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"Sigue a tus sueños, no a tus novios"

Allyson

No recuerdo la última vez que la pasé tan bien como ayer con Nate.

Todavía no puedo creer todo lo que sucedió. Pienso en el abrazo que le di y me sonrojo, ¿desde cuándo soy tal impulsiva de hacer lo que siento? Al mismo tiempo temo que alguien me haya visto y que Blake lo sepa, pero según como actuó no sabe nada.

Luego está lo del golpe, debo mejorar mis excusas. Nate sospecha cada vez más y no puedo dejar que eso pase. Odio que me tengan lástima, no me importa quién sea. Me olvidé completamente del moretón y bajé la guardia, o mejor dicho mi bufanda. Esperaba su reacción, ya conozco más a Nate y sé cómo actúa ante eso.
Pero no puedo evitar que, al mismo tiempo, me guste que lo haga. Nadie se preocupa por mí, y que él lo haga me da esperanza, le importo a alguien, si algún día no estoy, alguien se dará cuenta.

—¿Qué pasa que estás tan sonriente? —pregunta Blake.

—Saqué una buena nota en una materia, es todo —cada vez se me da mejor lo de mentir rápido.

—Bien, es lo menos que puedes hacer —comenzó a levantar su plato y lo llevó al fregadero —. Ah, y otra cosa, mejora tu sazón ésta cena estaba desabrida. Lava todo —ordenó, presionándome el moretón con su dedo.

Corrí mi barbilla de su mano. Él solo rió, le encanta molestarme.

                        ***

En la mañana charlaba con Nate detrás de la pared del gimnasio de la universidad. Venía siendo una costumbre que habíamos adquirido durante las últimas semanas.

Se podía decir que éramos amigos oficialmente. Y eso me aterraba, si Blake se entera no sería muy bueno para mí y para Nate tampoco y eso era lo que me temía.

Pero a pesar de todo seguíamos haciéndolo. Era una distracción, un respiro de mi vida.
Nate era una buena compañía, nunca nos quedamos sin tema de conversación. Descubrí que tenemos muchas cosas en común. A ambos nos gusta el basquet, yo solía practicarlo en el pasado, pero él lo sigue haciendo incluso tiene un aro en su casa.
Siempre que nos encontramos trae consigo dos botellas de jugo de guayaba -creo que la única razón por la que la cafetería los compra es por nosotros- y pasamos el rato hasta la siguiente clase.

Me contó que su mejor amigo TJ estaba de viaje por Europa y que volvería dentro de tres semanas.
Estaba feliz de haberme encontrado, de tener una amiga para pasar el rato.

Debo admitir que un poco me dolió eso de solo ser una amiga más. No quería darme cuenta pero estaba empezando a sentir algo por Nate. Algo en mí se despierta cuando lo veo, algo que llevaba apagado desde hace tiempo.

Si te quedas observando a una persona cuando habla o sonríe, ya estás perdida.
Y era exactamente lo que me estaba ocurriendo.

                       ***

El ruido de la música era ensordecedor. Por suerte solo se trataba de un bar y no algo peor.

Estaba sentada en una mesa con Blake y sus amigos mientras ellos bebían cerveza y yo miraba las luces estroboscópicas para distraerme de la mesera que refregaba su escote en frente de Blake.

Sí, se que él tiene un cierto atractivo, después de todo yo me enamoré al primer instante que lo vi. Por eso siempre tiene mujeres alrededor pero él no hace nada por quitárselas.

Supe que algo iba a salir mal cuando Luke posó sus ojos en mí a través de la mesa.

—Y Allyson, ¿dónde estuviste en las horas libres en éste último tiempo? No te vi por los pasillos —preguntó, fingiendo un tono de voz inocente.

Eso de inmediato llamó la atención de Blake, quién dejó a la mesera de lado para escuchar.

—Estudiando, estoy haciendo un proyecto.

—Mmm interesante ¿sola?

—Claro, soy lo suficientemente capaz de hacer un proyecto sola.

Blake comenzaba a mirarme de forma acusadora, por supuesto no confiaba en mí.

—Blake lo sabe —dije rápidamente —. Él estuvo llevándome a la biblioteca para estudiar ¿cierto? —lo miré esperando su confirmación.

—Sí —le contestó a Luke.

Bien, toma eso Luke. Quiso meterme en problemas y le falló la jugada. Por fin algo a mi favor y es que Blake comenzaba a llevarme y traerme de nuevo. Pero eso era porque sospechaba de mí, decía que mi humor era diferente últimamente y estaba más alegre, no encontraba una razón de mi buen ánimo y eso le enojaba.

Volvieron a su conversación mientras yo me relajaba en el asiento. Duró poco, porque de repente todo el mundo me miraba. Mi teléfono vibraba fuerte sobre la mesa y en la pantalla se veía una llamada entrante.

—¿Quién es? —preguntó Blake tratando de contenerse.

Era raro que me llamaran, yo no tenía comunicación con nadie, salvo con él.

Nate estaba llamándome, lo sabía. No lo había agendado con su nombre por si Blake lo veía. Pero allí estaba, no había funcionado.

—Debe ser número equivocado, no atiendas —dije tratando de sonar tranquila.

Pero Blake no me escuchó, tomó mi celular y atendió.

¿Hola? ¿Ally? —se escuchó la voz de Nate del otro lado.

Las manos de Blake se tornaron puños y su mirada era furiosa. Cortó la llamada y se volvió hacia mí.

—¿Qué hace un hombre preguntando por ti?

—Dejame explicarte, yo... —traté de calmarlo tomándolo del brazo.

No me dejó terminar y se levantó de la mesa llevándome con él.

—Nosotros nos vamos —anunció a los demás, que no hicieron nada y siguieron en lo suyo.

Me empujó hacia el auto y comenzó a conducir velozmente hasta nuestra casa.

Apenas entramos me tiró al suelo y comenzó a gritarme.

—¡Espera, dejame explicarte! —le supliqué.

—¡¿Qué vas a explicar!? ¿Qué me estas engañando? —dijo a los gritos.

—¡No, no! Te prometo que te diré toda la verdad, por favor Blake.

—Más te vale empezar a hablar —mascullo cerca de mi rostro.

—Era un compañero, yo... no estoy haciendo ese proyecto sola, te mentí — dije lo último con voz débil —. El profesor nos asignó juntos para trabajar, pero solo lo veo en la biblioteca para estudiar y luego me buscas y vuelvo a casa, nada más.

—¿Y por qué tiene tu número? ¡Te dije que no se lo dieras a nadie!

—Era una emergencia.

—Ante una emergencia me llamas a mí.

—No iba a volver a pasar, le pedí que no me llamara nunca más.

—No te preocupes, eso se va a solucionar ahora.

Tomó mi celular y lo estrelló contra la pared, el cuál se rompió en mil pedazos.

—Lo siguiente que vas a hacer será abandonar a ese chico y hacerlo sola.

—Pero ya casi terminamos el proyecto, no puedo empezar sola de nuevo, se entrega en cinco días.

—Pues debiste pensarlo antes. Sí puedes hacerlo sola y lo harás ¡Y deja de llorar! Agradece que no te pasó nada más.

Se retiraba hacia la salida para regresar al bar, cuando regresó para decirme algo más.

—No quiero que le vuelvas a hablar nunca más, y no me mientas porque tú sabes que me voy a enterar y será peor. Y si él te habla le inventas algo, Luke me mantendrá al tanto.

Cerró la puerta sin esperar respuesta y se fue.
No me importaba el teléfono, ni siquiera lo usaba. Lo que me dolía era tener que ignorar a Nate, fingir que no existe, justo ahora que se estaba volviendo alguien tan importante para mí. Pero no dejaría que lo lastimaran, ahora estaría vigilada.

Silencio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora