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"Soy el mar, nadie es mi dueño"

Nate

Después de quedarme en la biblioteca por unos minutos más, decidí levantarme y dejar que la encargada cerrara.

Si Allyson quiere que me aleje completamente de ella así lo haré. Es lo que me pasa por tratar de ayudar a la gente. Al parecer es el tipo de chica que disfruta de esa "violencia", ¿quién soy yo para juzgarla?

Parecía tan inocente, tímida y algo temerosa al principio, su sonrisa era dulce cuando la ví, la mostraba poco, pero cuando lo hacía era especial de alguna forma. Pero tras esa fachada tenía problemas, que no me incumben, pero aún así era algo triste que todo eso le ocurriera. Cada cuál disfruta a su manera y ella elige esa forma.

Al regresar a casa lo primero que veo es a mis padres sonrientes esperando que entrara.

—Hola ¿qué pasa? —pregunté escéptico.

—Hijo, hay buenas noticias —dice mi padre con una alegría que desborda de su sonrisa.

—¡Qué bueno! ¿Qué es? Ya dime.

—Nuestros problemas financieros están solucionados ¡te quedarás en la universidad!

—¿¡Es en serio!?

—Sí mi amor, tu padre consiguió un trabajo estupendo — exclamó mi mamá emocionada.

—Ven hijo sientate —palmeó a su lado del sofá —. Te contaré todo.

Mi padre comenzó a relatar como conoció a su nuevo cliente. Al parecer se conocieron cuando papá fue a comprar repuestos y el dueño de la tienda los presentó. Dijo que se veía muy profesional y que necesitaba a alguien competente que se encargara de su auto.

— Le hablé que tenía un taller enorme en casa. Le conté que tenía algunos trabajos pero que el suyo me venía perfecto.

—Así que ¿es suficiente? ¿todo se arregló?

—Estoy muy feliz de decir que sí.

Sonreí, yo también estaba muy feliz y orgulloso de mi familia.

—Será suficiente, me pidió hacerle un chequeo general cada semana, y no sólo tiene un auto, tiene cinco. Al parecer trabaja con ellos, lo que también me dará más fama en el ámbito y tendré más trabajos. El tipo tiene contactos.

—Eso es grandioso papá. De verdad, te lo mereces.

—Todo lo hago por ustedes —palmeó mi espalda y me besó en la frente.

—Bien, vamos a cenar, preparé algo delicioso para celebrar y Sam llega en unos minutos —nos indica mamá.

Cenamos todos juntos, aliviados, como hace mucho tiempo no lo hacíamos. Mi familia era muy unida y eso es algo de lo que siempre estaré agradecido.

Al terminar, mis padres se despidieron y subieron a su habitación, mientras Sam y yo nos quedamos en el sofá viendo una película.

Era una de esas películas terriblemente malas, con los peores efectos que no engañan ni a un niño de cinco años, pero con mi hermana todo era mejor. Ella recalcaba con bromas todos esos detalles y algo que era de terror pasó a ser una comedia.

—¡Oh por favor! No me digas que en serio entrará allí. Cuando tu casa está embrujada lo último que haces es ir al sótano —decía Sam.

—Además son malos actores, ¿en serio esa es tu mejor cara de miedo? —continuaba yo.

Silencio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora