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N|O

Leondre llevaba casi una hora fuera de la habitación del rubio mientras caminaba de un lado a otro mordiendo sus uñas, ya había  escuchado su nombre varias veces y estaba seguro de que no era por una buena razón.

La puerta se abrió de golpe haciendo que Leo se asustara.

— ¡Eres un maldito metido! — gritó.

Luego de decir eso cerró dándole un fuerte golpe a la puerta.

Leo no lo pensó dos veces y entró a la habitación, luego cerró la puerta y volteó a verlo completamente molesto.

— Mira pedazo de rey de los idiotas, Brooke debía saber la estupida decisión que tomaste porque es tu hermana y te ama. — tomó aire — Ahora escúchame con atención, según tú ésta estupidez está sirviendo de algo, pero créeme, jamás te equivocaste tanto en tu vida con algo, como lo hiciste ahora dejando de tomar esos malditos medicamentos. — suspiró al terminar y miró el suelo.

Charlie lo observó sin decir nada y notó que estaba llorando, veía sus lágrimas resbalarse por sus mejillas, lo había visto llorar antes, pero odiaba saber que era por su culpa y que podía evitarlo; así que se levantó y lo abrazó comenzando a llorar junto con él.

— L-lo siento — susurró sin dejar de abrazarlo — Y-yo realmente lo siento — Leo lo interrumpió separándose y lo observó con confusión, no entendía lo que estaba ocurriendo — No deberías estar aquí soportando mis estupideces, soy un desastre, no sirvo para nada, lo único que sé hacer es arruinar las cosas y sé que es una estúpida decisión pero odio esto, odio tener tanta mierda encima y no dejo de pensar que si sigo así vas a cansarte de mí, odio esos malditos medicamentos, odio necesitarlos y realmente pensé que si intentaba dejarlos a la fuerza serviría de algo, pero no fue así, lo único que logré fue lastimarte a ti y a mi familia como siempre — Continuó llorando — P-perdóname, quiero que sepas que voy a entender si decides irte ahora.

Leondre aún no lograba comprender el cambio, pero estaba feliz, además él nunca había pensado en dejarlo, si eso hubiera pasado por su mente por lo menos una vez, lo habría hecho desde el principio, pero no fue así, jamás pensó en dejarlo porque le gusta y realmente le preocupa.

— ¿Estás?...¿Tú... — tomó aire mientras se acercaba a Charlie y limpiaba sus lágrimas — No voy a irme, no quiero hacerlo porque me importas un montón pero necesito que tomes esas pastillas, por favor — Se acercó a la mesita de luz de Charlie y sacó las pastillas, luego de hacerlo volvió con él y se las dio — Oye, pon atención a lo que te diré ahora. No voy a cansarme de ti, me gustas mucho y planeo quedarme a tu lado por mucho tiempo, obviamente lo haré solo si tú quieres — lo miró a los ojos mientras colocaba su mano suavemente en su mejilla.

El rubio asintió y miró las pastillas antes de tomarlas.

Estaba seguro de que no las quería tomar. Él las odiaba porque no quería tener que depender siempre de ellas; sin embargo a medida que iba avanzando el tiempo, en vez de pensar que las dejaría, vivía pensando que jamás podría seguir sin ellas. Nunca había logrado creer en sí mismo, jamás, pero ésta vez las cosas eran diferentes ya que quería muchísimo a Leondre en su vida y realmente odiaba verlo mal.

Luego de ver la pastilla por un par de segundos la metió a su boca, se la tragó y Leondre lo abrazó al instante.

— Idiota — murmuró y luego sonrió— No lo hagas de nuevo porque me voy a enojar mu...— La puerta se abrió interrumpiendo a Leo.

Era Karen, había vuelto temprano del trabajo y se encontraba mirándolos a ambos sin entender nada.

— Charlie decidió tomar las pastillas — Habló Leo dejando de abrazarlo para poder ver a Karen con una sonrisa en su rostro.

Al oír esas palabras se sintió aliviada y su cara de confundida cambió a una de felicidad, había pasado demasiado tiempo fuera de casa por los problemas que estaba teniendo con la custodia de Brooke y su trabajo, por lo que el no poder estar con su hijo en este tipo de momentos la hacía sentir bastante triste y preocupada. Si dejaba el trabajo se veía comprometida por el tema de la custodia y si no lo dejaba se sentía mal por no estar para apoyar a Charlie el tiempo necesario. Pero ahora con la ayuda de Leo había podido estar un poco más tranquila a pesar de todo, ya que como había logrado aceptarlo y sabía que era responsable.

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Se viene un cargamento gigantesco de cosas cursi, preparen las ☆☆☆☆☆☆☆

Afenfosfobia | Chardre ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora