Capítulo 21: Final (Parte 2)

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—¿Hermano estas ahí?—preguntaba Caleb desde la puerta

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—¿Hermano estas ahí?—preguntaba Caleb desde la puerta.

En ese momento los ojos de Mateo me dedicaron la mirada más triste que alguna Vez había visto en sus ojos.

No no. No te sientas culpable. No te arrepientas de esto.

—Espera por favor, ya salgo—dijo, mientras se alejaba de mi.

Rápidamente tomé mi ropa interior y mi vestido.

—Yo voy a salir y me lo llevaré de aquí, espera unos minutos y luego sales—me advirtió, el volvía a actuar como antes. Ya no me miraba con amor o deseo. Eso me destruyó.

—Es... Esta bien.

Los dos tardamos menos de un minuto en vestirnos.
Pero cuando abrió la puerta dispuesto a salir, Caleb fue más rápido y entró a la habitación. Claramente el no se imaginaba que yo estaría allí.

Sus ojos me atravesaron como miles de cuchillos. Su rostro se puso pálido y apretó los puños con fuerza.

—¡Joder Ali! ¡Joder!—gritó y salió de la habitación dando un portazo.

Corrí tras el lo más rápido que mis pies me lo permitieron. Estaba cansada de esta situación.

Lo encontré en el patio. El acariciaba su cabello, nervioso.

—Venía a hablar con mi hermano, pero nunca estaré bien con él mientras tu estés en medio Ali—confesó, rompiendo mi corazón un poco más.

—Yo... Lo siento—comencé a llorar desconsolada—yo lo amo Caleb—dije y salí corriendo a mi habitación, en el camino me choqué a Mateo que bajaba las escaleras rápidamente, justo al mismo momento que Camila y Santi ingresaban a la casa tomados de la mano.

Mateo me miró con tristeza, pero no me abrazó, no me habló, el se quedó ahí congelado, sin saber que hacer.
Hasta que se movió, pero no fue hacia mí, sino hacia el patio, donde estaba su hermano.

Subí a mi cuarto, tomé una mochila, y empecé a guardar algo de ropa. Estaba harta de estar en esta casa. Había cometido un error y al parecer sufriría las consecuencias toda mi maldita vida. Quería rendirme, quería dejar de amarlo. Pero a estas alturas me era imposible.

Salí de la casa hecha una furia y llamé a Adam en el camino.

—¿Puedo quedarme en tu casa?—pregunté, aún lloraba.

—¿Ali, qué ha pasado? Claro que puedes, te espero.

Cuando llegué a su casa el me esperaba afuera. Al verme corrió hacia mí y atrapó en un cálido abrazo.

—Duele, duele mucho—fue lo único que pude decir entre sollozos.

—Estarás bien, ven, vamos adentro—dijo el, sin soltarme de su agarre me metió a la casa.

Ese día, tras hablar con Adam me quedé dormida, cansada de tanto llorar. Y no fue hasta el mediodía del día siguiente que volví a despertar.
Adam me había traído un sandwich y un jugo de naranja a la cama.

—Tienes que comer algo Ali.

Y así como intentó levantarme ese día. Fue el quien me ayudó a recuperarme del dolor que sentía. Mateo nunca llamó ni apareció por aquí. Sólo mi madre, mi hermano y Estela me llamaron por teléfono. Ellos insistían en que vuelva a casa, pero no quería estar allí.
Supe por Santi, que Caleb y Mateo hicieron las paces ese día que dejé la casa y eso era todo lo que necesitaba escuchar para no volver allí.
Adam me contó que un conocido buscaba una empleada en su tienda, decidida a recuperar mi vida, comencé a trabajar allí, quería volver a ser yo misma, quería ser feliz. Estaba cansada de sentirme culpable por Mateo y Caleb.
Y ahora sabía que había perdido a Mateo, ya que el se iba en un día y no había sido capaz ni de llamarme.
Todo lo hermoso que habíamos vivido ese día que hicimos el amor, ahora se veía opacado por el dolor.
El había estado en esa cama conmigo, pero todos parecían odiarme a mi sola, y tal vez tengan razón. Siempre fui yo la culpable de todo esto. Culpable por amarlos a los dos en el momento equivocado, culpable de haber permitido que Mateo se vaya.

Me había rendido con el. Claramente no debíamos estar juntos. Al amarlo destruía a mi familia, lo mejor era olvidarlo.

—¿No vas a despedirlo?—preguntó Adam. El día en que mi hermano, Camila y Mateo volvían a Buenos Aires había llegado.

—Tengo que trabajar ¿recuerdas?—estábamos a una cuadra de mi nuevo empleo, el me acompañaba hasta allí desde que me dieron el empleo.

—Vamos Ali. Hablemos. No te hagas esto.

—Estaré bien. Iré a ver a mi madre y Estela cuando el se vaya. Tal vez mañana, tal vez pasado, ni siquiera quiero estar allí. Pero echo de menos a mi familia.

—No quiero que te arrepientas luego. El estará lejos Ali. No vas a verlo por un año o tal vez pase más tiempo hasta que vuelva.

—No iré Adam. Entiendelo por favor. Iré a trabajar, necesito tener la mente ocupada ahora. No quiero hablar de esto.

—Esta bien, como tu digas. Si seras cabeza dura—bufó.

—Me amas.

—Claro que si. Eres mi mejor amiga—me abrazó.

—Te adoro. No se que haría sin ti.

Tras despedirme de mi gran amigo. Fui a trabajar. Los minutos, las horas, se me hicieron eternos. En algún momento sentí la necesidad de salir corriendo de allí e irme a casa a despedirlo, pero no tuve el coraje. Ya no tenía fuerzas para luchar por el.

Finalmente, con la noche, llegó el turno de volver a casa, es decir, a la casa de Adam.
Cuando salí del trabajo tomé mi celular en busca de mensajes, ya que al trabajar me hacían apagarlo. Pero solo un había un mensaje de mi madre. Ni siquiera pude abrirlo, podía ver lo que decía en la pantalla bloqueada del celular.

El se ha ido Ali.

Limpié la lagrima que cayó por mi mejilla, guardé el celular en el bolsillo y encendí un cigarrillo. Mientras caminaba por las calles de aquella ciudad que tanto amaba, que había amado de pequeña. Aquella ciudad en que soñé alguna vez casarme con Caleb cuando era una niña. La ciudad en donde supe que toda mi vida había amado al chico equivocado. El lugar en donde lastimé a esa persona que me amó desde pequeño, a mi, con mis defectos y virtudes. Ese chico que se ganó mi corazón, y al mismo tiempo lo destruyó, llevándoselo con el, adonde sea que vaya.

Adiós mi amor.

😢😢😢
Espero que les haya gustado. Hasta aquí la segunda parte. El capítulo que viene es el último. Aún no puedo creer que la historia esté a punto de terminar, voy a extrañar a Caleb, Mateo y Alana. Gracias por la paciencia de siempre. Por sus comentarios tan lindos. Por esos"actualiza por favor"que me motivaban a escribir aún cuando había perdido la inspiración. No sé depriman mis lectoras, que aún falta el final. Gracias por leerme ❤️

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