Capítulo 11: Culpable.

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¿Qué has hecho?—miré a Caleb decepcionada y corrí tras Mateo.

—Joder. ¿Qué rayos ha sido eso?—preguntó mi hermano, que a pesar de su estado de ebriedad se percató de lo que sucedía.
El pobre no entendía nada.
Adam me siguió con la mirada hasta que salí del bar. En su rostro se veía la preocupación.
El sabía que esto sería el principio del caos. Que lo acababa de suceder desencadenaria solo en una cosa, problemas.

—¡Mateo!—Grité al lograr salir del bar, lo que me costó un poco a causa de la enorme multitud que había dentro.

Mi corazón aún golpeaba con fuerza. Y no pude evitar sentirme horrible. Sabía en el fondo, que todo esto era mi culpa. Nunca debí coquetear con los dos. Aunque no fue intencional, uno no elige de quien enamorarse. Y aunque Mateo sea quien me roba el sueño ahora, no puedo olvidar lo que siento por Caleb, ni siquiera, aunque se comporte como un idiota. Lo he querido por muchos años, como para olvidar lo que siento tan rápido.
Definitivamente, estoy jodida.

—¡Mateo!—insistí, al no verlo por ningún lado.
Hasta que detrás de un coche que estaba estacionado oí su voz.

—Déjame solo Ali. No quiero hablar ahora.

—Pero déjame explicarte—me pare frente a él.

—Explicarme, ¿Qué? ¿Qué mi hermano y yo somos dos idiotas? No debería haber esperado tanto para decirte lo que siento. Y parece que mi hermano esperó a que lo haga, para mostrar interés en ti.

—No me merezco el amor de ustedes. He sido una tonta. Y en este momento mi cabeza es un lío. ¿Sabes? Estoy realmente confundida ahora.

—No parecías estarlo cuando me besaste hace un momento—bufó. El estaba realmente molesto.

—Se lo que siento por ti. Pero no puedo olvidar lo que siento por el—repiqué, avergonzada. Sintiéndome culpable de decirle esto a él. Pero al menos le debía la verdad.

—Entonces no tenemos de que hablar Ali. No puedo estar contigo si aún lo quieres. Lo siento, pero aunque lo odie ahora mismo, el es mi hermano.

—Lo siento—limpié rápidamente las lágrimas que estaban por caer por mis mejillas. Y me alejé de él.
El volvió al bar y yo comencé a caminar por la vereda en dirección a casa.

—¡Ali!—gritó Adam detrás de mi, espera.

El vino hacia mi y me abrazó con fuerza. No pude soportarlo más y comencé a llorar. El besó mi cabeza.

—Tranquila, me imagino como te sientes. Vámonos de aquí.

Volvimos a la casa y mi madre y Estela aún estaban levantadas.
Me despedí de Adam y entré a la casa.

Ellas me miraron con detenimiento al ver mis ojos colorados e hinchados.

—Algo me dice que mis hijos tuvieron que ver en esto—afirmó Estela.

—Lo siento. No quiero hablar ahora. Me gustaría ir a descansar—respondí, desganada.

—Esta bien. Descansa mi niña. Te amamos—dijo mi madre y besó mi frente.

Al día siguiente las cosas no mejoraron ni un poco.
No quise levantarme ese día pero mi madre insistió en el que día afuera estaba hermoso, que debía levantarme y disfrutar del Arroyo.

Me di una ducha y bajé a desayunar.
Mi madre y Estela estaban en su cuarto, mi hermano jugaba a la play en el living y Caleb y Mateo estaban en la cocina.
Podía sentir la tensión en el aire entre nosotros tres. Era horrible estar así, parecíamos desconocidos, cuando en realidad nos conocemos de toda la vida.

—Buen día Ali—saludó Caleb y Mateo se levantó de su asiento en silencio, y nos dejó solos, como si mi presencia en la cocina lo fastidiara, con dolor, lo observé marcharse y tomé asiento. No quise sentarme junto a Caleb, así que me senté frente a él. El me pasó una taza de café.

—Mi cabeza duele. La resaca me está matando—afirmó, pero al verlo, solo podía pensar en lo sucedido la noche anterior. No podía hacer como si no hubiera sucedido.

Al darse cuenta de que yo no hablaría el rompió el silencio.

—Lo siento Ali. Sabía que le gustabas a Mateo, pero no pensé que tenían algo. Pensé que era yo el único en tu vida, actúe por impulso, estaba borracho. No pensé con claridad. Tu hermano está enfadado con Mateo y conmigo y no lo culpo. Hemos sido amigos toda la vida. Y el no sabía nada de esto.

—Esto ha sido mi culpa—admití y me fui hacia el living donde estaba mi hermano.

Su cara de fastidio me hizo saber que tampoco me quería allí, pero aún así decidí sentarme junto a él en el sofá.

—¿Tu tampoco vas a hablarme?

—No tengo ganas de hacer esto ahora Al.

—No se porque te enfadas conmigo.

—Por toda esta situación Ali.¿Qué rayos has hecho? Miranos. Estamos todos peleados por tus caprichos. Ya madura Ali. No puedes jugar con los sentimientos de las personas.

Cada una de sus palabras eran como cuchillos apuñalando mi corazón.

—No hace falta que seas tan duro conmigo—rápidamente me levanté de mi asiento y corrí hacia mi habitación.

Me cambié la ropa y me fui a casa de Adam.
Necesitaba despejarme y olvidarme de todo esto por un momento o iba a perder la cordura.

Cuando llegué a su casa, el estaba lavando el coche de sus padres.

—Llegaste justo a tiempo—dijo el y me pasó una esponja.

Rodé los ojos, pero la tomé de todos modos.

Conversamos y lavamos el coche, pero terminamos empapados, ya que nos pusimos a jugar con el agua. Como dos niños.
Luego nos sentamos un rato a tomar sol para secarnos.

Pensé nuevamente en los chicos y en lo que había sucedido. Adam al ver mi rostro se percató de lo que sentía.

—No quiero que te sientas culpable. ¿Me oyes? Esto no es tu culpa Ali. Ellos dos también deben solucionar sus asuntos pendientes entre hermanos. Es obvio que ninguno de los dos sabía a la perfección lo que el otro sentía. Si no no se hubieran hecho daño.

El tenia razón. Aún así, yo sabía que parte de la culpa era mía.

Más tarde ese día volví a la casa.
Como era de esperarse, mi madre y Estela se habían ido y mi hermano también. Mateo había ido a ensayar con la banda y solo Caleb estaba en casa.
Me imaginé que estaba esperando a Daniela o algo por el estilo.
Pero ahí estaba, solo en medio del comedor tomando una cerveza. Se veía pensativo.

—Hola—saludé.

—Hola preciosa. ¿Quieres una cerveza? Tengo algo que contarte.

En ese momento obtuvo mi atención.

—Esta bien—me senté junto a él.

El me pasó una cerveza y se giró en su asiento para verme a los ojos. Luego tomó mi mano.

—Rompí con Daniela, Ali—dijo al fin.

De ninguna manera me esperaba eso.

Espero que les haya gustado.
Gracias por leerme ❤️ hasta la próxima :)

Mi Plan B © (Completa, En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora