Cinco días en las mazmorras, mientras los de arriba observan a un rey discutir con su juez supremo mi incierto destino, yo sólo cuento prisioneros mientras espero "van treinta y seis nuevos hoy, y doce que se van, vete tú a saber dónde". Apoyado en una pared mugrienta y fría recuerdo el porqué estoy aquí desde hace medio ciclo... y me hierve la sangre. No sería así si yo me lo hubiera buscado, pero no es el caso, no he cometido ningún crimen "ninguno grave", y yo he sido el más afectado... Al rato me quedo dormido, sin saber en qué hora vivo, esperando tener un sueño placentero sin demasiado éxito.
"Yo aguantaba cerrada la boca de mi hermana para que no nos oyeran, al mismo tiempo que miraba fijamente la puerta desde debajo de la cama. Había entrado en un estado de tensión que pocas veces tuve la mala suerte de experimentar, mi tía estaba ya muerta, aunque, teniendo en cuenta la poca relación que tenía con ella a esas alturas, la verdad es que para mi no era una gran pérdida, lo único que me importaba en ese momento era la seguridad de mi hermana, la cuál tenía a mi lado. Estaba tan nervioso que las gotas de sudor bajaban por mi cara como riachuelos en temporada de lluvias, como canales de una ciudad costera tras las inundaciones de Abril. No podría describir el temor que le tenía a que le pasara algo a mi hermana, entonces fue cuando entraron en la habitación, y empezaron a rebuscar, tirando todo a su paso, luego una mano levantó las sábanas..."
Un guardia de palacio me despertó a bofetadas, estaba algo confuso, por quinta vez había soñado con aquello. Me levantó y me empezó a quitar los grilletes mientras me hablaba.
-Mile Grayden... es así, ¿no?
-Si...
-Bien... el juez Brandeur ha solicitado una audiencia con usted, puede que sea su día de suerte.
-No lo creo... de todos modos espero que haya reflexionado sobre aquello.
-Yo no se nada, lo único que sé es que pocas personas han tenido el honor de ser invitados a una audiencia privada con él.
-Ya, claro... solo llévame con él, ¿si?
-Claro claro, pero ni se te ocurra intentar nada ¿de acuerdo?
-Vale, pero... ¿podrías darte prisa en quitarme esto? Ya casi los empiezo a sentir como una segunda piel...
-Si hombre, pero tranquilo, te vamos a poner otros, no somos tan descuidados como para dejar a un preso con las manos sueltas.
-Sería demasiada suerte...- terminó de quitarme los grilletes, y antes de que me diera cuenta ya me estaba poniendo otros, pero bueno, al menos ya no estaba anclado a la pared.
Con las manos atadas de nuevo, el soldado me sacó de la celda, y me dirigió a las escaleras, mientras pasábamos entre las celdas iba viendo como los presos, ansiosos por salir, me miraban con envidia, y también pude ver al carcelero, fumando apoyado en una máquina de tortura con sangre seca sobre ella, me miraba pensando que quizás me mandaban aquí de nuevo, y me sometían a cualquiera de esas crueldades, pero yo presentía que no iba a ser así.
Al poco pisé el primer escalón, de unas escaleras que ascendían al mundo que conozco de toda la vida, un mundo no muy alegre... un mundo cruel, muy cruel, tanto como el mismísimo infierno, o, quizás, más cruel y oscuro todavía en los tiempos que corren...

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El último purgador
FantasyMile es un mercenario que es encarcelado con la excusa de haber cometido un crimen que, en realidad, él no cometió, matar a lo que le quedaba de familia, el juez Brandeur le da una oportunidad de volver a la sociedad gracias a servicios prestados al...