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— ¿El está bien? —YoonGi preguntó con un aura de preocupación rodeándolo por doquier, pues uno de sus mejores amigos estaba cayendo en una depresión profunda y el no podía hacer nada por remediar aquello.

JiMin lo observó con el ceño fruncido y negó con tristeza, dirigiendo de inmediato su vista hacia su hyung favorito, el cual ahora se encontraba con una manta sobre su cuerpo y su mirada recargada en la ventana. No soportaba verlo así, le dolía el corazón a más no poder y las ganas de llorar venían solas, haciéndole sentir mil y un sentimientos de frustración, dolor, rabia y muchas otras cosas que no podía describir con solo palabras. Una de las personas que más adoraba en su vida, se estaba consumiendo frente a sus ojos, débil, frágil y nostálgico.

—Cariño, ¿necesitas que vaya a ver a los niños? —lo abrazó por los hombros y deposito un suave beso en su frente —. Tu puedes quedarte con Jin, el necesita un poco de compañía.

El más bajito dio un gran suspiró y sonrió, girando el rostro y dandole un corto beso a su pareja en los labios haciéndolo sonreír también, dejando ver esas adorables encías que tanto le gustaban ver.

—Esta bien, amor —se puso de frente y le subió el cierre de la campera de cuero que estaba vistiendo ese día debido a que afuera el clima estaba muy frío por el reciente cambio de estación —. Dale saludos de mi parte a mis sobrinos, diles que su tío JiMinnie los ama mucho.

YoonGi asintió y salió por la puerta llevando su mochila consigo.

JiMin mordió su labio de forma inconsciente y se debatió mentalmente en sí ir a apoyar a su amigo o dejarlo que se desahogara solo, no obstante, juntos sus manos y con pasos lentos se acercó a su amigo. Le tocó el hombro y Jin dió un brinco por el susto. Últimamente no sabía donde tenía la cabeza y se distraía con facilidad. Sus pensamientos lo llevaban a pensar cosas horribles y llenas de sufrimiento haciendo oprimir su corazón del dolor que sentía. Quería ver a sus hijos, quería arreglar las cosas con NamJoon, pero necesitaba despejarse y arreglarse consigo mismo. Esta vez no cedería fácilmente, esta vez su corazón no había resistido ese golpe tan fuerte.

Cuando pensaba que estaba todo bien, era como si el destino se hubiera puesto en su contra arruinando todos sus planes a futuro y los momentos felices que había construido al lado de su bella familia.

Era una lucha constante por ser feliz, y eso en verdad dolía mucho. Nunca penso que su vida sería tan difícil, pero allí estaba con los ojos rojos de tanto llorar y su propia alma caía a sus pies.

¿Por qué no podía ser feliz? Se preguntó con rencor y rabia mientras sentía como las lágrimas amenazaban con salir de nuevo. No quería llorar, no quería soltar más malditas lágrimas por algo que no tenía arreglo. Soltó un gemido lastimero cuando los brazos de su mejor amigo cayeron sobre su cuerpo, en un abrazo comprensivo y calido, como sabía que le gustaban cuando se sentía mal y estaba por perder la batalla consigo mismo.

—Chim, y-yo... No puedo seguir así —su cuerpo se movió con brusquedad por su llanto reprimido y sollozo con más fuerza, intentando que todo el dolor se esfumara de su corazón por arte de magia.

—Jin hyung deja de llorar, por favor —sobo su espalda con parsimonia y trato de retener sus propias lágrimas.

No quería llorar, debía ser fuerte para su amigo. Debía ser un pilar para el, ayudarlo y tratar de hacer que al menos el mayor sonriera.

—Esto es tan difícil... —sorbio por la nariz y continuó —. ¿Soy una mala persona? —solto de repente, descolocando a JiMin por su rara pregunta.

JiMin se despegó de su cuerpo y río levemente observando al mayor con el ceño fruncido debido a su confusión.

— ¿Usted mala persona, hyung? —quiso volver a reírse pero al ver la cara sería de su amigo desecho esa idea —. Claro que no, ¿qué clase de broma es esta?

— ¿Entonces por qué me suceden todas estas cosas a mi?

—Hyung, yo creo que...

—Debo haber sido un hijo de puta en mi otra vida —rio sin gracia, haciendo que en la cabeza de Park sonarán mil alarmas.

—Hyung, no hable así de usted —se separo de el por completo y observó sus ojos avellana, vacíos, oscuros. Sin sentimiento y eso de cierta forma lo angustio.

—¡Deja de poner las putas formalidades JiMin! —grito de repente asustando al menor.

—B-bueno... pero SeokJin cálmate.

—Estoy por explotar y ¿dices que me calme? —se paro de su lugar alzándose en su prominente altura.

JiMin trago saliva y retrocedió por inercia viendo como ahora los ojos de su mejor amigo cobraban otro tipo de brillo. Tenía miedo, ese no era su amigo.

—SeokJin, siéntate. Vamos a hablar, ¿quieres? —dio un salto cuando el mayor le dio un puñetazo a la pared.

—¡No me des órdenes! Todos me odian, ¿por qué carajos se preocupan por mí? —avanzo hacia la chimenea de la casa y tiro de un solo golpe todos los cuadros y adornos que estaban sobre la superficie de marmol.

JiMin abrió los ojos a tope y se paro corriendo a la cocina. Se abrazo a si mismo cuando otro estruendo sonó en la sala. Pero su miedo fue más grande cuando escucho el ruido de la puerta abrirse y cerrarse con brusquedad. Fue corriendo hacia la entrada y se dio cuenta de que SeokJin se había ido.

Abrió la puerta con desesperación y abrazo su cuerpo por el frío repetido del ambiente. Bajo con rapidez las escaleras y miro hacia todos lados buscando con la mirada a su amigo.

—Maldicion —golpeo el piso con el pie y se sostuvo el cabello con fuerza.

Entro a su casa de nuevo y tomó su abrigo café dispuesto a ir por su amigo.

Tenía que encontrarlo antes de que cometa una estupidez.

131217 | namjin
lula

last chance #o2 | namjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora