13. La verdadera razón.

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Dedicado a @HOSHIEYES.

TAO

Saqué el falo del director, el cual ya había eyaculado en mi interior y con un suspiro tomé el papel higiénico para limpiarme con cuidado, ya que sentía las piernas flaqueando debido al esfuerzo físico al "cabalgarlo". De todas las veces que lo hicimos, ésta fue la más exhausta, fueron cinco rondas seguidas, sin contar los orales.

- Tao, tu rendimiento no ha sido el mejor en Historia de Corea, ¿cómo piensas que te quedarás con la beca si sigues así? -la voz del director Wu detuvo mis acciones, se escuchaba como si estuviera regañándome.

- En estos momentos debería estar en clases, pero no me dejabas marchar -le recordé, poniendo los ojos en blanco antes de seguir limpiando el semen del adverso resbalándose por mis muslos.

Me llamaba siempre los miércoles a las ocho de la mañana y me tenía en la dirección por cuatro horas para tener sexo, era su único horario disponible para mí, eso acaparaba todo el horario de Historia de Corea. Aunque a mí no me importa la historia de aquel país, sólo sabía que estaban en conflicto con Corea del Norte y que comen ramen.

En realidad estoy en Corea gracias a él, en un instituto gracias a él y con una beca también gracias a él. Nos conocimos en Shanghái, por el 2008 cuando yo era un niño, tenía diez años y él se encargaba de cuidar en la guardería de su madre, jugaba conmigo a los carritos para que detuviera mi llanto al no tener a mi madre para que me cuide. En el 2014 mis padres me botaron de la casa al saber mi orientación sexual, teniendo la única opción de quedarme con Kris, quien seguía siendo mi amigo aún teniendo trece años de diferencia, ahí es cuando le di mi primer beso, mi castidad y todo lo que tenía. El padre de Kris vivía en Corea, en esa temporada se dio el pase a la gran herencia tras su muerte, detallando en el papel de herencia el nombre de mi no-novio, siendo entonces la peor noticia para mí, ya que él se había ido a inicios del 2016 y me había dejado solo en un instituto de arte. Pero no, no fue suficiente para mí el hacer vídeo llamadas con él, hablar por teléfono o enviarnos cosas por medio de un barco, no; junté mi dinero, el salario que me ofrecían tras dejar el instituto y empezar a trabajar para irme hacia Corea, sólo con el dinero para el taxi y una botella de agua.

- ¿Debería disculparme, Tao? Es el único momento donde nos vemos porque tengo trabajo que hacer, ven aquí -le observé, palmeando su desnudo muslo.

Vacilé, no quería parecer débil. Terminé subiendo el pantalón negro y sin camiseta tomé asiento en el regazo impropio.

- Podríamos vernos los sábados y domingos, no entiendo qué tienes que hacer eso días -intervine, mirando a otro lado que no sean sus ojos.

Aunque cruzábamos miradas esos días separándonos en una distancia prudente cuando nos encontrábamos en público, sabía que tal vez se iba a un night club saliendo de la puerta principal.

- Esos días estás con tus compañeros, en especial con el joven Byun, los encontré muchas veces por los pasillos, él casi colgándose de tu hombro -escuché atentamente esa grave voz contra mi oído, mientras sus manos trazaban a lo largo de mi espalda, deteniéndose en la espalda baja para luego delinear círculos invisibles sobre ésta-. ¿Hay algo malo que quiera pasar el tiempo contigo así?

Solté una carcajada, cosa que no le gustó para nada.

- Primero dime qué haces los sábados y domingos, o ya no vendré los miércoles porque perderé la beca -me separé de él bruscamente, tomé la camiseta que yacía en el suelo y me la puse a la espera de una respuesta.

"Felices los cuatro" (EXO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora