¿Por qué vienen ustedes?

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No. Nada de eso tenía sentido. Por más que lo repasara una y mil veces en su cabeza, seguía sin entenderlo y cada vez se le complicaba aún más. 

Bajo todas las quejas de Kakashi por acompañarla a la misión diciéndole que no podía dejarla sola, menos en su estado, había terminado por acceder a su compañía, pero ¿Qué hacía Naruto también allí? Miraba de un lado a otro. A su izquierda, un alegre rubio, preocupado de cada paso que daba ella, con una enorme mochila equipada con todo lo que necesitara el bebé por si decidía nacer en el camino. A su lado derecho, un sombrío peliplateado, con una mirada llena de odio hacia su ex alumno. Era incómodo, bastante incómodo.

Suspiró. Ambos detuvieron su paso.

  — ¡¿Estás bien, Sakura-chan?!

Lo miró de soslayo — Sí, necesito descansar un poco, no dormí bien

— ¿El bebé patea muy fuerte?

Mirada amenazante número uno.

— No, aún ni siquiera lo siento mover, es muy pronto 

  — ¡Entonces este viejo pervertido no te dejó dormir!

Mirada amenazante número dos.

— No compartimos habitación —  agregó él, la única frase que había dicho en todo el camino

Se llevó la mano a la barbilla, pensando.

— Entonces...

— No saques tus propias conclusiones, Naruto, solo no dormí bien, eso es todo. Ahora si me disculpan — comenzó a caminar en otra dirección — buscaré algún lugar  dónde sentarme, lejos de ustedes

Bajo la mirada atónita de los dos shinobis, la pelirrosa desapareció adentrándose en el frondoso bosque.

El ex sharingan, se recostó sobre un árbol, ignorando cualquier presencia posible a su alrededor, tomando un libro de tapas verdes y abriéndolo donde quedó su última lectura. Pero no leía, hacia tiempo que no lo hacía. Usaba ese objeto como mecanismo para adentrarse en sus pensamientos sin que nadie lo molestara.

¿Que diablos hacía Naruto allí?

Cuando salieron de la torre Hokage, luego de informarle a Sakura de su misión y Kakashi colarse en ella, el ambiente se tensó más que nunca. Era obvio que a la kunoichi le molestó el actuar de su ex sensei, porque a ella no le gustaba depender de los demás, y estar embarazada no la volvía inútil. Siempre quiso demostrarle a todos que podía afrontarse a cualquier adversidad sea cual sea el estado en el que se encontrara, y así lo había demostrado toda su vida. Ni una palabra le dirigió hasta la noche. Hasta que lo llamó porque la cena estuvo lista.

Y comieron en silencio. Un silencio incómodo, donde el la tensión podía palparse, y cortar cualquier cosa. Un silencio donde miradas amenazantes por parte de la pelirrosa hacían temblar a su acompañante. Y él le temía. Temía a sus hormonas y a su fuerza sobrenatural. La verdad es que no quería ni imaginar ni experimentar el descargo de energía que tendría ahora con todo su organismo alterado por su bebé. Era una mujer aterradora.

Pero rompió el silencio. Y el sintió que su hora había llegado. Nunca pensó que no tendría la oportunidad de conocer a su hijo, ahora moriría en manos de su madre.

  — ¡Por qué lo hiciste! — golpeó la mesa con su puño

Suspiró cansado. Lo veía venir.

— Sakura, entiéndeme, porfavor

— ¡No! Siempre he hecho misiones sola, sin la ayuda de nadie más que de mí misma, fui candidata a ANBU hace unos años pero lo rechacé para no perder mi puesto en el hospital, soy ninja, Kakashi, como tú, como la Hokage, como Naruto y el otro vengador, soy capaz de hacer lo mismo que ustedes y mucho más

Comenzamos al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora