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Comenzaron a besarse con desesperación, logrando que sonidos húmedos resuenen por todo el ambiente. NamJoon giro a SeokJin y lo pego con brusquedad contra la pared tirando un par de cosas en el proceso. Comenzó a frotarse contra la erección del mayor, sacandole agudos gemidos, los cuales hacían perder la poca cordura que le quedaba al menor. SeokJin tomo los extremos del cuello de la camisa de NamJoon y la abrió violentamente rompiendola, los botones volaron por doquier y la tela cayó al piso. Lamió sus labios cuando observo la piel canela que poseia el torso del menor. Quería marcarlo, quería morderlo hasta que no quedará lugar por donde pasar su lengua y sus dientes, saborearlo y demostrar que ese cuerpo siempre fue suyo.

— Ahora me debes una camisa, pequeño travieso — susurró roncamente en el oido de SeokJin, debido a esto un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza.

NamJoon camino fuera del baño con Jin aún arriba y se dirigió hasta la cama, donde se sentó con el mayor a horcajadas encima suyo. El menor apretó con fuerza el cuerpo del mayor contra el suyo mientras el pelirrosa despeinaba el cabello violeta de NamJoon, aprentandolo y jalandolo debido a la intensidad del momento.

El moreno acarició el tentador y rosado belfo del mayor con su lengua pidiendo acceso a su cavidad bucal donde ingreso su sin hueso explorando todo, sacandole un suave gemido a Jin.

— Maldición Kim SeokJin, alborotas mis hormonas. Sabes como enloquecer a un hombre — mordió su propio labio y metió sus manos debajo de la camiseta del pelirrosa acariciando su espalda. El mayor se retorcio por la nueva sensación, su pecho se unio mucho más al contrario, casi como si fueran una sola persona.

La temperatura en la habitación subía cada vez más, asfixiandolos de tanta anticipación. Necesitaban probarse, tocarse y besar hasta que sus cuerpos dijeran basta.

El sonido de sus respiraciones agitadas, sonaban casi como una melodía erótica que inundaba sus oídos.

SeokJin comenzó a moverse de atrás hacia adelante, produciendo una deliciosa fricción entre sus dos grandes y despiertos miembros. Paso sus manos sobre los pectorales de NamJoon, y la dureza de estos lo hizo suspirar, en verdad no tenía de que quejarse, su esposo era todo un adonis digno de admirar. Se sentía un verdadero afortunado de tener ese privilegio para el solo.

Y NamJoon pensaba lo mismo de el. Tener un esposo como SeokJin era un verdadero milagro. Cocinaba, lavaba, limpiaba, planchaba, tenía una sonrisa de ensueño y sabía como montar su pene por las noches. Tampoco tenia de que quejarse, nadie era mejor que el mayor, nunca encontrarias a alguien mejor en el hogar y mucho menos en la cama.

El moreno bajo una de sus manos hacia el cierre del pantalón del pelirrosa abriendolo y metiendo su mano dentro de sus boxers blancos. Acarició levemente su miembro, SeokJin tiró la cabeza hacia atrás extasiado.

— ¿Te gusta bebé? ¿Quieres que papi te acaricie allí? — el mayor dejo escapar un gruñido desde lo más profundo de su garganta y asintió repetidas veces —. Quiero que hables — apretó la punta fuertemente, SeokJin frunció el ceño y retuvo las lágrimas, necesitaba que NamJoon lo tocara.

— S-si... q-quiero que papi me toque y me haga gritar... toda la noche — susurro como pudo. La voz se le había atorado debido a la sensación que producía su miembro aprisionado en la gran mano del menor.

— Así me gusta cariño.

NamJoon comenzó a mover su mano sobre el miembro erecto de Jin, tratando de acariciar toda su extensión, con la otra mano toqueteo un poco el trasero del pelirrosa, apretandolo y pellizcandolo un poco. SeokJin dejó caer su frente en el hombro de NamJoon regalandole suaves gemidos y jadeos en su oído. Debido a esto el moreno estaba cada vez más duro, también necesitaba un poco de atención allí abajo.

last chance #o2 | namjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora