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En verdad necesito que me ayudes Hobi — hablo NamJoon desesperado a través de la línea.

Se escucho un suspiro y luego la voz de HoSeok. — Está bien, pero... prometeme que no lo volverás a lastimar, maldición sabes lo que significa el para mí, es como mi segunda madre.

NamJoon rió levemente. — Lo sé, te prometo que haré lo posible por arreglar mi metida de pata.

Okey, te creo. En un rato iré a buscar a los niños, ya sabes, ellos aman a su tío JHope — se escucho una risa del otro lado.

Sisi, deja tu altaneria Jung — el moreno rodo los ojos y luego de escuchar un “adios” por parte del azabache corto la llamada.

Guardo su teléfono en el bolsillo trasero de sus pantalones y decidió ir a ver si sus hijos ya estaban preparados y con todas sus pertenencias ordenadas. Golpeo la puerta de la habitación de su pequeña y se escuchó un “ya casi papá”. NamJoon sonrió y siguió su camino hasta posicionarse frente a la puerta de los varones. Iba a abrir la puerta cuando la conversación que mantenían los dos muchachos llamo mas su atención.

— Tengo miedo de que papá y papi vuelvan a pelear — MinJoon, su pequeño, parecía bastante preocupado y eso hizo que un sentimiento de remordimiento y culpa asaltaran su corazón.

Acerco un poco mas el oído hacia la superficie de madera y sigo escuchando.

—Tranquilo cielo, no va a suceder de nuevo. ¿Confias en papá?

Se oyó una pausa que puso los pelos de punta al moreno y luego la voz fina del menor. —Si... JinSoung.

NamJoon se había propuesto enamorar de nuevo a Jin, usando todo lo que tuviera a su alcance y brindándole todo el amor que se merecía. El moreno aceptaba que había sido una mierda de persona por haber hecho eso. Haberlo engañado no fue su opción al principio, pero estaba tan frustrado y cansado que busco donde no debía y peor aún con esa mujer que lo había lastimado tanto tiempo sin haberse dado cuenta.

¿Cómo había sido tan idiota de caer en las garras de esa bruja? Realmente no lo sabía, aunque ya era tarde para lamentarse. Por su propia culpa su matrimonio y su hermosa familia estaba por arruinarse.

Y si no lo evitaba podía suceder en cualquier momento.

[...]

SeokJin se acercó a la caja y depósito todos los productos y alimentos que había recogido de los diferentes estantes. Saco la billetera y espero que la cajera le dijera cuanto tenía que pagar.

— Son 12.50 — hablo la chica con voz monótona.

El pelirrosa dejo los billetes sobre la mano de la morena y agarró las bolsas con lo comprado.

— Gracias y que tenga un buen día.

SeokJin dió una inclinación de cabeza y se dispuso a salir del supermercado, se dirigió hacia su auto y entró dejando las bolsas en el asiento trasero.

Hoy tenía planeado hacer un pastel y las comidas favoritas de sus niños. Al menos cocinando lograba distraerse de los problemas del hogar, y la distancia que había dejado entre NamJoon y el. En el fondo de su corazón extrañaba a su moreno de lindos hoyuelos pero su mente le decía que no le hablara ni viera, porque conociendo como era de sensible y frágil, seguramente cederia al mínimo contacto con su marido, realmente no estaba en sus planes perdonarlo tan rápido y de forma fácil.

Lo que le había hecho no tenía nombre.

Apretó el volante fuertemente por la impotencia que sentía en ese momento. Sintió como lágrimas caían por sus mejillas, ya estaba cansado de llorar, lo hacía cada día y cada noche. Su corazón estaba tan dolido que de alguna manera necesitaba liberar todo ese dolor y la única manera era llorar y llorar.

Respiro profundamente y encendió el auto, debía ir a casa si no quería llegar tarde. Puso en marcha el motor, aceleró y comenzó a dirigirse hacia su hogar.

Estaba ansioso de que sus hijos probaran su pastel de chocolate.

[...]

— ¡Niños ya llegué! — SeokJin dejo las bolsas sobre la mesada y fue a buscar a sus hijos.

— Hijos, papi está en casa.

Subió las escaleras y entró a las habitaciones de sus hijos pero no sé encontraba ninguno. Confuso y un poco asustado bajo de nuevo hacia el primer piso y se llevó la sorpresa de NamJoon sonriendole con un ramo de rosas entre las manos.

— H-hola Jin — tartamudeo nervioso mientras se acercaba lentamente y tendía las flores frente a el.

— Hola.

Frunció el ceño y trato de hacerse el duro pero por dentro se estaba derritiendo de la ternura, el moreno había tenido un gesto demasiado lindo con el y eso le encantaba. Obviamente que no lo admitiria.

—Gracias —tomo las flores y las olio, quedando encantado.

—Yo... quería... p-preguntarte si, ¿vendrías conmigo a cenar? —el mayor abrio los ojos sorprendido y tragó saliva.

—NamJoon, yo...

—Por favor, es para que hablemos. No tienes que perdonarme si quieres, solo necesito que me escuches — sostuvo sus manos con las de Jin y las acarició lentamente.

El mayor hizo una mueca. Quizás, no fuera tan malo al menos escuchar lo que tenía para decir. Después de todo tampoco era tan maldito como para negarle tal cosa a NamJoon.

—Está bien, solo eso.

—Si, solo eso —Namjoon sonrió emocionado.

—Entonces iré a cambiarme, ya vengo.

SeokJin subió de nuevo las escaleras y entró a su habitación, abrió el ropero y comenzó a sacar ropa para ver qué se iba a poner para esa noche. Se acercó a la cama y observo todo lo que había acomodado sobre está, cuando iba a tomar una camisa, escucho el ruido de un celular, como si hubiera llegado un mensaje.

En la mesita de luz se encontraba el teléfono del moreno, se acercó hasta allí y observo la pantalla iluminada por una notificación. Tomo el aparato entre sus manos y lo desbloqueo encontrandose con un mensaje de texto. Lo abrió y con solo leerlo sintió como su corazón se rompía de nuevo.

Yummy:

“Joonie, espero que se repita lo de la otra vez, en verdad lo disfruté. Estuviste asombroso. Mi cuerpo te espera de nuevo bebé.”

¿Qué?

300717 | lula
namjin

last chance #o2 | namjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora