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"Las chicas se apoyan entre ellas.
(Los chicos apoyan a las chicas también)"

Allyson

No podía dejar de mirar la pantalla de mi celular. La luz que provenía de él era lo único que se veía en la habitación oscura.

Abajo ya no se escuchaban ruidos, TJ y Anna se marcharon y Sam y la madre de Nate probablemente estaban en sus cuartos. Debieron suponer que yo estaría durmiendo para ésta hora, debería estar descansando de todo éste día lleno de emociones y disgustos.

Pero no, aquí estaba yo y no me atrevería a cerrar mis ojos, estaba alerta.

Media hora pasó desde que recibí el mensaje, cuando escuché un auto estacionarse afuera. Minutos después, Nate entró por la puerta de la habitación, sorprendido por verme totalmente despierta y sentada sobre la cama.

—Ally, ¿por qué no duermes?

No pude decir nada, el miedo calaba por todo mi cuerpo. Lo único que hice fue tenderle mi teléfono y que él lo viera por sí mismo.

El rostro de Nate se transformó en una expresión de enfado al leer las palabras allí escritas:

Estoy de vuelta, ¿me extrañaste?
Pronto nos volveremos a ver
                                                     X

—Es él —susurré.

Me lancé a sus brazos sin pensar, ahora lo sentía real, sentía el verdadero peligro y la tristeza de saber que sólo Nate estaba dispuesto a protegerme. No contábamos con ayuda profesional, más que el abogado, sin embargo todo dependía de nosotros.

No dormimos lo que restaba de la noche y Nate comenzó a explicarme todo lo que habían hablado con el abogado.

—Podemos sacar algo bueno de esto —dijo —. El abogado necesita muchas pruebas para incriminar a Blake y demostrar que no puede estar en libertad. Vamos a llevar éste mensaje apenas salga el sol, no vamos a perder más tiempo.

Y como había dicho, eso hicimos. Junto al abogado fuimos hasta la fiscalía, donde se encontraban las personas que tenían el caso de Blake, también había oficiales de policía.

—Mi cliente tiene una prueba contundente de que Blake está violando la restricción —comenzó el abogado.

Acto siguiente fue mostrarles el mensaje en mi teléfono.
Sólo se miraron entre ellos y el jefe tomó la palabra...

—En realidad no está violando la medida, él no se acercó a ella.

—¡Pero está acosándola por mensajes! —habló Nate, mientras yo sujetaba su mano para evitar que esto se saliera de control —. Eso es casi una amenaza, "pronto nos volveremos a ver", qué opina al respecto.

—Eso pudo haberlo escrito cualquiera, éste caso es de conocimiento público, cabe la posibilidad de que alguien esté haciendo una broma de muy mal gusto...

—No puede ser que esté diciendo eso —susurré.

—Señor, lo que mi cliente pide es encontrar a Blake, hace apenas unos días que salió de la cárcel y ya se puso en contacto con ella, no hay que dejarlo avanzar a más. Y si es como usted dice, que Blake no escribió eso, bueno vamos a investigar si es así.

—Señores, una investigación requiere de recursos del estado, no puedo movilizar a todo el mundo sólo por un mensaje que tiene el número encriptado del que ni siquiera estamos seguros. Los comprendo pero...

Silencio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora