Capítulo 4.

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                                                                                   (Dark Paradise)



"¿Dónde estoy?" - Fue lo primero que pensé al abrir mis ojos.

No estaba en la habitación de Vanitas, era otro, pero ¿Cuál? Lo que más me desconcertaba era que no podía enfocar, lo único que percibían mis ojos eran las formas borrosas de los objetos. Por el contrario, mis oídos, percibían el sonido de una forma más fuerte.

"¿Qué demonios me pasa?"

Intente pronunciar alguna palabra, pero era completamente imposible.

"¿Esto será otro de esos sueños?"

Entonces me fije mejor en las formas que veía, al parecer estaba acostada y lo único que miraba era el techo que parecía tener algunas especies de dibujos y justo encima de mi cabeza había lo que parecía un móvil de los que se ponen en las cunas de los bebes, ¿Qué se supone que hacía yo en una cuna? También podía ver lo que parecía una figura de alguien, pero no tenía ni la más remota idea de quién era.

De repente dicha figura comenzó a tararear la melodía de una canción que por alguna extraña razón me relajaba y tranquilizaba, me hacía sentir como si todos los problemas de mi alrededor desaparecieran y lo único hubiera fuera paz. Yo había escuchado aquella melodía en algún lado, pero dónde.

Acto seguido vi como la figura que por las formas que podía ver se acercaba a mí y me recogía, para ponerme a la altura de su cara y comenzar a decir algo que no entendía, pero por alguna extraña razón esa voz también me pareció conocida.

"¿Quién eres y por qué tengo esta sensación de protección y cariño a tu lado?" - Pensé mientras hacía un esfuerzo por recordar a alguien cuya voz se pareciera a la que acababa de oír.

Escuche como aquella persona se reía y yo movía mi brazo para tocarla, y casi estuve a punto de lograrlo sino hubiera sido porque cuando mi dedo por fin pudo rosar algo todo desapareció.

Al abrir mis ojos ya no me encontraba en aquel lugar, estaba de vuelta en mi prisión. Me incorpore de la cama quedando sentada con los pies colgando fuera de ella.

"¿Qué me está pasando últimamente? ¿Por qué tengo de repente todos estos sueños tan extraños? Todo empezó desde que encontré aquel libro" - Me dije mientras me levantaba de la cama.

Pero al hacerlo se produjo un terrible dolor de cabeza que me dejo desconcertada, era como si me estuvieran clavando miles de afiladas agujas por toda mi cabeza.

"¿Te encuentras bien?" - Me dijo alguien.

Al mirar quién era, vi a Vanitas entrando a mi habitación.

"Sí" - Le dije recuperando la compostura.

Pero él no me respondió, solamente se limitó a dejar una bandeja encima de la mesa.

"Por cierto gracias por lo de anoche, fue un bonito detalle por tu parte" - Le dije sinceramente.

"No te acostumbres porque eso no volverá a pasar, esta noche vuelves a dormir en el sofá"

"Y ahora has vuelta a hacer que una conversación contigo resulte de todo menos agradable"

"Por lo menos yo no era el que gritaba anoche como una histérico"

"Créeme cuando te digo que, si tú hubieras soñado lo mismo que yo, esa sonrisita que tienes desaparecería"

"Que no te dio tiempo a pararte a oler las rosas mientras paseabas por el campo"

Ecos de un Pasado Lejano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora