13. Voy a morir

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Me desperté de lo más tranquila posible.

Sí, yo desperté tranquila.

-Buenos días Fiorella- la enfermera abrió las cortinas y me hizo ver el peor enemigo para mis ojos. El sol.

-Eran buenos hasta que abrió la cortina- reproché sarcástica.

Una sonrisa se le escapó.

-Una chica de la noche- comentó.

-Una chica normalita, a la que le encanta mantenerse con visión- reí.

-Vamos a ver cómo está ese pie- tragué saliva. Ay Dios, ya valí.

-No pongas esa cara, sólo es para revisar que no se haya infectado- querida enfermera... estoy en el.hospital, no se puede infectar de la noche a la mañana.

-Bien, pero con una condición... en el almuerzo como pizza de cuatro estaciones con limonada y de postre un helado de limón con chocolate.- la enfermera me veía divertida y negaba con la cabeza.

-Pero antes el pie- señaló.

No sé cómo reuní el suficiente valor para que esa amable mujer me revisara el pie. Sólo sé que soy una maldita cobarde.

-Listo, puedes abrir los ojos y dejar de taparte la cara- hice lo que la enfermera me ordenó.

Merezco ese almuerzo de los dioses.

Bien... ¿Cómo describo ese día?

MUERO DE ABURRIMIENTO.

No puedo caminar. Mi único transporte es una silla de ruedas. Genial.

Como pude me levanté y me senté en esa cosa. A rolar por el hospital.

Me moví "sigilosamente" y me adentré en un área bastante loca. Emergencias.

-HERIDO EN LA SALA 3-

-BALA EN EL ALA ESTE-

-HEMORRAGIA INTERNA-

-SOBREDOSIS-

¡Carajo! Una locura. Adiós.

Luego al área de espera. ABURRIDO.

El.área de parto, Iugh! Niños, gritos, llantos, mujeres locas... Adiós.

Pero cuando entré a un área bastante acogedora y pacífica me sentí bien. Lo sé es un hospital pero es la primera cosa buena que encuentro.

Lo segundo que vi fueron niños corriendo hacía mí. Dios! Pequeños que su aspecto no era saludable y que para su edad yo estaba hechando lata por las playas de Sicilia.

-¿Vienes a visitarnos?- preguntó una niña de ojos grises. Carecía de cabello.

-Emmm... yo... No, no vengo a visitarlos. Me confundí- los niños tenían cierta tristeza en sus ojos.

-Aunque si quieren- hice una pausa y los niños se acercaron de manera esperanzada- Puedo quedarme un momento o toda la mañana y así les cuento chistes y les hago compañía- los niños se volvieron locos y una chispa en ellos se encendió.

-Pero te vienes con las niñas, porque los niños son muy feos- la niña de ojos grises les sacó la lengua a los niños. Esa es mi chica.

-Pero prometí estar con todos... oye, ¿Cúal es tu nombre?- pregunté.

-Skylar- sonrió.

-Hola Skylar. Hola a todos, soy Fiorella, su nueva amiga- puedo jurar que nunca había sentido tan feliz desde que cumplí mi sueño de tirarme del paracaídas.

La mañana se pasó entre chistes, historias, juegos (torpes de mi parte), risas, pintando caritas y unas cuantas canciones. Mi mañana fue estupenda gracias a esto niños.

-FIORELLA CIPRIANOOOO- la enfemera gritaba por todo el pasillo. ¿Qué no sabe que es un hospital?

-¡No te vayas Fió!- Skylar hizo ojos de perrito abandonado. Justo en el corazón.

-No... emmm... voy a comer y si me dejan prometo que puedo regresar- dicho esto los niños se alejaron pues parecía que habían visto a un mounstruo.

-¡Aquí está!- la enfermera señaló hacia mí.

-No estaba haciendo nada malo, yo-

-NADA. TIENES QUE HACER REPOSO- ok, no sé dónde quedó la amable señorita de la mañana.

-¡A sus órdenes mi comandante!- hice una mueca militar, pero saqué la lengua y crucé los ojos. Los niños rieron y la enfermera bufó.

De camino a la habitación le recordé mi merecido premio.

-De ninguna manera, luego de esto menos- ash! ¿No le dieron anoche?

-Pero... No fue nada grave. Los niños se estaban divirtiendo, yo lo estaba haciendo. Por favor, no nos quite la felicidad, no me aparte de ellos se lo pido. Por favor- no sé en qué momento mis ojos se cristalizaron e hiciera que la enfermera lo pensara y asintiera.

Juro que esta vez fue sin intención.

Llegamos a la habitación. Es hora de almuerzo.

Ok, no es pizza, ni helado, ni limonada; pero no está mal.

Como lo prometido es deuda... Regresé al área pediátrica de oncología.

-Regresé- anuncié.

Skylar estaba sentada en un rincón. Estaba sola, me acerqué y vi que lloraba amargamente. Me rompió el corazón.

-¿Qué tienes nena?- ahora no llores Fiorella.

-Voy a morir-

Sin Filtro// Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora