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Jin camino sin rumbo fijo con las manos en los bolsillos y sus pasos, ligeros pero elegantes. A pesar de estar pasando por un momento duro y triste, aquel hombre nunca perdía el encanto.

Estoy hecho un desastre, al menos debe quedarme esto, ¿no? Se preguntó con burla mientras sonreía apenas y negaba con su cabeza. Rodeo su cuerpo con sus brazos y abrió la boca en una o cuando el viento frío pegó contra su piel descubierta. Era un idiota. Olvido traerse un abrigo, a estas alturas pescaria un resfriado y no es como si aquello le agradara mucho. No tenía nada, lo menos que podia darle la vida era salud.

Siguió caminando hasta que llegó a una plaza que no reconocía, miro hacia todos lados y se dio cuenta que había caminado más de la cuenta. Probablemente se había perdido. Volvió a suspirar y se encogió de hombros como si esa situación no le importaba. Bueno, ¿qué le importaba ya a estas alturas? Estaba más que jodido.

Apoyo sus codos en sus rodillas y sostuvo su rostro. Hizo un puchero cuando sintió que las lágrimas volvían a él y respiro profundo para no volver a caer en eso que tanto odiaba. No quería seguir llorando, probablemente ya ni siquiera le quedaran lágrimas. Tallo sus ojos y se enderezó en su lugar, abrazándose a si mismo comenzando a temblar por los espasmos de su cuerpo además de la brisa fresca de otoño que pasaba por esa mañana. Sus dientes castañaron y quiso pegarse por ser un imbécil y no haber traído su abrigo. Estaba tan ensimismado en salir corriendo y despejarse un poco que no se había acordado de nada. Y hasta este momento recordo haber destruido el living de su amigo en un ataque de ira y nervios.

Sus amigo debio asustarse en ese momento. No debía hacer eso, el no era así. ¿Qué diablos le pasaba a su cabeza de mierda?

—Hey, toma. Después de todo no la necesito, traigo un suéter conmigo —dio un respingo cuando oyó una voz suave a su lado. Se tomó el pecho y giro en su dirección encontrándose con un chico más o menos de su edad, castaño, linda sonrisa y con anteojos.

Frunció el ceño a no entender y el castaño rió divertido mostrándole una cazadora de cuero. SeokJin lo miro con desconfianza. Sin embargo, se tenso de sobremanera cuando aquel chico coloco con delicadeza la prenda de vestir sobre su cuerpo. Suspiró totalmente satisfecho e inhaló con los ojos cerrados, recibiendo ese calor -y el perfume que estaba impregnado en ella- con una sonrisa.

—G-gracias... —tartamudeo sintiendo nervioso de sobremanera. El contrario sonrió y asintió con la cabeza poniendo su mano cerca de su rostro.

—Mi nombre es JungHwan, Lee Jung Hwan —espero aún con esa sonrisa preciosa en su rostro y Jin también esbozó una sintiendose extraño por estar sonriendo después de tantos días. Estrecho su mano con timidez y sintió sus mejillas arder cuando JungHwan apretó con cariño.

—Soy Jin —hablo por fin regalandole una sonrisa al de linda sonrisa —. Kim SeokJin.

—Es un gusto Jin, tú puedes decirme Sandeul, claro si quieres —rio divertido mirándolo fijamente.

SeokJin quiso decir un awww, cuando observó como las mejillas de JungHwan se teñian de un debil color rosa. Estaba sonrojado y Jin no dudaba que él estaba en las mismas condiciones.

—Tambien es un gusto Sandeul.

—Y dime, ¿que hace un chico tan lindo como tú tan triste? —abrio los ojos en sobremanera y se palmeó la frente bajo la atenta y confusa mirada del pelirrosa —. Lo siento, lo siento. No quise ser metiche, es que cuando tomo confianza hablo mucho, empiezo a divagar y sabes mi madre me decía que las personas no siempre querían hablar de sus problemas con desconocidos. Sabes ella solía regañarme demasiado, dejaba de darme esas ricas galletas que hacia para mí y...

—Mi esposo me engañó y la mujer con la que se acostó está embarazada —solto de repente cortando el parloteo del otro chico, el cual estaba con la mirada perdida sobre el.

—Ah, y-yo... —se rasco la nuca un poco nervioso y vio como abrio la boca en busca de que decir —. Lo lamento Jin, no debí entrometerme. No hace falta que me digas na...

—No sabes el descaro que tuvo aquella mujer de venir a nuestro hogar y decir con una sonrisa que estaba esperando un bebé, ¿puedes creerlo? —sus ojos comenzaron a picar y dejó salir una risa amarga que se perdió en el aire junto con un resoplido de su acompañante.

Los dos se sumieron en un silencio para nada incómodo y SeokJin miro de reojo a Sandeul, el cual no le quitaba la mirada de encima. Aquello no lo puso nervioso en realidad.

—SeokJin, ¿qué dices si vamos a tomar un café y me cuentas mejor? ¿Qué dices? —aparecio de nuevo esa sonrisa y Jin sonrió también sintiendose satisfecho por haber sonreído dos veces en el día. Un total récord.

—Me parece perfecto.

Sandeul se paró emocionado y en un arrebato tomo su mano sin darse cuenta. Cuando notó lo que había hecho lo miro fijo con las mejillas las sonrojadas que antes y se mordió el labio con nerviosismo.

—Lo siento, ¿ya dije que soy muy impulsivo?

—Creo que si —el pelirrosa esbozó otra sonrisa y sin remordimientos volvió a tomar su mano en un gesto sin dobles intenciones. El castaño dirigió su vista hasta sus manos entrelazadas y la apretó con cariño.

—Entonces vamos —comenzo a caminar emocionado.

SeokJin necesitaba despejarse y contar todo lo que sentía en ese momento y quizás Sandeul no era mala idea.

141217 | namjin
lula

last chance #o2 | namjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora