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"¿Cuántas historias de éxito necesitas escuchar antes de hacer la tuya propia?"

Nate

La tarde había caído y pronto oscurecería, debíamos partir, ya que nos esperaba un largo viaje en carretera. No me molestaba conducir y aún más con Allyson a mi lado, quién ahora se encontraba despidiendo a sus padres.
Hoy había sido muy feliz, y me alegraba haber sido yo quién la ayudara a lograrlo. Sus padres eran personas grandiosas y ahora que tendrían más contacto con su hija se veían más radiantes, como rejuvenecidos.

—Mamá prometeme que te cuidarás —decía ella, abrazando a su madre —. Kelly me dio su número, te llamaré todos lo días.

Mientras las observaba, el padre de Ally, Robert, se acercó a mí y puso su mano en mi hombro.

—Gracias, hijo.

—¿Por qué señor?

—Me duele en el alma saber que mi pequeña ha sufrido por ese mal nacido, pero confío en ti, sé que tú la quieres de verdad, cuidala por nosotros.

—Por supuesto que sí señor, mi familia y yo la amamos y siempre estamos pendientes de ella.

—Me alegra saber eso.

—Bien, ya estoy lista —suspiró Ally llegando a nuestro lado. Les dio un último abrazo a ambos y nos marchamos.

Puse la radio donde Maroon 5 sonaba con una de sus canciones viejas. Paramos en una gasolinera para llenar el tanque y comprar algo de comida chatarra.

—Muchas gracias por venir conmigo.

—De nada hermosa, volveremos otra vez —tomé su mano.

La observé mientras íbamos en camino. Ella luchaba por mantener sus ojos abiertos y la relajante música no ayudaba.

—Duerme un poco, estás cansada.

—No, quiero hacerte compañía, no es justo para ti.

—No pienses en mí, no estoy cansado. En cambio tú, has tenido un día bastante movido.

—Sí lo sé, lloré mucho —se rió — ¿Seguro?

—Ally, cierra los ojos —le ordené con cariño —. Prometo despertarte cuando lleguemos.

Mis afirmaciones la dejaron tranquila y al poco tiempo cayó dormida.
Pensé en lo que le había dicho a su padre y cuán cierto era, la amaba, ya era más que sólo atracción, era amor puro el que sentía por ésta chica a mi lado.

                         ***

Habíamos entrado a la ciudad a eso de la una de la madrugada.
Pensé en las probabilidades de que Carly estuviera despierta para abrirle a Ally, eran pocas, y mi chica se veía tan dormida que me dio un no se qué despertarla.

¿Se molestaría si la llevara a casa? Ésta vez Sam estaba en casa y no me quedaría otra que dejar a Ally dormir en mi habitación, yo podría bajar al sofá no quiero que se sienta incómoda.

Estaba sumida en un sueño profundo, tanto que ni siquiera abrió los ojos cuando la tomé en brazos desde el auto hasta la habitación.
La acomode suavemente sobre mi cama y le quité sus zapatos, le dejaría su ropa intacta no me gustaría que despertara y malinterpretara las cosas. Tomé unas mantas, una para cubrirla y otra para mí.

Decidí quedarme un rato más a su lado, tenía el ceño fruncido como si estuviera renegando por algo en sueños. Comencé a acariciar su cabello lentamente, y, de a poco, ella empezó a relajarse, su rostro mostraba paz otra vez. Fue mucho tiempo el que permanecí haciendo lo mismo, velando su sueño, que luego de unos minutos, yo también caí en uno profundo.

Silencio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora