AQUELLA NOCHE...

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*Narración de María*

Recuerdo aquella noche con mucho cariño, la recuerdo como un momento especial, uno de nuestros mejores momentos a solas. Después de tomarnos aquellas copas con los demás, fuimos a nuestra habitación, y mientras llegábamos, nos mostrábamos la una a la otra lo que queríamos hacer aquella noche. Recuerdo que cuando nos metimos en el ascensor y se cerraron las puertas, Melo se me acercó bruscamente, apoyó sus manos en la pared a la altura de mi cabeza, dejándome casi encerrada a su antojo, y comenzó a besarme con ansia. Como sabía que tardaríamos alrededor de un minuto en llegar a nuestra planta, aproveché y metí mis manos por dentro de su camisa, agarrando su piel, acercando con brusquedad su cadera a la mía, para sentirla, para sentirnos. 

Cuando llegamos a nuestra habitación me hizo abrir el último sobre, en el que ponía que podía hacer con ella lo que quisiera, y así lo hice. Aquella noche fue pura magia, demostración de cariño, una exhibición de amor. Habíamos bebido, pero queríamos hacerlo bonito. No hicieron falta ni las palabras para ponernos de acuerdo en la manera en la que queríamos hacernos el amor. 

Dejé el sobre en la mesilla situada enfrente de la cama, y Melo, mirándome a los labios, puso sus manos en mi cara y me besó dulcemente; acto seguido la rodeé por la nuca. Ella aprovechó la posición, la oportunidad que se le presentaba, y me enganchó de las piernas para alzarme, y así, tumbarme despacito sobre la cama, poniéndose ella encima mientras me sonreía vergonzosa y continuaba mirándome los labios, que tanto se aguantaba besarlos. Mi campo de visión cambió; pasé de ver toda la habitación a verla solamente a ella. Sus labios comenzaron a recorrer mi cuello...me ponía muchísimo que me besasen y me lamiesen el cuello... y a ella le encantaba hacérmelo mientras metía su mano por dentro de mis pantalones y me acariciaba; sabía que eso me encendía a sobremanera, y que luego desearía hacérselo a ella. Mi respiración cada vez se aceleraba más, y el aire que soltaba sonaba cada vez más alto, cosa que a ella le motivaba para seguir acariciándome donde más me gustaba e intentar hacerlo mejor, aunque era imposible. De repente Melo dejó de acariciarme, sacó su mano y la miré extrañada; nah, simplemente le apetecía besarme apasionadamente mientras abrazaba mi cintura. Aquellos detalles me mataban. 

-Tranquila mi amor, que ya sigo. Rélajate. -Me susurró al oído acariciándo su mejilla con la mía. 

Volvió a bajar su mano, y esta vez, la metió dentro de mi ropa interior, tocándome del todo. Solté un leve e inesperado gemido, y besándola, le quité la camiseta. 

-Quítate la camiseta, tengo las manos demasiado ocupadas y no pienso dejar de hacer lo que estoy haciendo. -Me susurró Melo al oído. 

Con caras de placer y mis inesperados gemidos, me fui desnudando a la vez que, involuntariamente, la desnudaba a ella, hasta quedarnos completamente sin ropa. Dejé de acariciar su espalda, y decidí que, ya que la ropa no volvía a ser un impedimento, usaría las manos mejor, y sentí que era el momento de amarla a ella. Lo habíamos hecho pocas veces, pero me quedaba rápido con la idea de cómo le gustaba. Mi mano derecha comenzó a juguetear entre sus muslos, y poco a poco se acercaban más a su destino, hasta que finalmente, llegaron, e hicieron que sus ojos se cerraran a la vez que su boca se abría para respirar más y más fuerte. 

-Ábrete más. -Me dijo.

-¿Qué? -Sinceramente, no estaba concentrada más que en darnos placer, y no me enteraba de lo que quería decirme. 

Dejó de acariciarme, y subió su cabeza a la altura de la mía, quedándonos enfrente, y de repente, mirándonos a los ojos, noté cómo su mano con brusquedad me separaba las piernas.

-Que te abras. -Me volvió a decir.

Y acto seguido, introdujo sus dedos en mí.

Ahora sí que no veía nada, el placer que sentía me impedía abrir los ojos, y si los abría, la veía a ella, amándome con deseo. 

-Ahora sí. -Me susurraba al oído mientras sonreía. 

Al cabo de unos minutos, cogí a Melo de la cintura, y la tumbé, poniéndome yo encima, haciéndoselo tan bien como ella me lo había estado haciendo a mí, queriendo hacer algo que ella todavía no había hecho. Comencé a besar su clavícula, y fui bajando hasta llegar a su abdomen. A partir de ahí le fui dando besitos, hasta llegar hasta donde yo quería, y pasé de besos a hacérselo de verdad. 


-TRANQUILOS, HAY SEGUNDA PARTE, PROMETO QUE EN UNAS HORAS LO CONTINÚO Y LO SUBO. POR CIERTO, ¿ME AYUDÁIS CON EL CANAL DE YOUTUBE? NEREAWERT-


MELEPE - La verdadera historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora