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—¡¿ Estás ebria !?.

— ¡Sí, ¿ y que?...porque no nos haces un favor a ambos y me dejas en paz!.

Gritos, gritos y más gritos, coloco la almohada sobre mi rostro tratando de no escucharlos, detesto sus malditas discusiones y aún más en esta última semana, han incrementando de forma exhorbitante. La tensión es más que palpable en la casa, tanto así que intento estar el menor tiempo posible aquí; Lanzo un grito de frustración sobre mí pobre almohada como si ella fuera la causante de que no logre conciliar el sueño, resignada tanteó sobre la mesa de noche en búsqueda de  mi celular.

02:15 A.M. ¿ Enserio?, Una jodida discusión a las dos de la mañana, tomo el teléfono entre mis manos y enciendo la linterna, los gritos continúan y temo que esto puedo llegar a más. Decido levantarme , busco mis pantuflas para calzarme y camino fuera de la habitación, me detengo al ver una sombra al final de las escaleras, Marcus, paso por la habitación de Jazmín pero no se escucha nada, suerte que tiene el sueño tan pesado.

— ¡ Me tienes cansada, no te soporto!.

— ¡ Créeme que el sentimiento es mutuo!.

Llego junto a mi hermano, papá y Hilary se están gritando hasta más no poder, temo que las cosas se salgan de control, nos quedamos ahí, observándolos sin decir media palabra el uno al otro pero con la tensión y los nervios entre ambos, ninguno de los dos es capaz de intervenir, cuando se trata de esa bruja papá no sabe entender argumentos. Hilary intenta pasar por su lado pero sus pies se enrredan, papá la sostiene evitando que caiga, es más que evidente que está ebria y lo peor es que últimamente eso parece haberse convertido en un hábito para ella, su cabello está hecho un caos al igual que su vestido tal parece que viene de una fiesta agresiva.

— ¡ No me toques!— Aparta a las manos de papá de un manotazo.

Aprieto los labios instintivamente, en definitiva ella no conocía el concepto de cortesía.

— Necesitas una ducha— susurra él observándola de forma despectiva, una gran carcajada sale de los labios de ella mientras con pasos torpes se aleja de él.

— ¿ Lo que necesito?— vuelve a reír— ¡¿ Qué coño sabes tú de lo que yo necesito?!, ¡ No sabes nada, nada!... ¡ Estoy cansada de ti, de tus hijos, de esta mierda!— señala a su alrededor o lo intenta porque sus movimientos son un caos.

— Hilary...

— ¡ Estoy cansada de la mediocridad en la que me has obligado a vivir, odio ésta maldita vida y sobre todo te odio a ti!— ignora a papá y sigue hablando, ésta mujer no tiene escrúpulos.

— ¡ Odio verte todos los días y tener que soportar que me ignores, que prefieras esa estúpida anoréxica antes que...

Doy un paso adelante dispuesta hacerla tragar sus palabras pero la mano de Marcus en mi muñeca me detiene y se teme que diga o haga algo que empeore las cosas, trago fuerte porque sus palabras pegan, demasiado fuerte. Instintivamente retrocedo, bajo la cabeza en medio de la vergüenza, entendiendo que debo callar y soportar sus maltratos de borracha. Todo sea por no extender aún más este conflicto pero para mí sorpresa papá no piensa lo mismo.

— ¡ No vuelvas a llamar a mi hija de ese modo!— Marcus sostiene mi mano con un poco más de fuerza,

— ¡ Es la verdad, ni como padre sirves, debiste de tener mano dura con ella, esto es una jodida mierda!.

— ¡¿ Y te crees mejor que esto!?— papá le grita de vuelta mientras señala todo a su alrededor—. Mírate, das pena, no tienes tiempo ni siquiera para tu hija, tu vida se resume en gastar y...

YO: SOY LA GORDA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora