18. As bajo la manga

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Scarlett

Reprimí mis propias ganas de llorar mientras veía 10 Cosas que odio de ti en Netflix. Iba justo en la parte donde Kat está por recitar su poema y no puedo evitar sentirme ligeramente identificada con las palabras del poema. Demonios, ni siquiera sé cuándo me volví tan patética.

Payton entró a la sala y apenas le dediqué una mirada por el rabillo del ojo cuando se dejó caer a mi lado, moviendo su pie con impaciencia. Estaba concentrada en terminar la maldita película para poder volver a sumirme en mi propia miseria y situación de adolescente patética post-corazón roto.

— Ni siquiera voy a preguntar la razón por la que estás viendo esa película —habló, apenas mirándome—. Pero tengo que decirte algo importante.

Arqueé una de mis cejas sin despegar mi vista de la pantalla del televisor.

— ¿Ese asunto de importancia tiene que ver con mi vida o con la película? —cuestioné.

Payton ladeó su cabeza.

— Ninguna, bueno, un poco de una —balbuceó, soltó una maldición y suspiró—. Scott y Isaac van a ir a hablar con Deucalion esta noche.

Le di pausa a la película y me atraganté con mi propia saliva, provocándome un repentino ataque de tos. ¿Acaso mi mejor amigo había perdido la maldita cabeza en estos días? Para colmo, ¿Isaac también? ¡Eran alfas, por el amor a Cristo! Eso no saldría para nada bien. Ellos no podían ir solos a hablar con ellos.

Generalmente las pláticas con nuestros enemigos siempre terminaban en una pelea donde más de uno terminaba realmente herido. No necesitaba perderlos a ellos también. Sería demasiado para poder soportarlo.

— ¿Cómo sabes tú eso? —pregunté, una vez me recuperé de mi ataque de tos.

Payton rascó su nuca.

— Digamos que ellos olvidan que yo también tengo un oído bastante desarrollado y puedo escuchar sus conversaciones desde mi habitación —comentó, sus mejillas adquiriendo un ligero rubor—. Lo siento, soy metiche.

Todos los Brann teníamos esa mala característica en nuestras venas.

Espera, si es esta noche, eso quiere decir que no nos queda mucho tiempo para idear un plan o de detenerlos. No, cuando a Scott se le metía algo en la mente era imposible sacárselo. Era casi tan testarudo como Derek.

Maldita sea, de nuevo me encontraba pensando en él.

Sacudí mi cabeza y cerré mis ojos, presionando ambos lados de mi cabeza con mis manos. Mi mente trabajaba demasiado rápido, intentando poner en orden mis pensamientos y las posibilidades. Una larga lista de pros y contras se encontraba desarrollándose dentro de mi cabeza, pero la detuve porque no tenía tiempo para pensar en ello. Necesitaba un plan, un respaldo en caso de que algo saliera mal.

Una bombilla imaginaria se encendió en mi cabeza y, aunque no me agradaba del todo la idea, era lo mejor que tenía. Iba a tener que tragarme gran parte de mi orgullo para poder hacer esto, pero no me quedaba de otra. Eran vidas las que se encontraban en juego esta noche y no podía arriesgarme demasiado.

En especial porque cuando Booth me siguió en Noruega, dijo que la manada de Alfas también buscaban a Scott.

— Levántate. Tenemos que ir a perseguirlos antes de que cometan un gran error —avisé.

ENEMY FLAMES ▲ TEEN WOLF   ➂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora