Esta noche había caído rendido en mi casa, pues hoy había sido un día muy agotador especialmente por que no había podido dejar de observar y desear a cierto par de gemelos que habían robado su corazón.
Sabía que estaba mal el querer una relación romántica con dos personas al mismo tiempo. También podía comprender que eso era algo que ninguno de ellos dos aceptaría, lo cierto es que ninguna persona aceptaría tal cosa.
Suspire abatido, sabía que nunca podría estar con los amores de su vida, sabía que nunca podría estar Aspros y Defteros.
Aquellos hermosos gemelos que me habían dejado hechizado con su belleza de igual. Aquellos gemelos que me habían enamorado con su encanto tan contradictorio.
Busque una posición en mi cama que me permitiera dormir cómodamente esta noche, decidí que me sentía más cómodo boca arriba, teniendo la mirada posada en el techo, pasaron unos minutos donde solo llegue a pensar en mis amados gemelos ¿Qué estarán haciendo? ¿Estarán con alguien? ¿En que estarán pensando? ¿Pensaran en alguien? Después caí dormido pero desperté por que había sentido dos presencias encima mío, supongo que ha pasado poco tiempo desde que me dormí, pues aún estaba todo oscuro.
Fue una sorpresa ver que aquellas dos presencias eran quienes habían robado mi corazón. Aspros y Defteros quienes se encontraban encima de mi, encima de la parte baja de mi vientre, ambos se encontraban desnudos y en su rostro una sonrisa tan diferente se mostraba acompañada de unos sonrojos.
-¿Qué.....?-fue todo lo que pude articular en aquel momento pues en el momento en que termine de decir aquella palabra mi boca fue profanada por dos lenguas calientes que probaban cada rincón de mi cavidad bucal.
Fue una sensación única, inolvidable, intensa, y ardiente. Aquellas dos lenguas parecían pedir que perdiera el control, que me dejara llevar, que me volviera un toro que arrasase con todo. Y aquel pedido fue cumplido en el momento en que se separaron de aquel beso. En el momento en que mi oído fue tocado por los labios de ambos. En el momento en que susurraron de manera sensual.
-¿Nos deseas?-
Si. Los deseaba. Deseaba profanar sus hermosos cuerpos. Deseaba que me pertenecieran. Los deseaba más que nada en el mundo.
Fue por eso que aproveche mi fuerza física, logrando librarme del peso de sus cuerpos y logrando cambiar de posición. Ahora era yo quien estaba arriba de ellos, claro que como dos personas eran quienes estaban debajo de mi me fue difícil posicionarme arriba. Puse ambas piernas entre medio de sus piernas mientras me cuidaba de no aplastarlos. Ambos seguían sonriéndome, invitándome a probarlos.
Con mis manos toque sus cuerpos sin pudor alguno, sentí ambos cuerpos estremecerse ante mis caricias.
Aspros soltaba gemidos suaves y tímidos mientras que Defteros gemía sonoramente y agitada mente. Aquellos gemidos tan contradictorios le maravillaron y le hicieron desear más, mucho más.
Deseo mucho más.