Capítulo 15: Segunda Parte.

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n año después.

—Ya basta, déjame dormir.

—Dale preciosa, levántate, debemos ir a clases.

—No quiero.

—Vamos Ali. Es el último día de clases.

—Quédate conmigo—lo abracé con fuerza para que no se levante. El comenzó a reír.

—Te adoro princesa.

—Y yo a ti.

El quitó mi brazo de su barriga y se levantó, dejándome una irresistible vista de su trasero desnudo.
En ese momento recordé que debía darme una ducha. Y que yo también estaba desnuda.

—Tengo una llamada perdida de Mateo—dijo el.

Hasta hace poco me dolía escuchar ese nombre. Pero con el tiempo me he acostumbrado a la idea de que el y mi hermano están lejos.
Cuando Caleb y yo comenzamos la universidad, nos volvimos más unidos que nunca. Con Estela, Caleb y mi madre somos una perfecta familia de cuatro. Funcionamos a la perfección. Vivir aquí es lo mejor que me ha pasado.
Caleb y yo somos novios hace ocho meses. Finalmente, el resultó siendo mi novio. Lo que siempre quise.

Mateo y mi hermano Santi llaman dos o tres veces por semana. Generalmente yo hablo con Santi y Caleb con Mateo, luego ellos hablan con nuestras madres.

Desde el día en que se fueron Mateo y yo dejamos de tratarnos. No nos llamamos, no nos hablamos. El, se olvidó de mi, y yo de él. O al menos, eso quiero creer. Quiero a Caleb, me hace muy feliz. Pero nunca dejé de preguntarme qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes.
Ahora que se que mi hermano y Mateo vienen a Córdoba la semana entrante estoy muy ansiosa.
Además, Caleb y yo no somos los únicos que están de novios. Mateo también esta con alguien. Solo se que se llama Camila y es su novia desde hace cuatro meses. Mi hermano sigue siendo un desastre con las relaciones. El solo se divierte.
Al igual que Adam, que no deja de contarme de sus locuras por video llamada, ahora que todo el mundo sabe que es gay. El vendrá este verano también.

—Lo llamaré—dijo mi novio, mirando a su celular.

—Hey. Estaba durmiendo. ¿Qué ha pasado?—dijo el—Genial. Mamá estará feliz. Yo les preparo la habitación hermano. Será bueno conocerla.

¿Qué? ¿A quién?
Oh no. No puede ser.

—Si si. Yo le mando. Ella te envía saludos también—Caleb me miró y me sonrió de forma traviesa. Luego miró mis senos y se mordió el labio.

Tras despedirse de su hermano cortó la comunicación.

—Dios, tengo ganas de hacerte el amor otra vez—el se acostó sobre mi y comenzó a besar mi cuello, haciéndome cosquillas.

Mi Plan B © (Completa, En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora