4. Herida abierta

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Payton tenía los brazos alrededor de los hombros de Scott, mientras él la cargaba hacia el interior de la casa Hale. Ella murmuraba frases incoherentes, mayormente sobre una chica y sobre cómo no lograba recordar. Derek iba frente a nosotros con Isaac y lo colocó sobre una de las mesas.

Mi teléfono sonó y vi el nombre de Stiles en el identificador de llamadas. Estuve tentada a no responder, pero no me quedaba de otra. Scott ya había visto que su mejor amigo se encontraba llamando y sería muy extraño si rechazara la llamada así porque sí.

— Tenemos un grave problema en la escuela —dijo tan pronto contesté.

Casi suelto un bufido. Adivina qué, Stiles. ¡Nosotros también tenemos un grave problema! Y no es sobre la escuela.

— Stiles, ahora no es el momento de hablar sobre la escuela —mascullé, echándole un vistazo a Payton. Sus labios todavía se movían, pero no estaba emitiendo ningún tipo de sonido. Solo gesticulaban.

— Tienes que escuchar esto. La clase de la señorita Blake...

— Me dices después —lo corté.

En medio de un problema no quería hablar sobre otro y mucho menos de la señorita Blake, quien ya me parecía lo suficientemente irritante con sus mensajes en la clase y con su forma de inferir que yo estaba siendo una mala influencia en Scott.

— No, estoy seguro de que esto necesita ser discutido inmediatamente —aseguró.

Miré a Scott, pidiéndole ayuda con mi mirada. Él gesticuló una respuesta con sus labios y yo asentí, dejándole saber que lo había captado.

— Encuéntranos en la casa de los Hale —notifiqué.

— ¿Qué? ¿Qué demonios están haciendo allá? —preguntó con rapidez.

— Solo ven, ¿de acuerdo?

Y con eso, colgué la llamada, volviendo toda mi atención hacia Isaac y Payton, los cuales se encontraban sobre unas mesas en medio de lo que había sido la sala de estar de la casa Hale. Scott miró alrededor de la casa, la cual estaba en peores condiciones de lo que recordaba. El verano había hecho de las suyas aquí.

— Ya no vives aquí, ¿o sí? —interrogó Scott.

Derek, quien estaba agachado sobre el agujero del que había salido Peter la noche en la que lo resucitamos, lo miró como si fuese obvia la respuesta.

— No. El condado la tomó, pero hay algo aquí que necesito —habló, sacando los pedazos rotos de las maderas—. Ayudará a sanar una herida de un alfa.

Scott miró hacia los dos betas inconscientes.

— Sí, pero sí sanó.

Derek los miró.

— No por dentro.

Hablando de heridas provocadas por alfas, las que me habían provocado en el hospital, ya se encontraba casi sanada por completo. Había sido superficial en cierto modo, sus garras apenas rozaron mi piel, por lo que no había mucho por sanar en el interior.

— Oye, ¿vas a decirme quién era ese de ahí? Ese alfa.

Derek y yo intercambiamos una mirada. Encogí mis hombros y ladeé mi cabeza en respuesta. No hacíamos mucho ocultándole las cosas a Scott.

— Una manada rival —respondió Derek sin entrar en detalles—. Es mi problema. Sé que quieres ayudar y lo hiciste. Te debo una. Ahora ve a casa. Vuelve a ser un adolescente. Ambos.

Sabía que Derek lo decía más por Scott que por mí. Ya yo estaba metida en el embrollo de los alfa desde mucho antes de que comenzaran las clases y este incidente de Isaac y Payton era una muestra de ello.

ENEMY FLAMES ▲ TEEN WOLF   ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora