Gracias, Sakura

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¿Sabes?  Siempre pensé que la felicidad no era para mí. Me resigné a tener una vida monótona, cumpliendo reglas, preparándome cada día a esperar mi final, como si fuese algo inevitable. Siempre fue todo incierto, nunca tenía la seguridad de regresar a la aldea, tampoco tenía grandes razones para hacerlo, nadie me esperaba, nadie me necesitaba. Pero las cosas cambian. Siento que mi vida es como las estaciones del año. A veces todo es frío, pero no me desagrada, es refrescante, puedo acostumbrarme a estar solo.Me mantengo firme, como los árboles en el otoño, y como tales, voy perdiendo, ellos pierden sus hojas, yo pierdo a mis padres, a mi maestro, a mis compañeros, a mi humanidad. Y el frío crece, la soledad también, me sumerjo en la oscuridad, los días se hacen cortos, las noches eternas. Llueve. Caen las gotas desde el cielo, caen desde mis ojos. No me gusta esto, pero es lo que me tocó. Caigo, me hundo en un abismo, no quiero salir, no me esfuerzo por hacerlo, es lo que me merezco. Respiro, pero no me siento vivo. El frío toca mi cuerpo, mi alma, y lo congela todo por dentro. Pero el clima cambia, el calor comienza a llegar, las nubes desaparecen, el sol se asoma con temor. Quiero sentirlo, pero me aterra sentir los rayos derretir mi interior. Los arboles florecen, y todo se pinta de rosa. Cerezos. Me gusta mirarlos, siempre los tuve frente a mí pero nunca me detuve a apreciarlos. Fuertes, imponentes, delicados y hermosos. Una combinación armónica que te eriza la piel. Y cada vez me gustan más. Pero no los entiendo, no entiendo y me niego a hacerlo, y me alejo, le doy la espalda, por que soy un cobarde y no quiero trepar ese árbol, no soy capaz de llegar a la cima y conquistarlo por completo. Quiero volver el tiempo atrás y nunca salir de mi invierno, por que me da miedo sentir tanto calor. Y dentro del cerezo, algo florece. Algo que nunca pensé que me encantaría tanto. Estoy asustado, quiero arrancar, pero al mismo tiempo quiero estar allí cada segundo de lo que me queda de vida. Es ilógico ¿no? Pero me asusta y me emociona lo delicada que puede ser una flor. El solo hecho de saber que existe,  hace mi corazón agitarse. Y comienzo a sonreír, por que ese pequeño y frágil capullo, crece. Y al fin, llega el verano, y el sol brilla en todo su esplendor. La luz se cuela por cada poro de mi cuerpo. Y por primera vez, no quiero que termine nunca. 

Pensarás que todo esto no tiene sentido, pero no te burles de mí ¿si? Es difícil hablar de lo que siento, más aún darme cuenta de ello, y no encontré una mejor referencia. Pero así me he sentido últimamente. 

Después de tanto frío, quiero aprovechar cada segundo del calor que recibo. 

¿Qué si soy feliz? No sabría como responder. Pero por primera vez, tengo ganas de vivir. ¿Para esto vine al mundo? Que alegría.

¿Y mis miedos? Siguen presentes. Son fantasmas que me acompañarán por el resto de mi vida, por que nunca aprendí a soltarme de ellos. Pero ignoro su existencia, por que ya no estoy solo. No. Corrijo, nunca estuve solo. Me has acompañado desde siempre ¿Cierto? 

Creo que al fin estoy haciendo las cosas bien, espero no decepcionarte. Por favor, sigue sonriéndome, mírame con orgullo, por que mi vida como shinobi no es lo único que tengo. Tengo una familia. Incluso aún me siento nervioso cuando pienso en ello, por que no me creo que esto me este pasando a mí. Es mío, y nadie me lo va a arrebatar. Es mi más grande tesoro, y como tal, lo voy a cuidar aunque la vida se me vaya en ello, porque el apellido Hatake ahora crece.

No me queda más que agradecer tu amor incondicional, quizás me di cuenta tarde de muchas cosas, pero lo hice, me ayudaron a comprender que la vida no es tan oscura, a veces se necesita un poco de rosa para avanzar. 

Sonreía. Miraba la escultura de piedra y sonreía bajo la máscara.

Un par de ojos jade lo miraban atento. Cambió su vista hacia aquellos. Sonrió aún más. Puros, llenos de luz ¿Así se siente la felicidad? 

Comenzamos al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora