Alana ha estado enamorada de Caleb desde pequeña. El y Mateo, son hijos de la mejor amiga de su madre. Pero Mateo, aunque sea igual de guapo que Caleb, es un fastidio. Es todo lo que ella no busca en un chico, su plan B.
Ali ha pasado los veranos c...
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Los días siguientes Caleb no apareció por la casa y Mateo comenzó a pasar sus días con los chicos de la banda. Yo, por mi parte, pasaba mi tiempo con mi madre y Estela o con Adam. Mi hermano y Camila hacían su vida. Ellos iban al arroyo o a pasear por ahí juntos. Al menos alguien en esta familia la estaba pasando bien. Supe que ella se iría la semana próxima y que mi hermano había decidido adelantar el viaje de regreso para llevarla a casa. Y eso solo significaba una cosa... Mateo se iría también.
Comenzaba a creer que el se habia olvidado de mi. Había tenido oportunidades de besarme desde que llegaron y no lo hizo. Después de sus palabras del otro día, creí que se acercaría a hablar conmigo al menos una vez, pero no lo hizo.
Aún tenía esperanzas de que el y Caleb se arreglen. Tenía que hacer algo. Después de todo, era mi culpa que estén así. Así que fui a buscar a Caleb. Necesitaba hablar con él. El también era mi amigo y no quería perderlo como tal.
Estaba en la casa de Gabriel, un amigo que teníamos en común, al que conocimos al empezar la universidad.
—Ali ¿Qué haces aquí?—me preguntó, al verme llevar. Gabriel me saludó y rápidamente nos dejó solos.
Se notaba que Caleb había estado bebiendo.
—Quiero hablar contigo—dije al fin. Sentándome a su lado. El comedor de Gabriel era un desastre, como si hubieran estado de fiesta varios días aquí.
—¿Qué quieres?—bufó, malhumorado.
—¿Qué estás haciendo Caleb? ¿Por qué no regresas a casa?
—¿Para qué Ali? Nadie me quiere allí.
—No digas eso tonto, tu madre está preocupada, yo también lo estoy.
—Creo que viviré aquí ¿sabes? Gabriel vive solo y me sugirió mudarme aquí. Claro está que compartiríamos gastos, debo buscar un empleo–el rió.
—Si eso te hace feliz, hazlo. Pero primero debes arreglar las cosas con Mateo, el se irá en unos días Caleb.
—No me interesa.
—Vamos Caleb, es tu hermano. El único que tienes. ¿Realmente quieres esperar un año para arreglar las cosas con el?
—No lo sé Ali. Nunca habíamos peleado de esa manera. Aún sigo enfadado con el y supongo que el no me ha perdonado.
—Nunca lo sabrás si no hablan.
—Siento haberte lastimado Ali, lo siento tanto.
—No eres el único que ha cometido errores Caleb—admití, dando un suspiro.
—¿Crees que estaremos bien alguna vez?
—Claro, siempre y cuando seas mi amigo—ambos reímos.
