Capítulo 30

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Camino por el largo pasillo para enseguida doblar y entrar al salón, al entrar lo primero que veo es a el sentado.

—Hola — me saluda.

—Hola — digo fríamente.

—Toma asiento, cariño — hace un gesto con la mano

Tomo asiento en la silla que está frente a él.

—Te ves radiante hoy — me sonríe.

— Gracias — digo mirando hacia la mesa.

Dos mujeres se acercan y dejan plato de comida para mi y para el.

— He pedido que preparen el mejor plato turco, solo para ti — dice el.

—No tenías porque molestarte... — le sonrió de una forma cínica —Porque  yo no como la comida de mis enemigos.

— Tienes una personalidad despampanante — dice para enseguida llevarse el tenedor a la boca que tiene comida —Nunca había conocido a una mujer como tú antes.

—Puede que sea especial — digo mirándolo —Pero hubo una mujer que me enseñó a ser así. Mi madre.

—Alisa Ferri. Ya veo de dónde sacaste esa belleza — apoya sus manos en la mesa — Tú padre tuvo mucha suerte.

—No es suerte, es amor —respondo para enseguida tomar de la copa que contiene vino.

— Tuve varias esposas en mis últimos años, pero ninguna tenía esa energía que necesito — dice para enseguida apuntarme —Pero creo que tú tienes lo que necesito.

—Nunca me casaría con alguien como tú — digo para enseguida ponerme de pie.

El también se pone de pie y se acerca a mi.

—Puedo hacerte muy feliz — dice pasando su mano fría por mi mejilla.

—No necesito que nadie me haga feliz — digo mirándolo. Estoy apunto de avanzar, pero el me acorrala en la pared.

— Eso es lo que crees tú —
Sus dedos acarician mi brazo.

— Que Dios tenga piedad de la mujeres que estuvieron contigo — digo con una mueca de asco.

—Te haré feliz — me sonríe el —Como nadie — su mano levanta lentamente mi vestido.

No puedo dejar que lo haga.

—Déjame — digo entre dientes.

—Solo jugaremos un poco — dice tocando mi pierna.

Mi mano impacta fuertemente en su mejilla haciendo voltear su cara.

— Eres un hombre repugnante— digo para enseguida salir del salón y caminar hacia mi cuarto lo más rápido posible.

Al llegar los guardias abren la puerta y entro a mi cuarto. Al entrar me siento en mi cama.

No puedo evitar que salgan las lágrimas.

Me siento sucia, sucia al ver que el hombre toco mi cuerpo .

Agradezco que no allá pasado nada mas.

La puerta se abre. No tengo ganas de mirar quién es.

Tengo mi rostro oculto entre mis manos.

—Señorita Irina — el me habla.

Apartó las manos de mi cara para verlo.

—¿Está usted bien? —pregunta mirándome. Yo niego con la cabeza mientras las lágrimas salen de mis ojos.

El se acerca y se sienta junto a mi.

—El... el me toco —pronunció apenas mientras observó el piso.

—No se que decir — dice el — No hay ninguna palabra que pueda aliviar eso.

— Es el hombre más asqueroso que e visto en mi vida — digo todavía llorando.

— La verdad es que siempre lo odie — me confiesa —Y el lo sabe,  por el no vendría a esta misión, pero el sultán me aprecia mucho.

—Deseo marcharme a casa para irme lejos de esa bestia — digo pasando mis dedos por mi rostro para poder limpiar las lágrimas.

El no dice nada solo nos mantenemos en silencio por unos minutos.

—Yo las ayudaré a salir de aquí — dice el  a lo que yo lo miro.

—¿Que? —preguntó sorprendida.

— Las ayudaré a salir de aquí. No puedo ver sufrir a mujeres como ustedes — dice el mirándome.

Automáticamente aparece una sonrisa en mi rostro.

—Gracias — digo para enseguida abrazarlo fuertemente.

—No es nada — responde el en el abrazo. Enseguida nos separamos.

—No te preocupes Rusia te protegerá como si fueras un habitante más, las chicas y yo estaremos en deuda contigo hasta la muerte — le sonrió.

—Después de esto necesitaré un nuevo hogar porque creo que Turquía no me recibirá de nuevo — los dos soltamos una pequeña risa.

—Necesito armar un plan—digo mirándolo —Necesitamos avisarles a las chicas.

—Cuando se los digas ningún guardia debe escuchar porque o si no nuestro plan se ira a la basura y me cortarán la cabeza por traicionar al país  — dice el seriamente.

—Claro. Seremos lo más discretas posible— le sonrió.

—Okey —asiente el con la cabeza para enseguida salir.

Estoy tan feliz de que por fin vamos a salir de aquí gracias a Belma, el se a ganado mi corazón.

Salgo del cuarto en dirección al del frente donde deben estar las chicas.

Golpeó la puerta para enseguida abrirla, todas me miran.

—Hola cariño— me saluda Alena.

—Hola— sonrió.

—¿Que pasa? — pregunta Coline.

—Vamos a poder salir de aquí — digo mirándolas.

Su expresión de asombro es magnífica.

—¿Es Enserio ? — pregunta Angéle poniéndose de pie.

—Claro — tomó sus manos — No jugaría con algo como eso.

—¿Y como lo haremos? — pregunta Selene.

— Belma dijo que nos ayudaría salir de aquí—digo mirándolas.

—¿Belma? Pero si el está conTurquía — dice Alena.

—Pero el no quiere vernos sufrir — les cuento.

De repente se abre la puerta y Todas lo callamos, enseguida vemos que es Belma.

—Señoritas — las saluda el.

—Belma — dicen todas al mismo tiempo.

—¿Se los dijo?— pregunta el mirándome.

—Si— digo mirándolo.

— Ya pensé el plan señoritas — nos dice el — Osman hará su caminata matutina que dura al menos 15 minutos, eso será suficiente. Les diré a los guardias qué hay algo extraño pasando en el perímetro contrario donde se encuentra Osman para así dejar libre la puerta principal y poder irnos.

—¿Y que día ocurrirá esto? —pregunta Angéle.

—Mañana mismo.

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