Capítulo 17

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—¿Que pasó? — me pregunta Fredek ya en el carruaje.

—Los malditos turcos — solo soy capaz de decir por la rabia que me invade.

—Estábamos recorriendo el pueblo y entramos a una tienda, de repente se escucho un ruido afuera entonces salí a ver que pasaba y ellos habían matado a nuestros guardias — le cuenta Petrov — Entre lo más rápido posible y saque a Irina de el pueblo.

— Ellos no me creyeron que era Irina — tomo la mano de Fredek — Ellos me llamaron impostora.

—La gente está enojada — dice apretando mi mano — Pero pronto nos creerán.

—Hay una señora que me reconoció como Irina y me ayudó a mi y a Petrov a escapar — le cuento con una sonrisa ya que la mujer fue muy amable — Me gustaría que la recompensemos.

—Lo haremos — me sonríe Fredek.

Apoyo mi cabeza en el hombro de de Fredek ya que estoy muy cansada.

Finalmente llegamos al castillo y afuera se encuentra Angéle y Alena.

Al bajar del carruaje ellas se acercan a mi.

—Querida — me abraza Alena — Nos asustaste mucho.

—Estoy bien — le sonrió.

Enseguida se acerca Angéle para igualmente abrazarme.

— No vuelvas a ir — me dice en el abrazo.

—Tranquila — digo mirándola.

—¿Vamos a tu cuarto? — me pregunta Angéle a lo que yo asiento con la cabeza.

Las dos caminamos por los pasillos del castillo hasta llegar a la puerta de la habitación mía, enseguida entramos.

Nos recostamos en mi cama mirando hacia el techo.

—Cuéntame ¿que pasó? — me pregunta ella.

—Nadie me creyó, nadie creyó que era la hija de el rey — mi voz no puede sonar más triste.

—Es normal — me dice ella — Las personas que  dijeron eso nunca antes los habían conocido, solo se dejan llevar por lo que se escucha.

—Entre a una tienda y la señora que trabaja ahí me reconoció, fue muy amable conmigo — miro a Angele.

— Ella supo reconocerte verdaderamente — me sonríe ella —¿Luego qué pasó?.

—Petrov salió afuera a revisar qué pasa y eran los turcos los cuales reconocieron a los guardias y los mataron — le cuento —Luego salimos de la tienda por la puerta trasera y escapamos a las afueras de el pueblo donde  encontramos ese hogar y pasamos la noche ahí.

— ¿Pudieron dormir algo? — me pregunta ella.

—Si — respondo con nerviosismo  — El dormido en la silla y yo en la cama.

—¿Enserio? – pregunta mirándome.

Ella me mira por unos segundos y esa mirada me hace confesar.

—Está bien — digo sentándome en la cama y ella igual — Me molesto verlo dormir en la silla entonces le dije que se recostara al otro lado de la cama.

—Entonces durmieron juntos
— ella aseguró.

—No — niego rápidamente — No es tan así, no pasó  nada.

—Está bien, te creo — dice ella mirándome.

—Ocurrió algo extraño —confesé con naturalidad.

—¿Que? — me pregunta ella.

— En la mañana nuestras manos se cruzaron igual que nuestras miradas. Me sentí extraña — juego con mis manos .

—¿Y que sentiste? — me pregunta con una ceja alzada.

—Como te dije, algo extraño, sentí una corriente eléctrica a través de mi — digo mirándola.

— Eso se llaman sentimientos — ella toma mi mano.

—No puede ser — me pongo de pie — Lo conozco hace muy poco.

— A lo mejor ni tú misma te has dado cuenta — dice ella poniéndose de pie para enseguida salir de el cuarto.

Necesito agradecerle por la protección que me proporcionó.

Salgo de mi cuarto para ir a verlo, pero no sé dónde queda su cuarto.

Un guardia está caminando junto a mí, entonces lo detengo.

—¿Sabe donde está el cuarto de Petrov ? — preguntó a el guardia.

—Si, dobla a la izquierda, la primera puerta — me señala el hombre el camino.

—Gracias — le sonrío para enseguida caminar hacia allá.

Al llegar golpeó la puerta y luego de segundos se abre dejándolo ver a el.

—¿Que pasa? Señorita Irina — pregunta el.

— Deja de decirme señorita Irina, solo dime Irina — digo mirándolo.

—Está bien — el asiente con la cabeza.

—Venía a agradecerte por haberme cuidado — digo mirándolo.

—No es nada — dice pasando su mano por su cabello — Es mi deber.

— Pero gracias igualmente — le sonrió a lo que veo una sonrisa en su cara.

—Nunca dejaré que nada te pase — dice y esas palabras producen algo dentro de mi.

—Gracias — digo sonriendo todavía —¿Dormiste bien?.

—Si — se acerca a centímetros de mi rostro — Y el secreto nadie lo sabrá.

—Si — asiento con la cabeza  nerviosa, su rostro tan cerca me pone nerviosa.

— Ahora dejaré que descanses — digo mirándolo.

—Adiós, Irina — me sonríe.

—Adiós, Petrov — también le sonrío para enseguida caminar hacia mi cuarto.

¿Que me está pasando?

¿Que me estás haciendo Petrov?.

          ❄️❄️❄️

Girls.

Espero que estén bien.

Fredek siempre llega a el rescate, lo amo... como a todos.

Angele es una buena amiga, la francesa es buena.

Petrov.... querido Petrov, eres espectacular.

Las veré pronto

Realeza prohibida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora