Siento que golpean mi puerta.Me pongo de pie y abro la puerta.
—Señorita Irina — dice el cuando abro la puerta.
—Petrov ¿que pasa? — preguntó con una mano sujetando la puerta.
—Se dice que la gente se está asaltando una a otra. Al terminar la enfermedad que hubo mucha gente que murió y también hay escasez de comida, eso está haciendo que la gente se desespere y se mate una a otra — me informa Petrov y suena muy horrible.
—¿Y que tienes pensado? — preguntó mirándolo.
— Ir donde la mayor cantidad de personas para darle tranquilidad. Le diré a Fredek que tenemos que ir — dice el para enseguida voltearse, pero yo lo tomo de el brazo.
—Yo quiero ir, hablaré con Fredek para que me permita ir y yo misma hablar con esas personas — digo mirándola.
—¿Estás segura? — me pregunta.
— Si — respondo — Nos vemos en el gran salón en diez minutos.
Cierro la puerta para enseguida acercarme a mi armario y buscar un vestido.
Al final elijo un vestido celeste con flores para después acercarme a mi mueble, ponerme labial y poner mi tocado rosado en el cabello.
Salgo de mi cuarto hacia la oficina de padre donde ahora se encuentra Fredek.
Toco la puerta para enseguida entrar.
—Hola Fred — lo saludo.
—Irins — se pone de pie y me abraza — ¿Que te trae por aquí?.
—Petrov me dijo sobre lo de la gente y que está sufriendo de hambre. Quisiera ir a verla y darle la seguridad que ellos necesitan — digo mirándolo.
— No lo sé — pasa su mano por su cabeza — Es muy peligroso, puede que te pase algo.
—Claro que no Fredek, estaré segura junto a Petrov — toco su hombro a lo que el pone su mano encima de la mía.
—Cuídate mucho, no soportaría perder a mi hermana — me sonríe.
—Estaré bien — le sonrió.
— No te apartes de Petrov y si algo sale mal tienes que volver enseguida — me ordena a lo que yo asiento con la cabeza.
—Nos vemos, Fred — me despido para salir de la oficina hacia el salón.
Al llegar Petrov está parado esperándome.
—Vamos — digo pasando junto a él sin detenerme.
—¿El señor Fredek la dejo? — me pregunta el caminado atrás mío.
—Si — respondo.
—¿Como? — pregunta junto a mí.
— El confía en ti — le sonrió.
Al llegar a la entrada del castillo hay un carruaje esperándonos.
Veo que Petrov se acerca a unos hombres que son guardias para darle órdenes. Enseguida el se acerca hacia mi.
—¿Ellos también irán? — preguntó mirándolo.
—Si, no sabemos de que pueden ser capaces las personas — dice mirándome.
El abre la puerta del carruaje para que suba y después el.
—¿Tienes más familia? — le pregunto.
Empieza a avanzar el carruaje.
—Si, una hermana llamada Freya — me cuenta el.
—¿Freya? — preguntó ya que el nombre me parece un poco extraño.
— A padre y madre le gustaban los nombres originales — se encoge de hombros.
—Madre me dijo que me coloco ese nombres porque una vez hubo una mujer tan bella que no había nada que lo describiera y se llamaba Irina, madre al verme dijo que yo sería incluso más bella que esa mujer — le cuento a lo que el sonríe.
—Todavía recuerdo a tu madre — dice el mirándome — Era una mujer grandiosa.
—Lo se — le sonrió.
— Una vez me regalo un juguete cuando tenía 8 años — me cuenta el.
—¿Que te hizo ser un soldado en vez de ser otra cosa?— le preguntó.
— Siempre admire a mi padre — hace un gesto con la mano cuando me explica — Además siempre los veía y siempre hacían cosa asombrosas y yo también quería hacerlas.
— Lo hiciste con mi padre y nuevamente lo estás haciendo con mi hermano — le sonrió.
—Me enteré de que tú medio hermano, Lev, se marchó del castillo — me dice el. Ese es el tema que ya no quiero hablar más.
—Si, es un cobarde — digo mirando hacia abajo.
— No puedo creer que los allá abandonado sabiendo que tienen un peso tan grande en sus hombros — dice el mirándome.
— Como ya lo dije — hago una pausa — Es un cobarde.
—Pero yo haré lo posible para ayudarlos — dice el y no puedo evitar sonreír.
—Gracias — le agradezco.
—¿Cuando será la coronación de tu hermano? — me pregunta el.
—Solo se que será dentro de unos meses porque el todavía no está preparado y lo entiendo porque es un peso muy grande — lo miró y el asiente con la cabeza.
— Es un peso muy grande — dice el.
— Estoy confiando en ti — lo apunto con mi dedo índice — Porque esto no se lo contaría a nadie.
—Claro, no se lo diré a nadie — me dice el.
El carruaje se detiene y Petrov se baja para enseguida volver.
— Hemos llegado, señorita Irina.
ESTÁS LEYENDO
Realeza prohibida
Historical FictionEllos fueron los que crearon el significado de amor prohibido