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Me removí inquieta, la luz que filtraba por la ventana me estaba dando en el rostro, maldije por haber olvidado cerrarla la anoche anterior; aunque debo culpa a mi chico y a sus increíbles brazos que me dejaron caer sobre ellos en un idílico sueño. Tenía días sin dormir tan bien por lo que debía aprovechar.

Froto mis ojos en un intento fallido que de que el sueño desaparezca, por suerte hoy es sábado, estoy libre del instituto y del espantoso ruido del despertado, por lo que vuelvo a cerrar mis ojitos con toda la intención de seguir durmiendo, pero tardo más en cerrarlo que en volver abrirlos. Es ahí cuando noto el lado de la cama en donde Ethan durmió... vacío, no puedo evitar sentir un pequeño punzón en el pecho al saber que se fue sin despedirse aunque no puedo culparlo, el solo imaginarme a mi papá topándose con el me daba pánico, el hecho de que el lo haya dejado subir anoche no significa que hoy lo tomaría igual.

Mi estómago ruge por lo que decido levantarme para poder bajar a comer algo; termino de ducharme, me coloco una blusa de tirantes, unos jeans rotos y me calzo mis convers. Voy hasta la cocina a prepararme algo de desayuno, hoy he amanecido con las fuerzas renovadas, me detengo en la entrada al ver a Hilary tomado su café mientras lee el periódico.

— Buenos días— Mascullo en su dirección estoy tan de buenas que ni ella opacara mis buenas vibras, como toda respuesta recibo silencio absoluto de su parte.

Decido ignorarla tal como ella lo ha hecho anteriormente conmigo y procedo a moverme en la cocina en busca de todo lo que necesito , abro la puerta de la nevera, saco algo de fruta y la acomodo en un plato, voy a por un poco de café. Tomo mi desayuno dispuesta a ir hasta cualquier otro lugar de la casa en donde ella no este pero su voz me detiene.

— Espero que tengas claro que el espectáculo de anoche no se puede volver a repetir— pongo los ojos en blanco al escuchar el  en tono autoritario con el cual se dirige a mí. Sin poder evitarlo una pequeña sonrisa surca mis labios, ella levanta las cejas de manera retadora y no puedo evitar preguntarme, ¿  ella habla de espectáculo y escenas deprimentes?, ella que ha sido la protagonista de todos los gritos que en los últimas semanas se han escuchado en ésta casa; sin embargo,  asiento en silencio ante sus palabras, puesto que no deseo discutir. No obstante, ella no parece estar dispuesta a dejar las cosas así.

— Aunque debo admitir que me has sorprendido—. Continua— mira que liarte con Ethan, que es el mejor amigo de tu hermano... Eres una pequeña zorra.

— ¿ Disculpa?- la observe atónita, ¡ me acababa de llamar zorra?!.

Se levantó de su asiento con toda la calma posible dejando su tasa a un lado  y caminó hasta mí.

— El papel de víctima y niña buena no te queda conmigo- susurró con sorna.

Mordi mi labio interior para contenerme, mi paciencia tenia un límite y ella se estaba esforzando en sobrepasarlo, pero al mismo tiempo  tampoco podía darme el lujo de caer en sus provocaciones.

Di un paso en dirección a la salida, debía alejarme de esa arpia cuanto antes, acción que al parecer no le gustó mucho, su pie se interpuso en mi camino. Inhale profundamente para no gritarle en ese momento, eso pareció enojarme aún más apretó los labios, me observo con odio para después sonreír de forma maquiavélica.

— Tal vez deberías de recoger lo que tiraste.

- Yo no he...

Mis palabras se quedaron suspendidas en el aire al observar como ella tomaba el plato que sostenía entre mis manos y lo lanzaba sobre mí. Todas mis terminaciones nerviosas se paralizaron, me encontraba en medio de un shock, vale, que Hilary tenía sus puntos en contra pero mira que hacer una bajeza como esa, in respetarme de esa forma, eso ya era el colmo. La rabia empezó a subir por todo mi torrente sanguíneo, con manos temblorosas dejé la tasa que tenía en mis manos ( lo único que había sobrevivido de mi desayuno sobre la meseta), me sentía humillada.

YO: SOY LA GORDA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora