29. La verdad oculta

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Peter accedió a vernos a Payton y a mí en el loft de Derek al día siguiente. Me había sorprendido bastante la rapidez con la que él había accedido a ayudarnos y para ser sincera, no me agradaba en lo absoluto, pero no podía hacer nada al respecto. Solo morderme la lengua y seguir con la corriente a ver a dónde me llevaría todo este lío. No me agradaba del todo la idea de que esto podía hacer que terminara paralizada o, peor aún, muerta. Sin embargo, no había mucho que pudiese hacer. Tenía que saber la verdad.

Cuando ambas llegamos al loft, nos encontramos con Cora. Ella estaba de pie frente al ventanal que tenía todavía el símbolo de los alfas comenzando a borrarse por la lluvia. Era un recuerdo de lo que había sucedido con Boyd. Stiles también se encontraba en el loft, probablemente hostigándola para conocer a profundidad dónde se encontraba Derek.

— Estuvieron allí por dos días. Esperando, ocultándose. Eso debemos hacer cuando nos hallan los cazadores. Ocultarnos y curarnos —escuché que le explicó Cora a mi amigo.

— ¿O sea que el estándar son dos días? —preguntó Stiles—. ¿O Derek está en un retiro prolongado?

Cora volteó a verlo con las manos dentro de los bolsillos de su suéter.

— ¿Por qué te importa?

— ¿Por qué? Veamos —dijo en un tono un poco sarcástico y pude predecir que estaba a punto de decir una de sus respuestas irónicas—. Porque en los últimos días mis mejores amigos y la prima de uno de ellos intentaron matarse, al jefe de mi mejor amigo casi lo sacrifican en un rito, una chica que conocí desde los tres años la sacrificaron así. A Boyd lo mataron los alfas. ¿Quieres que siga? Porque puedo. Puedo seguir una hora —mencionó, haciendo énfasis en lo último.

Cora caminó hacia él con una expresión seria típica de los Hale. No había duda alguna que era hermana de mi novio. Ambos tenían ese mismo carácter rudo y cortante que podía intimidar a cualquiera. Claro, había sido un carácter desarrollado por el dolor de perder a su familia, pero seguían siendo iguales.

— ¿Crees que Derek puede hacer algo al respecto? —increpó ella.

— Él es la persona que todos parecen perseguir, así que más bien debería hacer algo al respecto —presionó Stiles.

Rodé mis ojos con un toque de exasperación. Quería mucho a mi amigo, en serio, pero la forma en la que actuaba a veces me daban ganas de golpearlo.

— Stiles, no presiones si no puedes lidiar con el impacto después —advertí.

Stiles se sobresaltó. Él no se había percatado de nuestra presencia hasta que hablé. Típico de Stiles.

— No lo sé. Ahora él tiene algo diferente —comentó Cora—. Cuando lo conocí, no era así.

Esas palabras me dejaron inquieta. Pensar que su propia hermana no lo reconocía era mucho que decir. ¿Cómo era Derek antes de pasar por tanto dolor y sufrimiento? Antes de que terminara siendo un hombre solitario y lleno de rabia contenida. ¿Sería parecido al Derek juguetón que llegué a ver hace dos días?

— ¿Cómo era? —me atreví a preguntar.

En ese momento, Peter comenzó a bajar las escaleras del loft, anunciando su presencia.

— Se parecía mucho a Scott —respondió—. A la mayoría de los adolescentes, digo, con excepción de ti, Scarlett, para mí sigues siendo una sociópata en progreso.

— Encantador —murmuré con sarcasmo.

— En fin, era un romántico insoportable, con un profundo narcisismo. Solo era tolerable para otros adolescentes —continuó describiendo a Derek mientras bajaba los escalones y llegaba hasta nosotros cerca de la mesa.

ENEMY FLAMES ▲ TEEN WOLF   ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora