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"El amor propio trae belleza"

Allyson

Hoy comenzaba la temporada alta para los amantes del invierno, todo el mundo salía en unas "mini vacaciones" a los valles, lagos y montañas.
Era una buena época, menos para mí ya que ahora Blake estaría mucho más en casa debido al receso en la pista de carreras.

No puedo evitar pensar en lo mucho que extraño a Nate. ¿Qué estará haciendo? ¿Saldrá éste fin de semana? ¿Se irá con su familia? ¿Me olvidó ya? Seguro que sí. En cambio yo no puedo sacarlo de mi cabeza, hasta Blake lo notó dice que estoy más triste, yo solo me quedo callada, si tan solo supiera que la razón de mi humor es otro chico.

Ésta noche había fiesta en casa. No mía por supuesto, Blake hacía una a lo grande, no las típicas reuniones con su grupo de amigos, ésta era diferente todo el mundo vendría, bueno todo el mundo que frecuenta Blake.

Lo que significa que me toca limpiar toda la casa, para que al final nadie le dé importancia y la conviertan en un basurero.

Maldigo el día en que le cocine a Blake mis bocadillos picantes, ahora tengo que preparar más de doscientos yo sola.

—¿Cómo va eso? —preguntó entrando a la cocina.

—Bien.

—¿Bien? Solo veo cinco bandejas ahí y la fiesta es en tres horas, ¿qué estuviste haciendo?

—Blake solo tengo dos manos. Además hay más por allá.

—Más te vale que estén listas y bien hechas, así que ponle ganas, yo iré a tomar una siesta para estar fresco ésta noche. Ya sabes las reglas ¿verdad?

—Sí, serviré la comida y me iré.

—Buena chica.

Había veces que Blake no me quería en sus fiestas, no lo entendía, pero él era así, complicado.

Subió las escaleras camino a la habitación. Por fin un poco de paz.

Después de dos horas más logré terminar la ridícula cantidad de bocadillos que quería y entré a darme un baño.

Cuando salí me di con que en mi cama había una nota que exigía que me ponga el vestido negro y corto para la fiesta, mientras Blake iba a comprar alcohol y otras cosas.

La música a todo volumen ya podía escucharse por toda la casa, también las voces de una multitud de personas. Era hora, debía bajar a servir.

El espectáculo de abajo era tal como lo imaginaba, hombres y mujeres por todas partes, una barra con alcohol, DJ, incluso montaron un tubo donde las chicas se subían a bailar.

—Aquí estás —Blake me tomó del brazo — ¿Qué esperabas para bajar? Sirve la comida y luego subes inmediatamente a la habitación no te quiero aquí, ¿me escuchaste?

—Sí.

Caminé a la cocina en busca de las bandejas, mientras más rápido termine con esto mejor.
Después de una hora sirviendo ya estaba cansada y el clima había cambiado. Todos ya estaban borrachos y drogados hasta la médula. Ya nadie comía, así que pensé dejar la comida en una mesa y el que quisiera que lo busque.
Blake ni siquiera lo notaría, cuando lo vi estaba bajo influencia de todo tipo de sustancias.

—¡Hey preciosa! —me gritó un tipo con la voz pastosa de lo borracho que estaba —. Ven aquí.

—¡Sueltame! ¡No me toques!

Comencé a forcejear con él, lo que llamó la atención de algunos de sus amigos quiénes, de inmediato, le siguieron el juego. Me rodearon y aprovecharon para manosearme.

Silencio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora