Capítulo 12 - Baile entre estrellas

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El alboroto que se armó en la sala de asambleas fue espectacular, incluso mayor que el que habían esperado los miembros del club: la mayoría de la gente se animó a levantarse y unir sus voces para protestar por la causa. Los miembros del club de periodismo, aunque al principio se habían sentido un tanto ofendidos porque su vídeo no se había reproducido, en seguida supieron que aquello podía ser una noticia muy atractiva para el periódico del instituto, y se pusieron a sacar fotos de la multitud, de las pancartas y sobre todo, de los indignados director y jefe de estudios. Incluso algunos profesores se habían unido a la protesta y apoyaban a sus alumnos. Haley, Mitchie, Sandra y Meghan los miraban con desprecio. La primera, al ver tan feliz a Brenda dar saltitos y gritar aplaudiendo, sintió una oleada de rabia que la inundó desde los dedos de los pies hasta la punta de sus cabellos. No soportaba ver que ellas habían dejado de ser el centro de atención ni por un segundo, y se le ocurrió una cruel forma de acabar con la felicidad de la chica: sacó su móvil de última generación y enfocó su cámara hacia Brenda hasta que la imagen fue muy nítida y le hizo una foto.

- ¿Qué haces, Haley?- le preguntó Mitchie.

Haley la miró con malicia y en voz baja le dijo:

- Tengo una idea para echar por tierra todo lo que nuestra querida Brenda está haciendo por su adorado bosquecillo... Mi padre es el director del periódico más importante de la ciudad, le pediré que publique esta foto... cuando el padre de ésa lo vea, montará en cólera y la castigará sin salir durante siglos.-

Las otras se rieron burlonamente, felicitando a la chica por su pérfido plan.

A los celadores les costó mucho calmar a la gente, y cuando se hizo el silencio, el director secándose el sudor de su frente, anunció que todos aquellos que llevasen esas camisetas en el acto se quedarían castigados dos semanas después de clases por interrumpir sin permiso la asamblea. El público rompió en abucheos, y Skinner se apresuró a aclarar que a pesar de todo, él también estaba de acuerdo con la campaña del club y que él también la apoyaría.

Pero a ellos no les importó, habían conseguido su objetivo: animar a casi todo el instituto a unirse a la causa y lograr el apoyo de los profesores. Los cuatro pasaron un fin de semana tranquilo, descansando de todo el jaleo. Se pasaron la tarde del sábado en el bosque, dejándose acariciar por las hojas de los helechos, y oyendo como la naturaleza les agradecía todo lo que estaban haciendo. Brenda no se lo dijo a los otros, pero en su mente oyó la voz de Briseida:

<< Ten cuidado, Brenda... alguien pretende hundiros a ti y a tus amigos... debes estar alerta. >> 

Vieron volar sobre sus cabezas al búho de la ninfa y lo señalaron.

- ¡Mirad, es aquel búho!- exclamó Rosalynn.- ¿Estará Briseida por aquí cerca?-

- Me encantaría volver a verla... es tan hermosa...- suspiró Bruno sin querer. Los otros se volvieron hacia él divertidos y se empezaron a reír.

- Tal vez debamos seguirle.- dijo Darien y los cuatro se pusieron a correr bajo el vuelo del ave, que los saludó con su característico ulular.

Y corriendo, llegaron a un claro iluminado por la luna llena, donde estaba la ninfa sonriente. Bajo la plateada luz lunar, estaba aún más hermosa.

- Bienvenidos de nuevo... en nombre de todo el bosque quería daros las gracias por todo el esfuerzo que habéis hecho.- dijo.- Como muestra de agradecimiento, quiero enseñaros algo que nunca antes ningún humano ha visto.- la ninfa alzó las brazos al cielo, cerró los ojos y pronunció unas extrañas palabras que parecían susurros. Los cuatro jóvenes alzaron la vista al cielo también expectantes: estaba cuajado de estrellas... y de pronto se dieron cuenta de que algunas de ellas se movían... parecían desprenderse del cielo y caer planeando perezosamente hasta el claro, como mansa nieve.

El mensaje del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora