NICOLE

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Desde que terminó el torneo todo ha vuelto a la normalidad. Todas las mañanas como de costumbre los pasillos vuelven a estar llenos de alumnos que se dirigen a sus respectivas aulas para poder acudir a horas y horas de clases.

Hoy es un día bastante extraño, hay un ambiente frío, que no es acompañado para nada por el tiempo puesto que no cesa de llover a cantaros.

Me dirijo a la habitación de Bryon que sigue estando extraño desde lo sucedido en el torneo, pienso que cree que es real todo lo que vio y siendo sincera me duele que piense así de mí.

Golpeo suave su puerta y no obtengo respuesta por parte de nadie y eso me extraña. Abro despacio la puerta entrando a la habitación y no puedo evitar sonreír cuando veo el cuerpo dormido y descansado de Bryon. Me acerco despacio hasta este, y lo observo de más cerca. Su pecho sube y baja despacio, no puedo evitar sentarme en una esquina de la cama y posar mi mano sobre su pecho.

Lo hecho tanto de menos... unas lágrimas descontroladas salen de mis ojos y me tengo que obligar a sorber para no despertarlo.

Un gruñido sale de su garganta, avisándome de que puedo despertarlo.

Me levanto destrozada, confusa y dolida, en estos momentos no sé porque me siento así, quizás sea el tiempo... Estoy abriendo la puerta cuando algo o alguien la cierra duramente. Me giro asustada observando a Bryon detrás de mí.

-¿Ya te vas?-pregunta confuso.

-Esto yo...- me quedo muda de palabras no sé qué decirle... Sus cejas arqueadas me hacen saber que quiere una respuesta de mi parte.

-¿Y bien?

-Solo vine a verte, pero estabas dormido y no quise molestar- hablo apresurada, quiero salir de aquí cuanto antes, siento que me voy a volver a derrumbar y no quiero que eso pase, no delante de él.

Su línea fina en su rostro me hace saber que está molesto conmigo, pero el motivo no lo sé. Extraño al Bryon de antes...

El ambiente está cargado de tensión, además del silencio por parte de los dos que no acompaña para nada este momento.

-Muy bien- es todo lo que oigo que dice. Enserio ha estado todo este tiempo callado para decir esas dos palabras. No puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas de forma involuntaria. Cubro mi rostro con las manos, odio está situación, odio este momento...

Noto su presencia, sé que sigue parado delante de mí, intento abrir de nuevo la puerta, pero su mano la detiene de nuevo.

-¡Déjame salir!- Le grito enfurecida con los ojos llenos de lágrimas mientras golpeo su pecho con fuerza.

Sus manos cogen mis muñecas con suavidad y las detiene para que no lo golpee más.

-Nicole no me golpees más- habla despacio.

Lo miro incrédula, es como si no quisiera hablar conmigo, como si yo ya no le importara...

-¿Se puede saber que te ocurre?-Hablo enfadada mientras consigo liberarme de su agarre.

-A mí nada- responde mientras anda hacia la ventana de su habitación y observa como la lluvia golpea el cristal.

-El torneo te ha cambiado...-susurro con un hilo de voz.

-Puede ser- dice al cabo de unos momentos de silencio y noto como algo dentro de mí se rompe en mil pedazos, me siento vacía, rota, destrozada...

-¿Entonces dónde queda lo nuestro?- pregunto con cierto temor.

-Ya no queda- responde seco. Y ahí me doy cuenta de que ya no le importo, ya no quiere nada conmigo, todo ha terminado con él, todo ha terminado por creer con mentiras y él no darse cuenta de ello.

Me voy dando un portazo mientras las lágrimas no cesan de salir, no puedo creer lo que acaba de pasar ahí dentro, ojalá todo esto fuera una mala pesadilla, pero por desgracia no lo es...

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Lagunas en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora