Capítulo 20

528 55 3
                                    


Después de que Elsa diera órdenes tan concisas, todo el castillo se movilizó para acatarlas. Hans se retiró de mala gana junto con el resto de soldados y el comandante; Anna y Elsa se dirigieron al despacho real, el cual, al parecer, era diferente al resto de las estancias; y yo fui conducida por la sirvienta de la Reina. Durante el trayecto, descubrí que su nombre era Hildur. Como era natural, su cara no era desconocida para mí, incluso tenía una frase en lo que antes habría llamado película, pero nunca se mencionó su nombre. Me contó varios aspectos de su vida, y entre ellos resaltó lo unida que se sentía a la Reina y a la Princesa de Arendelle, mucho más allá del trabajo. Ella ya trabajaba allí cuando ellas nacieron, incluso ayudó a la madre de ambas en el parto, y no pudo evitar sentirse estrechamente unida a ellas. Por supuesto, el sentimiento era recíproco, sobre todo en Anna, ya que nunca había tenido problemas en demostrarle su afecto.

-Pero Elsa... – carraspeó-. La Reina, no es como su hermana. No es algo que considere negativo, sin embargo. Yo sé que ella es muy dulce, y siempre he sabido de su circunstancia, por eso me permitieron permanecer aquí. Siempre ha tenido tanto miedo de demostrar afecto...

-Sí, Elsa es así. Y lo comprendo.

- ¿Sabe? Cuando no estaba Anna... La Princesa, - se corrigió de nuevo- al otro lado de la puerta, o sus padres, yo iba a pasar tiempo con ella. Nadie me lo pidió nunca, ni siquiera ella, pero los pocos días que me abría la puerta veía la gratitud plasmada en sus ojos, y las ganas que tenía de salir de allí. A veces, cuando ya todo el mundo dormía, la llevaba a pasear a través de los jardines de palacio. Allí practicaba un poco, ya que el hielo desaparecería solo, y me prometió que algún día aprendería a descongelarlo. Esa fue la última vez que la vi sonreír, ya que después sus padres... nos abandonaron. Desde entonces, he sido lo más parecido que han tenido a una madre, pero sé que nunca podría sustituirla.

-Si me permite decirlo – formulé con suavidad, ya que ella realmente sufría viendo a las chicas pasar por todo eso-. Usted no se imagina hasta qué punto es importante para las dos. Se quedaron sin padres muy jóvenes, sin referentes, y usted me parece lo más perfecto que podían tener dada la circunstancia. El simple hecho de aceptar a alguien tal y como es puede sanar hasta el corazón más roto.

La mujer sonrió ante mis palabras, tal vez de forma simpática, o quizá con intención de agradecérmelo. En realidad, yo no era el tipo de persona que se dedicaba a levantar los ánimos de los demás, siempre acababa mal porque tenía un talento nulo para ello, pero, en ese caso, no lo pretendí. Mis palabras eran realmente sinceras. Cualquiera en aquel lugar, como habían demostrado, se habría apartado de Elsa por el hecho de ser diferente y se habría aprovechado de Anna, pero Hildur no. Ella había sido todo corazón con ambas, nunca las había abandonado y era evidente que su afecto por ellas iba más allá de lo profesional, como si realmente fuese sus hijas.

El resto del camino lo recorrimos despacio y en silencio. Ella estaba al tanto de mi situación, o eso pensaba yo, y me hubiera atrevido a decir que era la única, aparte de Elsa, en saberlo. Me fijé en todos los detalles del castillo, ya que, anteriormente, todo lo que había visto eran imágenes fugaces del mismo. Los pasillos eran enormemente espaciosos y cálidos, era más que evidente que estaba bien aislado del frío. Tanto las paredes como el suelo estaban hechos de piedra, aunque eran de materiales diferentes pues el suelo era más liso, e incluso resbalaba. Cada varios metros, había una ventana adornada con pesadas cortinas y, a ambos lados, unas armaduras que parecían estar montando guardia. Por el contrario, no había demasiadas puertas, lo que me hizo adivinar que, hubiese lo que hubiese al otro lado, era un espacio bastante amplio. Finalmente, vi que había varios candelabros por todo el pasillo cuyas velas estaban, en su mayoría, medio gastadas, aunque algunas tan siquiera habían sido utilizadas aún. Probablemente, serían encendidas cuando empezase a anochecer.

Frozen FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora