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"Deja a las mujeres caminar a casa seguras. Deja de hacer comentarios sobre sus cuerpos. No es un cumplido. No es respetuoso"

Nate

Sonreía falsamente delante de mí.
El responsable de las pesadillas de la chica que ocupaba mis pensamientos, estaba ahí, en el taller de mi padre, cerca de mi casa, de mi familia, y lo estuvo siempre.

El muy desgraciado lucía bien. Al fin y al cabo tres días habían pasado desde lo ocurrido, tuvo tiempo de volver a su vida tal como si nada.

Su mano estaba suspendida en el aire esperando mi saludo.

—Soy Blake Leighton, un placer —veía en sus ojos que estaba disfrutando esto.

—Nate Thomson —tomé su mano en un duro apretón que no tardo mucho.

—¿Qué te pasó en el ojo Nate? ¿Alguna pelea entre bandas? Recuerdo mis tiempos...—suspiró, el muy cínico, este golpe había sido obra de él.

—No, Nate no es de meterse en esas cosas —mencionó mi padre.

—No, un imbécil que se creía demasiado machito me golpeó, pero no importa él ya no tiene lo que quería...— mi padre me miró algo confuso —...el dinero de un chico escuálido de la universidad.

—Voy a traer algo para beber, ¿gustas algo Blake? —preguntó papá.

—Whisky, gracias.

Mi padre se retiró con un asentimiento, dejándonos solos. Blake me miraba relajado, como si pensara que ya tenía ganada ésta batalla.

—Dave es un buen mecánico, el mejor que tuve.

—Deja de fingir imbécil, ambos sabemos lo basura que eres, y me alegra que ahora estés sobrio para escucharlo.

Se acercó lentamente a mí, como si estuviera midiendo mis reacciones. Esperaba que me golpeara, que revelara quién era realmente, pero solo preguntó...

—¿Dónde está?

Sabía que se refería a Allyson. Blake no sabía de su amiga, según lo poco que había llegado a entender, él las había separado, y es el último lugar en el que buscaría, ahora me alegraba que ella no estuviera aquí.

—No soy tan estúpido como para decirte dónde está, y no lo sabrás porque mientras Allyson piense en meterte en la cárcel dónde te corresponde, ella estará protegida, lejos de ti.

—Tú no sabes con quién estás hablando niñito, yo siempre consigo lo que quiero y voy mover mis contactos para dar con esa puta.

—¡No la llames así! —Blake sonrió ante mi respuesta.

—Ahh, ya veo, la quieres. Pues te tengo malas noticias, ella es mía, lo fue y siempre lo será.

—Ella no es un objeto, la lastimaste, le hiciste cosas horribles, ¿cómo pudiste? Es un ser humano, no una muñeca. Pero al parecer no sabes cómo tratar a una mujer, eres tan poco hombre, campeón...

—Mejor cierra la boca, es lo que te conviene.

—¿Ah, si?

—El sostén de tu familia depende de mí —me dejó perplejo —. ¿Recién lo ves? Como ya te había dicho tu padre hace un buen trabajo y todo lo que le ofrecí es cierto, pero puedo quitárselo en un parpadeo. Piensa bien qué es lo que vas a hacer, es el trabajo de tu padre o esa puta.

Silencio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora