Capítulo 18: Adiós Caleb.

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ateo tomó mi mano y me alejó de la fiesta, caminamos unos minutos hasta que llegamos a una pequeña plaza.

—¿Qué ha pasado Ali? Dímelo por favor.

Di un largo suspiro. No estaba segura de contarle. Pero ya era demasiado tarde. El sabía que algo sucedía.

—No soporto verte así—añadió, y luego me sujetó en sus brazos.

Como echaba de menos su calor, su perfume, la forma en la que lograba hacer que todos mis problemas desaparezcan con tan solo un abrazo.

—Se trata de Caleb—anuncié, separándome de sus brazos. De inmediato su mandíbula se tensó y apretó sus puños.

Claramente contarle no es una buena idea.

—No quiero que te enfades, esto es algo entre el y yo. Me ha mentido.

—No prometo nada—sonrió—pero intentaré no enfadarme. Ya dímelo Ali.

—Fui al baño en la fiesta hace un momento y me encontré con Daniela y sus amigas—Tragué un poco de saliva y continué—cuando sentí que nombraban a Caleb, no pude evitar escuchar, se que no debía, pero la curiosidad me ganó. Resulta que Caleb, no solo me mintió cuando me dijo que la había dejado por mi, cuando en realidad ella lo dejó a él. Sino que también, hasta el día de hoy, el continúa enviándole mensajes, a pesar de que Daniela ya no esté interesada—al terminar mi relato, me senti aliviada. Debía sacarlo de mi.

Mateo cerró los ojos y masajeó sus sienes, estresado.
El no podía engañarme, lo conocía muy bien como para saber que estaba muy enfadado.

—¡Lo mataré!—dijo, casi gritando y quiso alejarse de mi para ir en busca de su hermano, pero lo detuve rápidamente, sujetandole el brazo.

—¡Detente! No hagas nada estúpido por favor. Tengo que hablar con el seriamente. En este momento no se si pueda perdonarlo, ni siquiera estoy segura de...

Me quedé callada. Mateo no era la persona indicada para saber de mis sentimientos y lo confundida que estaba desde su llegada. No podía, ni debía decirle.

—Dilo, Ali.

—No se si lo amo—afirmé, bajando la mirada, sintiéndome avergonzada.

—¿Y por qué rayos estas con el, Ali? Dímelo por favor, porque no logro comprender porque estuviste todos estos meses con mi hermano si no lo amas. Déjame decirte algo...

—Aquí están. ¿Qué sucede?—nos interrumpió mi hermano. Se veía alterado.

—¿Qué sucede Santi?

—Es Camila, no se siente bien. Creo que deberíamos llevarla a casa. Ella bebió demasiado.

Mateo puso los ojos en blanco.

Mi Plan B © (Completa, En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora