchó atento cada palabra que aquel muchacho decidía compartir con él y le pareció extraño sentirse tan a gusto con alguien que no fuera alguien de su familia e inclusive con sus amigos. Aquel chico de cabellos castaños y lentes redondos le brindaba seguridad y protección a su alrededor. Y aunque le doliera y no quisiera pensar en eso, su mente caía de nuevo en la imagen de cierto moreno de labios gruesos y adorables hoyuelos.

Lo odiaba por hacerle aquello. No tenía el derecho de arruinar su vida una y otra y otra vez a su gusto y antojo como si solo pensara en su bienestar. ¡Por dios! También estaban sus hijos en el medio, ni siquiera pudo respetar eso cuando lo engañó de una forma malditamente descarada y sin remordimientos, porque si, le había pedido perdón miles de veces pero eso no arreglaba el hecho de que su corazón se había ido resquebrajando con el tiempo, sintiendose incapaz de dejarlo así y como la buena persona que era preocuparse por otros. Ahora se daba cuenta de las heridas que tenía en su alma y dolía, joder si que dolía. No solo porque NamJoon lo había engañado si no que ahora sentía que su relación y su matrimonio habian sido una vil mentira.

JiMin no fue el que lo engañó, tampoco TaeHyung ni mucho menos Hoseok, había sido el amor de su vida. Y aquello no ayudaba en lo absoluto, porque demonios lo amaba y ya no sabía qué hacer para tratar de olvidar todo lo que le hizo. Lo amaba pero quizás un par de vueltas de páginas no ayudarían esta vez.

No sintió cuando comenzó a llorar, tampoco cuando unos brazos fuertes lo arroparon en su pecho sintiendo una calidez que nunca había experimentado y eso lo asustó por un momento. Levantó la vista y se quedó sin aire al ver que el rostro de Sandeul y el suyo estaban demasiado cerca.

—No llores, una persona tan maravillosa como tú no debe desperdiciar lágrimas —paso sus pulgares por las mejillas del mayor y este se sonrojo violentamente —. Se que tienes una historia Jin, y por nada del mundo te obligaría a que te olvides de eso, pero veo que tú corazón está roto y por lo visto no es la primera vez que sucede —SeokJin se le quedó viendo fijo y asintió —. También se que recién nos conocemos, pero... ¿sabes qué? —el pelirrosa negó con curiosidad todavía entre los brazos del castaño —. Me gustaría ser el hombre que instale una sonrisa en tu rostro, me gustaria conocerte más, ¿me darías ese honor Kim SeokJin?

El corazón del pelirrosa estaba por salir corriendo de su pecho por tan lindas palabras y quizás eso fue lo que lo catapultó a decir aquello que tenía en la punta de la lengua desde que Sandeul comenzó a hablar.

—Eso me gustaría... me gustaría mucho Sandeul —acaricio su mejilla de forma delicada y poso un leve beso en su piel blanca.

Algo en su mente le decía que no todo se sentía del todo correcto. Pero necesitaba ser feliz y traer un poco más de calma a su vida.

Sandeul le prometió estar ahí, sabiendo que tenía hijos y una historia detrás. Se arriesgaría.

¿Por qué no? se dijo mirando el perfil del hombre apuesto que lo tenía entre sus brazos, sin darse cuenta que en la ventana de aquella cafetería un hombre moreno de pelo violeta y bufanda hasta arriba lo observaba con decepción, desilusión y derrota sintiéndose un fracaso por haber perdido definitivamente al amor de su vida.

141217 | namjin
lula

last chance #o2 | namjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora