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Te necesito como el aire para respirar.

Los latidos de mi corazón se aceleran, el oxígeno deja de llegar a mis pulmones, el tiempo se detiene. Todo parece irreal, nuestros labios unidos, su respiración al compás de la mía. No abro los ojos, no quiero hacerlo porque el miedo a que sea un sueño es inmenso; de ser otro sueño mi cerebro no lo procesará. Toqué su rostro suavemente siento lo suave de su piel, sus bellos erizarse y suspiro.

— Dime que no estoy soñando— le supliqué.

— Espero que esto sea... Una prueba... Eficiente — posó sus labios sobre los míos haciéndome sentir una y mil sensaciones. Inexplicables, porque era tal la felicidad que llenaba todo mi ser en ese instante que no era posible describirlo.

Suspire sobre sus labios, ¡ Dios!, aún no daba fe a la que estaba viendo, sus ojos estaban fijos sobre los míos. Una gran sonrisa se ensanchó en su rostro sin poder evitarlo volví a pegar nuestras bocas; hasta ese momento no había sido consciente de cuanto lo había extrañado.

Nuestras respiraciones estaban agitadas y sus labios un tanto hinchados, entonces recordé en donde estábamos y porque.

— Lo siento — me alejé, emitió un pequeño gruñido al sentirme lejos — debo avisarle a los demás, regreso enseguida — me acerqué hasta el y le di un pequeño beso— no te duermas.

Asintió con una sonrisa, salí fuera encontrándome a sus padres en el mismo lugar donde los había dejado. Al verme se levantaron.

— Despertó — dije sin más.

— ¿ Qué? — susurró su padre sorprendido, su madre se llevo ambas manos a la boca ocultando un grito.

— Despertó — repetí tratando de convencerme a mi misma.

Su padre se acercó hasta donde estaba y sin esperarlo me rodeó en sus brazos—. Gracias — dijo, se separó de mí entrando junto con su esposa a la habitación.

Dos semanas después

¡Dos semanas!, dos semanas desdé que Ethan despertó y hoy por fin le darán el alta.

Marcus, Alisson, Maya y yo vamos en el auto de mi hermano hacia el hospital, yo voy de copiloto y las chicas en el asiento trasero. Durante estás semanas todos hemos estado ocupados, tanto que casi no hemos compartido tiempo juntos, ha mis amigas  sólo las he podido ver en el instituto.

Mi rutina durante éstos días ha sido la misma, de la escuela al hospital, claro alimentándome bien para que papá me permitiera estar más cerca de Ethan, ni siquiera a preguntado la razón de mi abnegación hacia él, esa es una de las razones por las cuales amo a mi padre.

Maya ha estado algo extraña; ¿qué decir de Marcus?, está igual o más raro que mi amiga, lo único distinto es que él parece disfrutar lo que sea que le esté pasando.

— No tienes música en está carcacha— Alisson rompe el incómodo silencio en el que todos nos encontrábamos.

— Por supuesto que sí— Responde Marcus mientras enciende la radio— y no le digas carcacha a mi bebé.

— Lo siento, bombón — Susurra Alisson con evidente coquetería.

Aquí vamos otra vez.

— Se me ocurren otras maneras más divertidas de que te disculpes — le doy un manotazo al escuchar su cometario,mientras las carcajadas de Alisson inundan el auto — ¡ auch!, ¿ podrías dejar de ser tan agresiva?.

— Es mi amiga— me defiendo.

— ¿ Y?, eso no le quita lo buena— otra carcajada de parte de Alisson.

— Gracias por hablar de mí como si no estuviera aquí — se queja mi amiga con fingida vergüenza.

— Perdón — me disculpo.

— Yo no— fulmino a Marcus con la mirada — cuando quieras me llamas, estaré esperando por ti— le guiña un ojo por el espejo retrovisor.

Volteó para mirar hacia atrás, Alisson continúa con sus carcajadas y Maya está pérdida mirando por la ventana del auto, voltea a mirarme al sentir mi mirada punzante sobre ella.

Tiene la quijada levemente apretada, me sonríe pero su sonrisa no llega a sus ojos, podría jurar que vi tristeza en ellos.

— Llegamos— anunció mi hermano haciendo que fijara mi mirada hacia adelante.

Todos subimos hacia la habitación de Ethan, lo encontramos junto a su madre escuchando las indicaciones del doctor, su mirada se encontró con la mía, sonreí.

— Eso es todo, jovencito— concluyó el doctor — espero no verte más por aquí.

Ethan sonrió mientras le daba las gracias al médico. Segundos después del doctor salir llegó un enfermero con una silla de ruedas, Ethan se sento sobre está. Al pasar por mi lado acarició suavemente mi mano, le devolví el gesto.

(****)

— ¡ Dios!, como extrañaba esto— exclamó Ethan lanzándose sobre su cama, hacia unos minutos que habíamos llegado del hospital.

Marcus quedó de llevar las chicas a sus respectivas casas mientras que yo me fui con Ethan y sus padres.

— Recuerda lo que dijo el doctor, no te excedas— lo reprimió su madre al ver como se lanzaba sobre la cama.

— Sí, mamá — su madre sonrió—. Fer, ven aquí.

Me acerqué hasta él algo temeraria al ver a su madre ahí, la verdad me daba pena con ella.

— Tengo que organizar algunas cosas— se excusó su madre— portense bien— ambos asentimos con una sonrisa al ver como se perdía tras la puerta.

— ¡ Por fin!— masculló Ethan con una gran sonrisa, extendió su mano para acercarme a él —. He querido hacer esto durante toda la mañana.

Sin pedir mi permiso posicionó sus labios sobre los míos, gemí al sentir la invasión de su boca sobre la mía, era exquisito.

Sus labios se movían suavemente al compás de los míos, ambos nos estábamos deleitando con el sabor del otro. Lo había extrañado tanto que el saberme besándome con él en ese momento era casi irreal.

Nos separamos por falta de aire, dejó un pequeño beso sobre el puente de mi nariz mientras me acurrucaba entre sus brazos.

— Te extrañé tanto — susurré acariciando sus manos.

— ¿ Sabés algo?— estábamos abrazados, sus brazos rodeaban mi cuerpo y su aliento acariciaba suavemente mi oído — fuiste mi ancla para regresar, no sé como pero podía escucharte, incluso sentirte.

Giré suavemente mi rostro para mirarlo, sus ojos me observaban con adoración.

— ¿ En serio?.— asintió.

— Sé que antes del accidente me comporte como un gilipollas contigo— intenté hablar pero me detuvo— No era mi intención pero era muy difícil quererte como te quiero y no poder decírtelo, era frustrante, no quería lastimarte, aún temo hacerlo pero esto que siento es más fuerte que mis miedos, te quiero Fer.

No sabía si reír o llorar, sabía que me quería lo sentía pero que me lo dijera era algo totalmente distinto.

— ¿ Qué pasa?— preguntó preocupado — no tienes que decir nada, con esto no te quiero arribar a tomar ninguna decisión, de hecho...

Estampe mis labios contra los suyos,sentí su sopresa por unos segundos pero luego cedió haciendo casi que me mareada de tanta pasión.

— Hablas demasiado — susurré sobre sus labios, una media sonrisa apareció en su rostro — también te quiero y estoy dispuesta a enfrentar mis miedos contigo, por ti.

YO: SOY LA GORDA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora