¿Cómo se lo digo?

9K 692 732
                                    

Dos días... Dos días habían pasado desde que supo la noticia. Inventó una vaga excusa a Tsunade para no volver al hospital durante aquella tarde... y los días siguientes. Ni siquiera había sido capaz de salir de su fría casa. Sus padres estaban preocupados. Dos días llevaba sin salir de su cuarto. Dos días de que su rostro estaba pálido y ojeroso. Dos días más de que él no había vuelto.

No podía, no quería y no sabía como asimilarlo. ¿Qué tan difícil era entender que ya no estaba sola? ¿Que su cuerpo lo compartía con alguien más? ¿Que durante los siguientes meses cambiaría? ¿Que ahora ya no podía ser más una niña? Ni siquiera se daba los ánimos para contarle a sus padres, a Ino o siquiera a Tsunade. Mucho menos a Naruto. Y ni pensar en contárselo aún a Kakashi.

¿De qué tenía tanto miedo? ¿De quedarse sola? ¿De ser madre soltera? ¿De que él no lo reconozca?¿De no hacer las cosas bien? O simplemente ¿De que él desaparezca?

Una vez escuchó por ahí, que nadie estaba preparado para ser padre. No había una guía, ni una condición, mucho menos algo biológico que nos diga como criar una nueva vida. Solamente pasaba. Al momento de tener a un ser tan frágil e indefenso en tus brazos, tu instinto maternal confabula contra ti, para que des toda tu vida para cuidarlo y que no le falte nada. Pero ella no quería. Ella no quería afrontarse a eso, quería su vida para ella, quería su tiempo para ella. 

Dos días llevaba frotándose la pansa, mirando el techo de su habitación, convenciéndose a si misma que esto era real, mientras no le quedaban más lágrimas que derramar.

 Sakura — golpearon a su habitación 

No respondía.

  — Sakura —  Insistían

 Silencio.

  — Hija — entró de todas formas a su habitación

Solo se limitó a mirarla.

— ¿Te encuentras bien? —  se acercó suavemente a ella posando su mano sobre su frente — No tienes fiebre... ¿Pasó algo?

Negó con la cabeza — Creo que tomé un resfriado

— Estás pálida ¿Quieres que haga algo por ti?

¿Eso hacen los padres? ¿Hacer cosas por sus hijos? Quería preguntarle tantas cosas... ¿Cómo se sintió cuando supo que ella crecía en su vientre? ¿Como lo tomó su padre? ¿Eran felices? ¿Ya estaban juntos? ¿En que momentos tuvo miedo? ¿Pensó también que no estaba lista para ser madre? ¿Sintió alguna vez que su llegada le jodió la vida?  ¿Había aprendido a ser mamá?

  — No... 

— Iré a la tienda por algunos medicamentos para el resfriado

Solo la miró como salía de su habitación.  Su madre siempre había sido estricta, tenían discusiones frecuentes, pero ningún día dejó de preocuparse por ella, por su salud, por su bienestar, por hacerla y verla feliz. ¿Cuando tenía tiempo para ser mujer y no madre?

Suspiró. Lo mejor sería tomar un baño. Llevaba dos miserables días postrada en su cama. Ni siquiera estaba enferma, ni siquiera se sentía mal. Al menos no físicamente. Debía buscar algo que hacer para distraer su mente... Entrenar... sí... eso haría.

Después de una hora, y bajo las quejas de su madre, se encontraba cruzando la aldea para dirigirse a los campos de entrenamiento. 

Estaba distraída. Se sentía hasta inútil. Ninguno de sus shurikens se había estrellado contra un árbol. 

  Concéntrate...  

Nada. Fue una pérdida de tiempo salir de su casa. Ahora se sentía peor por no poder entrenar de una manera decente. ¿Seguiría así el resto de su vida? Se recostó bajo la sombra de un roble, y las lágrimas volvieron a aparecer.

Comenzamos al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora