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Los dos esposos rieron divertidos por las anécdotas del pasado que el menor contaba con tanto cariño. La estaban pasando en grande, no creen haber pasado un buen momento así en mucho tiempo.

—¿Recuerdas esa vez que JiMin se ofreció a lavar la ropa del grupo y metió tu camisa rosa con los boxers blancos de YoonGi? El pobre estaba tan avergonzado que no quiso salir de la casa por una semana —comento el moreno mientras se secaba una lágrima del ojo y el mayor hacia lo mismo.

El pelirrosa se llevó una papa a la boca y se tomó el estómago intentando no reír tanto porque si no escupiria todo.

—¿Y recuerdas esa; cuando HoSeok le puso leche agria en el vaso a JungKook? El baño ya era como su hogar —el pelivioleta largo una risa estruendosa que por poco se caía de la silla.

—Lo recuerdo, oh dios... —trato de regularizar su respiración y tomo de su vaso de vino —. Hemos pasado buenos momentos entre todos, somos una gran familia —asintio convencido de eso y le sonrió al mayor quien le devolvió la sonrisa de inmediato.

El menor se quedó observando fijamente al pelirrosa tratando de entender como ese gran hombre era todo suyo. Desde sus dedos extraños pero adorables, su risa de limpiaparabrisas o su adicción a la comida la cual ni siquiera lo hacía engordar. Era bello en todos los sentidos, además de buen esposo era buen padre y estaba seguro que sería buen abuelo en un futuro. Su sonrisa se ensancho con ese solo pensamiento.

—¡Hey! ¿Que tanto me ves? —SeokJin lo observo con una sonrisa y corrió el plato hacia un lado dando por terminada su comida y la bebida.

—Veo lo hermoso, perfecto, tierno y sexy que eres —con lo último se sonrojo y sintió como el calor llegaba hasta sus orejas, en ocasiones el menor podía ser demasiado directo.

Algo que sinceramente le encantaba.

—¿Terminaste? —el mayor cambio de tema rápidamente y señaló el plato del moreno quien asintió en respuesta.

—Quisiera el postre, ¿que hiciste? ¿Algo dulce o salado? —pregunto entusiasmado el menor sin saber que el mayor se lo había tomado como doble sentido y el perfecto pie para comenzar con su verdadero propósito.

—Es... —el mayor se paró lentamente bajo la mirada del moreno —... dulce y salado, depende de como tú lo veas —comenzo a caminar hacia el y quedó enfrente suyo.

NamJoon tragó saliva y lo próximo que ocurrió no lo tenía en mente. El mayor giro su silla y con una rapidez inimaginable logro atarle las manos tras de su espalda.

—J-Jin... cariño... ¿que haces? —tartamudeo entre confundido y ansioso.

SeokJin lo observo fijamente a los ojos y se mordió el labio seductoramente. Luego comenzó a desabotonarse los botones del tapado uno por uno, dandole una deliciosa tortura al menor quien lo recorría de pies a cabeza, ansioso por tocarlo, algo que obviamente no iba a poder hacer todavía. Lo próximo que hizo fue deslizar con suma lentitud la tela de sus hombros haciendo que aquel abrigo que lo incomodaba quedará libre sobre el piso de madera.

Y NamJoon sintió que el mundo se le paraba, además de otra cosa. Frente a el una obra de arte viviente lo observaba con una intencidad inimaginable. Lo que tenía frente a sus ojos era la viva imagen del erotismo y el sexo. SeokJin estaba para comerselo y no precisamente del canibalismo. Esa camisa con transparencia dejaban ver sus pezones ya erectos además de esas sensuales bragas que decoraban su intimidad, y ni hablar de esos ligueros de encaje que vestían sus bien formados muslos. De inmediato su aparato reproductor cobro vida y se alzó con orgullo dentro de sus pantalones, pedía ser liberado y devorado por el angel que tenía de esposo, de solo imaginar esos labios rosados, gruesos y esponjosos alrededor de su pene lo hacían babear y perder la noción del tiempo y espacio. Lo necesitaba tanto que gritaria de frustración en algún momento.

last chance #o2 | namjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora