JUSTIN

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Hoy es el "gran día", son las finales del torneo, hoy se decidirá quién gana y quien pierde, pero pienso igual que Bryon, no debería de salir nadie malparado.

Estamos los representantes del instituto en la sala común, todos, es decir Bryon, David y yo.

Me siento incomodo viendo como Bryon y David se asesinan con las miradas, no sé qué los trae tan mosqueados, pero prefiero no meterme, estos dos pueden acabar conmigo tan solo levantando la mano.

-No voy a permitir que arruines el torneo- escupe David contra Bryon.

-Cállate, aquí el que tiene las de perder eres tú.

-¿Perdona?- Se acerca a él.

-Relajaos, y guardad esa energía para el torneo- calmo el ambiente.

-Cállate-escupe David.

Bryon empuja a David tirándolo varios metros atrás haciéndolo chocar contra la pared.

David se queja de la espalda y sin que nadie se lo espere se lanza encima de Bryon. Mi subconsciente me incita a coger un bote de palomitas y a ver la acción, pero mi consciencia me obliga a separarlos. Es gracioso, no soy bajito pero no mido 1'90 como ellos asique supongo que es una escena graciosa.

-Ya vale chicos- los calmo.

-Iros a la mierda- dice enfurecido David mientras se va.

Bryon rompe a reír mientras se rasca la nuca y me mira con ojos divertidos, veo como Bryon está apunto de contestar, pero el pitido de un silbato nos anuncia que el torneo va a empezar y yo soy el primero.

-Suerte- me anima Bryon con unas palmadas en la espalda.

Ando decido hacia la prueba que me espera, observo a mi rival, que está siendo animado por su instituto y parece que se lo tiene muy creído.

Me doy cuenta de que durante mi prueba tendré que ir por dentro del bosque y tendré que correr cinco kilómetros, lo bueno es que soy vampiro y no me canso, pero no me fio, según me comentó el otro día Monique, cree que van atacar nuestros defectos y debilidades, por lo tanto, yo siendo vampiro pueden atacarme con una diversidad de cosas.

Escucho a lo lejos como mi equipo me anima y yo me posiciono con cierto miedo a lo desconocido y algo de nervios.

El arbitró nos ordena que nos coloquemos en nuestros sitios, y así lo hacemos y en unos segundos la prueba ha comenzado.

Salgo corriendo a toda velocidad, ambos institutos no dejan de gritar y animarnos, los dos vamos bastante igualados, de momento la pista es la de siempre y está bastante tranquila.

Cuando ya llevamos unos quinientos metros una oscuridad se cierne sobre nosotros, me quedo quieto sin saber qué hacer, el camino por el que iba a desaparecido y no encuentro nada más que arboles a mi alrededor.

Me adentro entre los matorrales y unos ruidos llaman mi atención, pero decido ignorarlos y continuar mi camino, cuantas menos distracciones mejor y para eso me ayudara ignorar gran parte de lo que oiga.

Después de un rato viendo arboles gigantes, escuchando ruidos y demás cosas.

Consigo ver una cascada, asique sin pensármelo salto a través de ella. Una cueva fría y oscura me espera. Siento un escalofrío en mi cuerpo, algo que me extraña y no sé si será del frio o de cualquier otra cosa. Escucho una voz dulce de fondo y no dudo en acercarme a ella, una imagen se presenta delante de mí. Se trata del día que Monique me transformó, pero esta Monique es diferente, es cruel y malvada, veo en ella intenciones de provocar dolor y sufrimiento, no solo a mí en el momento de la transformación, sino también en el sufrimiento de mis padres al saber que he muerto.

Cierro e intento borrar esta imagen, sé que no es verdad, pero tengo un profundo dolor en el pecho.

Cojo una piedra que está a mi lado y la lanzo con todas mis fuerzas contra la imagen que se rompe en mil pedazos. Paso por encima de los cristales y me detengo un momento para tocarlos, y me impresiona saber que los cristales son reales, asique salgo corriendo sin mirar atrás.

Por fin salgo de la cueva y empiezo a notar un cierto calor en mi piel, pero decido seguir adelante e ignorarlo. Me doy cuenta de que me está dando el sol y mi piel me quema, es insoportable, puedo ver a la lejanía una especie de lago y no me lo pienso dos veces antes de salir corriendo. Cuando estoy a punto de llegar tropiezo con tan mala suerte de quedarme a unos metros del lago. No consigo levantarme, no tengo fuerzas, pero el pensar en Monique y en nosotros me ayuda a sacar fuerzas y lanzarme contra el lago. Mi cuerpo mojado agradece la humedad y las gotas resbalan desde mi cabeza, una vez bien mojado decido seguir adelante. Estoy a punto de terminar el recorrido, lo sé la luz que observo a la lejanía y por los gritos de ánimo que escucho. Estoy a punto de salir, tan solo me quedan unos metros, cuando escucho un quejido de dolor, decido acercarme y observo que mi rival está tendido en el suelo, una flecha está atravesando su muslo derecho.

No puedo dejarlo aquí, sería algo inhumano, aunque yo no lo sea.

Me acerco con cuidado y al llegar a él me arrodillo a su lado para ver la gravedad de su estado.

-No puedo levantarme- grita de dolor.

-¿Puedes andar?- pregunto.

-No-ruge. -La flecha, quítamela- me suplica.

Me quedo desconcertado, no sé si es lo correcto, si se la quito puede desangrarse.

-Por favor, quítamela, es de plata-grita.

Sin pensármelo dos veces, lo hago, él chico grita sin cesar, pero con un toque aliviado, tengo el instinto de quitarme la camiseta y hacerle un torniquete en el muslo.

-Voy a sacarte de aquí como sea.

Lo cargo sobre mi espalda, pesa demasiado, pero queda poco para que lleguemos, asique creo que podre con él.

A medida que voy avanzando noto un dolor general y no sé porque

-¿Qué eres?- susurra mi rival.

-Vampiro.

-Están intentado evitar que me saques de aquí, el dolor que sientes es porque están transformando el bosque en una iglesia, deberías dejarme aquí y salvarte, sino moriremos los dos.

Hago caso omiso, no puedo hacer eso, asique salgo corriendo con todas mis fuerzas y consigo salir del oscuro bosque a duras penas.

Cuando llego a la línea de meta, todo me da vueltas...

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Lagunas en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora