¿Eso fue todo?

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Y todo siempre, era un desastre. Porque para Haruno Sakura las cosas nunca eran fáciles. ¿Cuánta tortura más debía recibir? ¿Qué tan mal había obrado en sus vidas pasadas para estar pagando todo ahora?

Cerró la puerta de su habitación de un golpe que dejó eco en toda la casa, mientras él temía entrar a la casa.

Pero sabía que, en cierta parte, era su culpa, así que no podía quejarse. Ella tenía justas razones para estar odiándolo en estos momentos.

Antes de partir a la fiesta de cumpleaños de Naruto, todo estaba perfecto. Al aclarar sus sentimientos con ella la noche anterior, la notó tranquila incluso hasta más feliz.

Se había puesto un bonito vestido color negro. Sus pechos habían aumentado de tamaño, así que el escote de su traje le venía bastante bien. Era algo holgado desde el busto hacia abajo para simular su panza, estaba radiante.

— ¿Estás lista?

— Me queda solo un poco

— Vamos a llegar tarde

Siguió arreglando su cabello — Pues que nos esperen

La tomó por sorpresa aferrándose a su cintura y dejando un pequeño beso sobre su mejilla.

— Ya estás linda, no necesitas arreglarte más

El fervor en su rostro era evidente. Intentó evitar la mirada burlezca de Kakashi cubriéndolo con sus manos.

— ¡Dame cinco minutos más y termino!

— Dos. Te espero afuera

La fiesta fue algo formal, pues el cumpleaños del próximo Nanadaime y héroe de la aldea era un evento que toda la aldea esperaba, solo sus más cercanos podían ser parte de la ceremonia en el salón principal de la torre Hokage.

— Felicidades, Naruto

— Sakura-chan, Sensei, gracias por venir. Pensé que lo dejarías en casa — dijo apuntando al peliplata

Se encogió de hombros mientras sonreía — era necesario estar juntos hoy

La miró extrañado mientras esta le guiñaba un ojo. Kakashi también estaba desconcertado.

— ¡Frentona!

Una animada rubia tomó a Sakura del brazo arrastrándola lejos de ahí.

— ¿y?

— ¿y qué?

— Sakura

— ¿Qué con ella?

— ¿Lo van a intentar?

— ¿Qué cosa?

— Kakashi, eres un idiota

Las horas pasaban, la comida, el sake y la música estaban en su mayor apogeo. Poco habían estado juntos desde que llegaron, Ino, Ten Ten y Hinata no la habían soltado en toda la velada, la bombardeaban de preguntas sobre ella, su bebé y Kakashi. Al contrario de este, que prefería alejarse de todos sentándose a beber un poco acompañado de Maito Gai de vez en cuando.

— Sabes, Kakashi, un hijo es el regalo más maravilloso que puedes tener

— Sí...

— Desde ahora tu vida ya no será la misma

— Lo sé...

— En unos años mirarás hacia atrás y no podrás recordar como fue todo antes de su nacimiento

— Puede ser...

— Te lo mereces

— S... ¿Qué? — lo miró, ahora sí poniéndole atención

Comenzamos al revésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora