— ¿Entonces le darás una oportunidad a papá?...Levanté el rostro, giré levemente para darme cuenta de que los chicos no estaban, supuse que quisieron darnos algo de privacidad. Volví a mirar a mi hermano con su mirada fija en la mía esperando una respuesta de mi parte y debo confesar que desee torturarlo unos minutos más, no obstante, a pesar de que disfrutaba ver a Marcus preocupada y suplicante sabía que no era el momento para joder su paciencia, así que asentí en respuesta; sacó su móvil y habló:
— Puedes entrar.
— ¿ Está aquí?— pregunté sorprendida.
— Así es, le pedí que esperara fuera hasta ver qué tal estabas y si lo consideraba pertinente entonces lo haría pasar.
— ¿Soy tan predecible?— pregunte confusa, no sabía si estaba ofendida o sorprendida.
Acarició levemente mi cabello para luego sonreirme de lado.
— Todo lo contrario— sonreí—, las locas de tus amigas no las pude detener.— Mascullo señalando el pasillo por donde las chicas habían desaparecido junto a Ethan hacía unos minutos.
— Ellas pueden ser un poco intensas cuando quieren...— Marcus sonrío de lado como si recordara algo.
— Especialmente Maya.
Tenía toda la intención de responder más bien de preguntar a qué se refería con eso pero la puerta de la casa fue abierta y por ella con la cabeza cabizbaja entró uno de los hombres de mi vida, mi padre. Eso robó toda mi atención.
— Cualquier cosa estaré arriba— susurró Marcus caminando rumbo a las escaleras.
Voltee hacia papá, pasaron unos segundos los cuales se sintieron eternos, nunguno de los dos se atrevía a hablar, ni siquiera me observaba; sabía que estaba avergonzado y que por ello no era capaz de mirarme, fuera de enojarme eso logró que un vuelco se sintiera en mi estómago, mi padre; era tan sensible y fuerte a la vez, tenía ese carácter imponente pero cuando cometía un error su niño interno salía a flote y sólo se podía observar esa actitud avergonzada.
— No piensas decir nada— susurré atrayendo su atención, elevó el rostro y su mirada triste me observó—. Supongo que ya sabes como sucedieron realmente las cosas.
— Supongo que un lo siento no será suficiente para que me perdones.
Negué, no porque creyera que un "lo siento " no era suficiente, sino porque no tenía nada que perdonarle; yo era un ejemplo de malas decisiones, de palabras mal dichas y sentimientos negativos, así que no quería ni debía estar enojada con él, además de que no podía; me acerqué y lo abracé, tan fuerte como si temiera perderlo porque realmente así lo sentía; llevaba demasiado tiempo absteniéndome de mostrar mis sentimientos y pensaba cambiar eso. No recuerdo bien cuánto tiempo estuvimos así, fundidos en un abrazo que decía todo lo que en todos estos años,meses, días, horas, minutos, no habíamos sido capaces de decirnos.
— Te amo— susurré con lágrimas quemando mis ojos.
— Y yo a ti, hija— su voz se escuchó aguda, ronca, como si también estuviera llorando—. Perdona la estupidez de este viejo, pero recuerda que te amo con mi vida.
Un mes después...
— Te verás espectacular con éste— chilló Alisson emocionada.
Observé mi reflejo en el espejo, el vestido era negro, con un escote en la espalda que llegaba muy cerca de mi trasero, se adhería a mi cuerpo y la verdad me quedaba bien, muy bien de hecho.
— Creo que esto es más tú estilo— susurré observándome, Alisson giró los ojos mientras me ignoraba para irse rumbo a Maya.
Dentro de una semana sería nuestra fiesta de graduación, Alisson estaba obsesionada con que Maya y yo asistieramos, así que aquí nos encontrábamos las tres en el centro comercial buscando el jodido — vestido perfecto— según Alisson.
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YO: SOY LA GORDA ©
Teen FictionBORRADOR Primera parte de la trilogía YO: SOY... La felicidad no la define un cuerpo... Dicen que el amor es el sentimiento más puro, hermoso, capaz de vencer todos los obstáculos pero qué sucede cuándo el amor debe salvarse a si mismo. Dicen que qu...