Afenfosfobia | Chardre ®

08

Narrador OM

— Vas a desayunar? — golpeó la puerta.

— No — dijo desde el otro lado de la puerta.

— Charlie, tienes que desayunar — bufó.

— Pero no quiero — respondió.

— Vamos Charlie, sal de ahí — golpeó nuevamente.

La puerta se abrió y Leo se sobresaltó.

— iré, pero sólo porque no me gusta oír tu voz — se removió el cabello y bufó.

Charlie estaba sin camiseta y Leo estaba frente a él observándolo de pies a cabeza.

— Oye, reacciona  — le sopló la cara a Leo.

— O-oh, lo siento — comenzó a caminar a la cocina algo nervioso.

Ni el sabía porqué se había quedado mirándolo de aquella forma.

— ¿Qué vamos a desayunar? — se sentó en una silla.

— Aún no lo eh preparado — respondió abriendo la heladera

Charlie se levantó y comenzó a sacar cosas para hacer el desayuno.

— ¿Qué haces? — lo miró confundido.

— ¿Qué no es obvio? — volteó a verlo. — el desayuno — continuó lo que ya estaba haciendo.

— Lo haré yo — tomó las cosas que tenía sobre la mesada.

— No, yo lo haré — tomó un extremo del paquete de la harina y se lo trató de quitar.

— Charlie no!, vas a romper el paquet..— dejó de hablar al ver una nube de harina por toda la cocina.

— Leondre, ¿Qué hiciste? — bufó tratando de abrir los ojos, ya que ambos estaban tapados en harina también.

— OH NO, NO ME CULPES DE LO QUE HICISTE TÚ! — dijo furioso dejando las cosas en la mesada.

— Tú no me dejaste hacer el desayuno! — bufó lavándose la cara.

— Ugh — se sacudió y volvió a ensuciar a Charlie.

— Oye! — gritó.

— Te lo debía — lo señaló.

Charlie tomó un huevo y se lo lanzó.

Leo soltó un leve quejido y levantó su camiseta.

— ME HICISTE DAÑO ESTÚPIDO — se señaló el estómago.

Charlie lo observó y sonrió.

— Me gusta hacerte daño — salió de la cocina.

— Psicópata! — gritó y cerró la puerta de la antes mencionada.

[***]

Narra Leo

¿Qué rayos le pasa?

Bufé terminando el desayuno y llevé el plato hasta donde él se encontraba, luego se lo dejé en una pequeña mesa y me marché.

— No vas a desayunar tú? — preguntó antes de que me marchara por completo.

— Me iré a bañar —  continué caminando.

—  No te tardes — dijo desde atrás.

— No me molestes — suspiré.

[***]

Narra Charlie

— Ya sal! — bufé golpeando la puerta del baño.

— No seas pesado — gritó del otro lado. — ya salgo —

— Apúrateeee — suspiré — Te tardas demasiado ¿Te lo había dicho antes? — me apoyé en el marco de la puerta.

— No, nunca — dijo mientras abría la puerta y salía con una toalla enrollada en su cintura. 

— Pues lo haces — lo miré de pies a cabeza y rayos, sí que es lindo.

— Cállate y entra al baño — entró a la habitación de invitados.

— Ya me bañé — dije cerrando la puerta del baño.

— ¿Por qué me molestabas entonces?  — bufó.

— Porque no tengo nada qué hacer y me aburro sin Brooke — suspiré y entré a mi habitación.

— Podrías limpiar la cocina — dijo saliendo de su habitación ya vestido, pero con el cabello mojado.

— Ya lo hice — me tiré a mí cama y miré el techo.

— ¿Estás hablando en.. — bajó las escaleras y supuse que fue a ver la cocina.

Luego volvió a subir y entró a mí habitación.

— ¿Cómo lo hiciste tan rápido? — frunció el ceño.

— Estuviste en ese baño casi dos horas — dije sin quitar la mirada del techo.

— La harina estaba por todas partes — me señaló.

— Qué pena — lo observé.

— Me debes una disculpa — se sentó en uno de mis sillones.

— Por el harina?, ni lo sueñes — reí sarcástico.

— Por el harina y por esto — levantó su sudadera y señaló un moretón.

— Auch — dije sorprendido y me senté en la cama.

Realmente no sabía que le había echo daño, pero un poco si, yo había visto que el huevo no se había roto, pero pensé que no lo había lastimado así.

— Si, lo sé, ahora se puso morado — se bajó la sudadera.

— Lo siento, no sabía que te había hecho daño — bajé la cabeza.

Aún podía sentir la mirada de Leo sobre mí, y estoy más que seguro de que está sonriendo, como siempre.

— Disculpa aceptada — sonrió observándome.

— Pero, ¿aún te duele? — lo miré algo preocupado.

— Pues sí, un poco, pero está bien — se encogió de hombros.

[***]

No sé qué ocurre, pero Leondre lleva hablando con mi psicóloga hace más de 30 minutos, esto se preocupante.

Yo estoy oculto detrás del sofá tratando de escuchar, pero no logro entender nada.

— Sal de ahí — dijo terminando la llamada. 

— ¿Qué tanto hablabas? —Me senté en el sofá.

— Tu psicóloga me dijo sobre que necesitabas a alguien para una terapia — suspiró — tu madre le dijo sobre que yo soy tu niñero, y le pareció buena idea que yo fuera a las terapias contigo, ¿Qué te parece? — sonrió.

— Me niego — negué varias veces.

— Ugh, vamos Charlie, tal vez puedas conocerme más — bufó.

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