Capítulo 38

129 6 2
                                    


Al levantarme de la cama no me siento como todos los días, mi cuerpo no tiene ganas de hacer nada más que estar todo el día recostado.

Apenas logro poder tomar asiento en la cama. Me pongo de pie y me acerco a mi armario para buscar otro vestido negro ya que el anterior lo arrojé a la basura porque estaba completamente manchado con sangre.

Me pongo el vestido negro para enseguida salir al salón.

Hoy es el entierro de Fredek.

Al llegar al salón está Alena, Angéle, Selene y Anya.

Angéle ya no llora, pero su rostro está pálido como si no tuviera vida.

—¿Donde está Lev? —pregunto.

—Está arreglando los últimos detalles para el entierro de Fredek— me dice Alena.

Veo entrar a Lev al salón.

—Vamos —nos hace un gesto con la mano para ir hacia fuera.

Caminamos hacia la entrada del castillo en donde se encuentra toda la gente que habita en el y la de los alrededores.

Las personas me observan y se que deben sentir lástima por mi porque e quedado sola.

Anya y Selene de posicionan más atrás mientras que nosotros nos posicionamos frente al ataúd de Fredek.

Lev toca mi hombro significando que yo pase primero. Me acerco al ataúd.

—Te voy a extrañar mucho Fredek — acaricio el ataúd — Se que tú tiempo de rey no mucho y lo lamento porque Rusia se perdió al mejor rey. Te adoro y se que siempre me acompañarás, en mi corazón.  Te adoro Fredek y quiero que sepas que estoy muy feliz de haber sido tu hermana.

Enseguida beso el ataúd de Fredek para volver a posicionarme junto a Lev, Angéle y Alena.

Angéle me mira para enseguida asentir con la cabeza y caminar hacia el ataúd de Fredek. Veo que dice algunas cosas para enseguida besar también su ataúd y volver junto a nosotros. Cuando ella vuelve al lugar veo que Lev se acerca al ataúd para decir algo y dejar encima su espada. Cuando vuelve Lev Alena se acerca al ataúd y lo acaricia para enseguida volver.

El carruaje empieza a andar entonces nosotros caminamos  atrás de el.

 
             (...)

Al volver vamos hacia el salón y tomamos asiento para comer.

—¿Que pasara conmigo? — pregunta Angéle.

—No lo sé — niega Lev —Tenemos que tomar una decisión  de que vamos a hacer.

— Tenemos una noche larga para poder pensar — dice Alena. Yo solo juego con mi comida.

—Mañana en la mañana tomaremos la decisión— digo mirándolos para enseguida ponerme de pie y caminar hacia mi cuarto.

Al llegar me pongo mi camisola y me recuesto en mi cama.

Miro mi al rededor y solo veo árboles y naturaleza, camino empujando con mis manos las ramas hasta que se acaban y veo una pradera. Camino por la pradera, pero solo veo naturaleza.

—Irina — escucho una voz que pronuncia mi nombre.

Al voltearme no puedo creer lo que estoy viendo. Es Fredek, madre y padre.

—Son ustedes — digo para enseguida correr hacia ellos y abrazarlos —Pero... ¿ como es posible?.

—Hola cariño — madre acaricia mi cabello.

—Hola madre — sonrió. Hace tanto años que no veía su rostro.

—Hola mi cielo —padre me sonríe.

—Hola —  lo saludo también sonriendo.

—Irins — me nombra Fredek.

—Fred — Lo saludo con mi mano.

Tomamos asiento.

—¿Estoy soñando? — pregunto mirando a Madre.

—Si cariño— hace una pausa—Pero nosotros vivimos en tus sueños.

—Estoy tan feliz de volverlos a ver — digo mirándolos.

—Y nosotros a ti, mi niña — padre acaricia mi mano.

—Pero ¿porque los veo? — pregunto—No es que me moleste al contrario, pero es que es extraño.

—Sabemos que tienes que tomar una decisión  — dice Fredek

—Y queremos ayudarte —toca mi hombro padre— Ya Sabemos lo tuyo y lo de Lev.

—¿Están enojados? — pregunto preocupada.

—No cariño — madre me abraza y acaricia mi cabello.

—¿Enserio? — pregunto observando a padre y Fredek.

—Claro — me sonríe el  — Se que el amor que se sienten es más grande que el lazo que los une como familia.

—Tenía tanto miedo de que supieran — digo mirándolo, pero todos me dan una sonrisa.

—No tenias porque tener miedo — me dice Fredek acariciando mi espalda —Somos  tu  familia y nunca te juzgaremos.

—Los Quiero tanto — digo con lágrimas en mis ojos.

—Es la hora de que te hagas cargo — dice madre — Te creíamos para este momento.

—No entiendo — digo mirándolos.

—Tienes que hacerte cargo del país junto a Lev— me sonríe Fredek — Sabemos que ustedes juntos lo harán bien.

—Cofiamos en Ustedes — dice padre.

—¿Pero y si me equivoco? — pregunto con una ceja alzada.

—No lo harás —madre toma mi mano y la aprieta con sus dos manos —Yo confío en ti.

—Gracias — digo para enseguida ponerme de pie.

—Ya es hora de irnos — dice padre.

— Es hora de que vayas y seas feliz — dice Fredek.

—Antes de irme necesito un abrazo de ustedes por... — los miro —Por si no los vuelvo a ver.

Vivimos en tus sueños, siempre que tengas algún temor, una duda o te sientas sola  estaremos ahí para ti — me sonríe mamá.

Enseguida los cuatro nos abrazamos para enseguida separarnos.

— Los amo — digo lanzándole un beso.

—Y nosotros a ti — dicen los tres al mismo tiempo.

Abro mis ojos y observó el lugar, estoy en mi cuarto.

Realeza prohibida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora