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Cohibida: creo que esa sería la palabra justa para definir como me sentía en ese momento; Ethan sostenía mi mano con delicadeza mientras introducía las llaves dentro de la cerradura de su casa ( casa de sus padres) y ese insignificante  detalle ( nótese el sarcasmo) era el que estaba removiendo mis nervios.

¿ En qué momento pensé qué estar con Ethan no incluía sus padres?, Justo en uno muy desequilibrado obviamente; sus padres me caían bastante bien pero no estaba en mis mejores gachas además de que mi rostro debía mostrar lo cansada que me sentía, así que si, no quería ser muy social que digamos y con sus padres debía serlo. Escuché el click de la cerradura, mi chico se hizo a un lado dejándome pasar, exhale sutilmente al ver sólo a Elimn en la sala, nos observó curiosa para después mostrar una sonrisa que en vez de ser cálida parecía terrorífica, al menos desde mi percepción.

— Hola, Fer, ¿ cómo estás?— se acercó hasta mí y plantó un sonoro beso en mi mejilla, fue bastante molesto, principalmente porque sentía cierta aversión hacia ella, además ¿ No tiene casa o qué?,¿ Porqué siempre estaba aquí?.

— Eh...¿Bien?— respondí aún cohibida por su actitud.

— Me alegro querida— sonrió, giró hacia mi chico y por Dios que casi vi devoción en su mirada— ¿ Te preparo algo de comer?... estoy tan de buenas hoy, que puedo hacerte tú plato favorito.

Quizás haya sido el hecho de estar algo sensible o el estar en casa de Ethan que después de todo era en parte su " territorio" pero hubo algo en la seguridad de sus palabras hacia él, en su mirada,  o el hecho que conociera cuál era su plato favorito, contrario a mí, pero joder todo en ella en ese instante llevaba un gran carter en la frente que sólo yo podía ver y ese decía: " Cuidado, voy a por tu chico". Y eso no me gustaba, Alisson siempre decía que cuando algo no me gustaba lo ignoraba pero creo con Elimn esto se estaba convirtiendo en algo difícil.

— No es necesario— le respondió, ella asintió con una sonrisa amable aunque para mí tenía otro mensaje.

— Algo más ligero... — insistió.

Inhale profundo, era estúpido que sintiera celos de ella, no importaba cuan bonita fuera o ese maldito cuerpo que se gastaba, para Ethan ella era sólo su prima, sin ningún tipo de interés fuera de éste y eso debería ser suficiente para que yo estuviera tranquila con respecto a esto, sin embargo, no era así.

— Gracias hermosa — Sonrió como estupida al escuchar la última palabra — pero
Estamos bien, llevaré a Fer arriba— Mi chico llego a mi lado posó su mano sobre mi cintura y caminamos rumbo a las escaleras.

Ignoro los recuerdos de la última vez que estuve frente a la puerta de su habitación, no era nada sano traer a colación esa escena tan poco agradable; observo como se hace a un lado para dejarme pasar, si, él es todo un caballero. Sus brazos me rodearon por la espalda, suspiré al sentir su cercanía, ese olor tan característico de él que tenía el talento por colocarle un nombre, de impregnarse en mis fosas nasales deseando poder olerlo por cada rincón de su cuerpo, giré lentamente el rostro , me perdí en sus ojos, me observaban con tal amor que casi lloro al no sentirme merecedora de tanto, uni nuestros labios buscando la paz que sólo él podía darme. Nuestras lenguas se entrelazaron con tal maestría, pequeños calambres recorrieron mi centro al sentir como una de sus manos acariciaba suavemente mis senos por encima de la tela de mi blusa.

Mordí su labio inferior obteniendo un gruñido de placer de su parte, quería perderme en él, olvidarme de quien era y de mis malditos problemas, sólo quería sentirme protegida en sus brazos.

Sostuvo mis caderas con fuerza haciéndome levantar, envolví las piernas alrededor de su cintura, sus manos viajaban por toda mi espalda, repartiendo caricias que me estaban derritiendo. Acaricié su suave y sedoso cabello, mi blusa desapareció al igual que mi sostén, estaba desnuda de la cintura hacia arriba. Me depositó sobre la cama quedando de rodillas en ésta, sus manos tomaron mis senos y empezaron a acariciarlos, segundos después sentí su boca succionar, mordí mi labio presa de las sensaciones, de la revolución de sensaciones que estaba experimentando en este instante todas y cada una de ellas provocadas por él, podía sentir como en el centro de mis piernas se humedecía.

Debería de sentir vergüenza al saber que no estaba respetando la casa de sus padres, pero mi necesidad por él era tanta que me prohibí pensar en eso, fuera de lo que estábamos haciendo no tenía cabida paga nada más.

Un pequeño vacío se instaló sobre mi cuerpo al sentirlo detenerse, levanté el rostro en busca de respuestas, retiró su camisa sin ningún cuidado e hizo lo mismo con su pantalón, gateó hasta mí y me tomo entre sus brazos deleitandome con sus besos, su mano bajo hasta el cierre de mi pantalón, moví las caderas al sentir su mano acariciar mi interior, el placer era desbordante sin ni siquiera haber entrado en mí pero su mano estaba haciendo maravillas ahí.

— Creo que no necesitas esto— susurró sobre mis labios mientras empezaba a quitar mis pantalones— ni esto— señaló mis bragas.

Me dejó desnuda sobre la cama mientras me observaba con deleite, con Ethan mis complejos no existían, no tenía dudas sobre mi cuerpo cuando estaba con él porque la manera en la que me trataba y la forma en que me hablaba no dejaba espacio para dudas, él ocupaba todos mis pensamientos; el placer me quemaba, me sentía necesitada, urgida; se alejó unos segundos en busca de protección, observé pasearse desnudo por media habitación, mientras que mi centro lo pedía a gritos.

— No encuentro los condones— masculló frustrado, sonreí de lado porque enojado y además desnudo se veía jodidamente bien.

— Estoy tomando la píldora— me observó entre escéptico y sorprendido—. Desde nuestra primera vez lo hago.

Me sonrió completamente, fue hasta mí y me besó con lujuria.

— ¿ Te he dicho cuánto te amo?— susurró entre besos, sonreí.

— Creo que no...

— Más que a mi vida.

Posicionó su cuerpo sobre el mío, mientras nuestros labios se devoraban, nuestras manos se acariciaban y cada partícula de nuestro ser gritaba todos nuestros sentimientos, sentí como entraba suavemente en mí, amaba la forma en que me cuidaba. Empezó a moverse de forma más agresiva, llenándome de él, nuestros cuerpos se acoplan como uno, fundiéndose, acallamos nuestros gemidos con besos, después de todo estamos en su casa.

Sus movimientos son precisos y fuertes, logrando que cada espasmo sea intenso, hasta que siento como mi cuerpo empieza a tensarse, llegando esa sensación de liberación, luego de varias embestidas más siento como él también se libera.

Nuestras respiraciones se van regulando, tomando su ritmo normal, sus brazos rodean mi espalda atrayendo mi cuerpo, dejo mi cabeza sobre su torso a la vez que escucho los latidos de su corazón, dejo que ese sonido me embriague permitiéndome sentir en paz.

YO: SOY LA GORDA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora