12. Vida de arcoiris y unicornios.

18 0 4
                                    

Valery

Aquello era demasiado, incluso para mí. Cuando Evans por fin se marchó apenas podía contener las lágrimas, parte por la impotencia que sentía y parte por el miedo que se alzaba ante mí, como un bloque de ladrillos, ante lo desconocido.

Mi vida no había sido fácil, desde muy pequeña había tenido que soportar el abandono de mi padre, y como mi madre se derrumbaba día tras día por no tener la vida que siempre había deseado: junto a su marido perfecto, en una casita de un buen vecindario mientras ambos criaban a su hija y todos se sentaban a la mesa cada mañana para desayunar tortitas.

Crecí siendo una niña introvertida y asustadiza, tuve pesadillas hasta los nueve años, visité numerosos psicólogos infantiles, pero nada podía aliviar lo vacía que me sentía. Todo aquello había cambiado cuando conocí a Meli, ella me ayudó a darme cuenta de que todas las cosas pueden cambiar, que somos nosotros los únicos dueños de nuestro destino. Efectivamente le había dado un giro a mi vida, pero los recuerdos no se podían borrar. Sin embargo, a pesar de todo, nada se comparaba con lo asustada e indefensa que me sentía ahora, a mi lado, aquella niña de nueve años era cien mil veces más valiente y decidida que mi yo actual. Siempre me habían gustado las cosas que podía controlar, planificar y estudiar de una manera racional, ser una bruja no entraba en esos parámetros. Tampoco entraba que toda mi vida estuviese construida sobre una mentira.

Cerré los ojos intentando cuanto antes que el sueño borrara el día de hoy, pero cada vez que lo hacía veía esa llama. Yo había hecho eso. Yo era una bruja. La idea era tan disparata que casi me hacía querer reír y chillar como una histérica, era imposible que eso fuese cierto. Y sin embargo, en el muy fondo de mi ser sentía que aquello no podía ser mentira, sentía que aquel poder, por extraño que pareciera siempre había dormitado en mí, solo que nunca le había prestado atención, totalmente sumergida en mi burbuja de una vida común de estudiante de universidad, que sueña con algún día poder llegar a ser escritora. Aquello solo era un telón. Una vida de mentira.

Sin embargo, agradecía la verdad, por muy dura que ésta resultara, ahora todo encajaba: las palabras de Samael, como me sentía en aquel lugar, incluso él mismo lo había dicho: << es un hechizo para debilitarte >>, y además, mi pérdida de memoria, él lo había hecho para desconcertarme, para hacerme aún más débil, y justo cuando estuve a salvo de él todos mis recuerdos volvieron, Samael también era un brujo, como Evans había dicho. Había señales por todas partes, incluso cuando me pegó, la rapidez con la que me alcanzó no había sido normal; había tenido revelaciones de este mundo con anterioridad, pero estaba ciega, aferrándome a mi racionalidad. Ahora de nada servía eso.

Harta de pensar en todo eso, tomé la almohada cubriendo mi cara.

*****

- ¿Cuándo podré irme? - le pregunté a Evans al día siguiente.

Sus ojos me evaluaron desde el otro lado de la barra del desayuno, mientras sujetaba una taza de café humeante entre sus manos.

- Creía que había quedado claro ayer. - dijo sin más.

- Lo único que me quedó claro ayer es que mi vida ha sido una mentira. Solo quiero volver a casa, poner mi vida en orden, olvidar mis supuestos poderes e intentar hacer de mi vida de mentira una vida real. - dije con demasiada rapidez.

Lo cierto es que durante toda la noche no había podido dejar de darle vueltas a todo este asunto, y había llegado a la conclusión de que yo no podía afrontar esto, simplemente no podía. Esta situación me superaba, la única solución que veía era olvidar todo y regresar a mi vida de estudiante. Quizás pecaba de cobarde, pero yo no podía lidiar con ser una bruja. Ni siquiera entraba en mi cabeza semejante idea.

Evans tomó un largo suspiro, el cual resonó por toda la estancia.

- No puedes irte, estás en peligro, así que permanecerás aquí conmigo hasta que solucionemos la situación.

- No sabía que tenía que quedarme aquí, ¿no puedo volver a casa?

Evans me había dicho que Samael me necesitaba, que yo era de algún modo valiosa para él, el mismo Samael lo había dicho. Pero todo había acabado, había salido de allí, y ahora solo sería cuestión de tiempo que lo atraparan. Nunca pensé que el riesgo fuera tan elevado como para que no pudiera volver a casa.

- Creo que todavía no te das cuenta de la gravedad de la situación. - su mirada se tornó dura, casi enfadada.

- Perdona, ser bruja no viene con manual de instrucciones. - dije un tanto molesta. ¿Cómo no podía entender que esto era duro para mí? Podría tener un poco más de tacto al menos.

- Quizás el primer paso sería aceptar quien eres y no volver a la primera de cambio arrastrándote a tú vida inventada. - esta vez su voz no mostró dureza, sino indiferencia, lo cual era sin duda tremendamente peor.

No me podía creer que hubiese dicho eso. Lo miré fijamente, esperando que se disculpara por su metedura de pata. Sin embargo, no lo hizo. Me mantuvo la mirada fija, inflexible. Finalmente di media vuelta, regresando a la habitación, si seguía allí un segundo más estallaría, y a estas alturas no podía permitirme eso.

Evans

¿Cómo no podía darse cuenta de que estaba en peligro? ¿Cómo podía ser tan despreocupada ante una situación tan peligrosa? Sí, lo sabía. Ella no estaba acostumbrada a este mundo, pero había estado secuestrada por Samael, ¡maldita sea secuestrada! Y aún así seguía sin ser consciente de la gravedad del asunto. Me exasperaba sobremanera, pretendía volver a su vida de arcoíris y unicornios y hacer como si nada hubiese pasado. Claro que era duro, pero no entendía porque se avergonzaba, porque simplemente, quería huir. Lo único que haría con eso sería dificultar mi trabajo, y, sí, odio las complicaciones.

Me tumbé sobre la cama, completamente irritado.

Nunca me había sentido tan frustrado, no se trataba solo de que complicara mi trabajo, también ponía en riesgo su vida. No podía permitir eso, era mi responsabilidad, y yo nunca eludía mis responsabilidades.

Wells: a magical story Donde viven las historias. Descúbrelo ahora