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—¿Por qué lo hiciste Romina?

Las palabras de la mamá McCall me culpaba un poco de la  situación del pobre hombre lobo, pero ¿A quién le importa?¡A nadie! Scott y Stiles se llevaron el cuerpo para enterrarlo mientras que yo, estaba limpiando el piso manchado de sangre. No podía decirle que simplemente soy así, mató a los hombres lobos para cumplir mi venganza en busca de la Loba. Kira estaba cuidando a mi hermano Rodrigo.

—Por favor, dime la razón, quiero ayudarte— tomo mi brazo y dejó el trapo en el suelo, sus ojos transmitían tranquilidad.
—No puedo decirle, es una cuestión familiar— seguí limpiando el desastre, me enfoqué en una mancha especifica hasta que desaparezca de mi vista. Se qué se escucha extraño, pero me recuerda a mi pasado, mi madre siendo masacrada por la Loba del Desierto delante de mí y hombres lobos llegando al pueblo para matar a todos de la legión Calavera y Guerrero. Pero los fueron dañados fueron mis mejores amigos, quitandoles la vida a unos inocentes adolescentes que disfrutaban la vida. Dejé el trapo en suelo para levantarme, no quería estar otro minuto limpiando, aunque ya terminé mi parte. Me dirigí hacia Rodrigo.

 —Vamonos hermano—  dije con un tono de voz firme, él asintió y se levantó del sillón poco a poco.
—¿Tan pronto se van?— intervino Kira, yo solamente asentí.
—Por favor Romina, deja que Scott te llevé a casa, es muy tarde para que ambos anden solos en la oscuridad
—No se preocupe mamá McCall, ya sabemos como es la oscuridad
—¡Ni de broma Romina! Yo y Stiles los llevamos—dijó Scott bajando de las escaleras, su amigo asintió todo lo que decía el alfa hacia nosotros.  

✖✖✖

—¿Estas bien Rodrigo?—pregunto Stiles a mi hermano, yo iba en el asiento de copiloto, no quería cruzar miradas con la manada ya que me iban a juzgar por la muerte de aquel hombre lobo. Stiles giró a la derecha para tomar el camino a casa, algunas luces estaban encendidas de algunos hogares. El aire jugaba con mi cabellera, cerré un momento los ojos y me transporte al area verde del rancho donde montaba mi caballo para olvidarme de los asuntos maritales, escuela y el entrenamiento de ser cazadora.
Sentí que el Jeep se paró, abrí mis ojos y ya habíamos llegado a la casa. Salí del auto y me recargue en el, esperando a Scott ayudará a Rodrigo a bajar.
—Romina ¿Por que lo hiciste? Sabes que Scott no mata
—Es lo necesario para sobrevivir en este mundo de hombres lobos, kanimas, banshees y aún no han visto nada del mundo sobrenatural

Le dí una palmadita en su hombro y seguí los pasos de Scott hacia la entrada de la casa. Abrieron la puerta, los tres entramos y la tele estaba encendida con vídeos de nuestra tierra natal pero en la mesa había una botella de tequila vacía «No voy a limpiar esto ni de chiste haré nada para su resaca» Se perfectamente que sucede sí tomas mucho tequila y no quiero experimentarlo de nuevo.

—¿Donde te llevó Rodrigo?— preguntó Scott a la altura de la mesa blanca en medio del hall.
—Aqui está bien Scott, gracias
—¿Seguro?— mi hermano asintió y le palpeo su hombro—De acuerdo, nos vemos mañana Romina en clase— sonreí e hice una seña para despedirme de él. Apagué la tele y me acerqué a Rodrigo.
—¿Seguro que puedes subir?
—No, le mentí a McCall, sería un favor muy grande si también me pone la pijama

Rodee los ojos y rodeé mi brazo por su cintura. Pasa a paso caminó por las escaleras para subir a su habitación, abrí la puerta de color blanca y lo ayudé para que se acostara en su cama.

—Gracias hermana— sonrió y acarició mi mano—Por favor, no hagas otra tontería, quiero tenerte a mi lado por más tiempo—

Asentí, no se qué quiso decir, pero tomarle la palabra y sonreírle fue suficiente para tranquilizarlo. Salí de su habitación para dirigirme a la mía, cuando estoy a lado de Scott, siento que no puedo ser yo misma, ya que él alfa le preocupa las personas y no convertirse en un asesino como yo.
Revise las habitaciones de los chicos, dormían tranquilamente, parecía una mamá preocupada por sus niños. Al llegar a la mía, aventé mi chamarra a la silla y guardé mi arma en el cajón de la mesita de noche. Me quité la ropa para dormir sin pijama, mis ganas de ponermela eran nulas y me metí a las cobijas.

✖✖✖

—¡Buenos Días solecito! Este un gran día, lo presiento

Su voz tan castrante y... ¿Como diablos llegaron a mi habitación? Mejor dicho ¿Quien los dejó entrar? Abrí poco a poco mis ojos, eran los dos amigos para siempre... Scott y Stiles. Me levanté de mi cama y tomé la sábana para taparme.

—¿Qué hacen aquí?
—Tenemos que llevarte a la escuela, es una orden de Th...— dijo Stiles pero su amigo le dió un codazo en las costillas y se quedó sin aire por un momento.
—Mateo, Matías y Roberto se fueron a la escuela, quería ver cómo Rodrigo se encontraba

Entrecerre mis ojos, no le creó nada al Alfa.

—De acuerdo, si salen de mi cuarto, estaré lista en una hora
—Pero ¿Que vas hacer en una hora Romina?— me señaló Stiles.
—¡Dije que en una hora estaré lista!— los empujé para que salieran de mi habitación.

Me desesperan un poco, pero tengo que vivir con eso, dejé la sábana arriba de la cama y tomé una toalla para dirigirme al baño y darme una ducha semi-express.
Al salir del baño, tomé mi ropa, unos jeans y una blusa negra bastará para ponerme cómoda. Otra pregunta que ronda por mi mente ¿Por qué Theo les dió una orden de venir por mí? Según yo, Stiles y él no se soportan, gracias a las noticias de última hora de Malia. Sí, ella me ha contado todo de las relaciones dentro de la manada.
Me acomodé mi mochila en los hombros para salir de la habitación y bajar por las escaleras. Ahí estaban los tres hombres conviviendo, Rodrigo estaba fresco, como si no hubiera pasado nada.

—¡Hermanita! Buenos días, aquí está tu desayuno

Señaló una bolsa de papel, como los típicos desayunos americanos que dan a sus hijos. Caminé hacia la mesa para tomarla.

—Vamonos, se nos hace tarde... ¡Adios hermano!— le di un beso en la mejilla y caminé hacia la salida.

Stiles salió primero, corrió hacia su auto para subirse, lo seguimos hasta llegar al Jeep y me tocó sentarme en la parte trasera. Arrancó para tomar el camino a la escuela.

Tengo que admitirlo, me gusta estar en compañía de estos dos chicos y aún más con la manada. Aunque mi forma demuestre lo contrario, Scott y Stiles sonreían con tonterías que les había pasado en Beacon Hills, sonreí levemente. Extraño mi hogar, la ciudad, la adrenalina que había de seguir a unos cuantos betas por los edificios de Nueva York y ésto es bastante"tranquilo".

Aparcó en el estacionamiento de la escuela, Scott bajo primero y yo después.

—Gracias chicos por traerme, tengo que recoger algo de mi casillero, nos vemos en Historia.

Les hice una seña para despedirme de ellos, caminé por los pasillos de la escuela, no había rastro de Liam ni de Mason, otros dos sujetos que tienen la pinta de ser parecidos a Scott y Stiles. Llegué al casillero, cuando la abrí, había una nota de color azul, me entró la curiosidad y no me quedó más remedio que leerla.

Tú me dijiste que para conquistarte tengo que invitarte a una cita, así qué... Tú y yo, en el cine y dando una vuelta mañana, sin quejarte porqué seré tu guía en Beacon Hills

Oprimi mis labios antes de que saliera un sonido de felicidad de mi boca y arriba de mis libros había una margarita.

—¿Aceptas? ¿Si o si? Tengo que decirte que no te puedes negar, hice muchas cosas para que tuvieras chófer personalizado

Theo se recargó en el casillero de a lado, negué divertida.

—Aceptó

Tomé los libros y la margarita, cerré la taquilla. Le dí una pequeña sonrisa y me dí medía vuelta para dirigirme a mi clase.

The Five |Theo Raeken|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora